El Lakers-Celtics será siempre el plato estrella del rico y variado menú elaborado por Mr. Stern. Ni los Tres Amigos, ni los mejores Spurs…ni una plantilla integrada por 12 Blake Griffins. Lo que pase en el gran duelo siempre tiene una trascendencia mayor. Se juegue el partido a las puertas de los playoffs o recién estrenadas las primeras zapatillas de la temporada.
Lo sucedido en el Staples hincha el orgullo verde y puede llevar a dudas en el universo oro y púrpura. Trece puntos de diferencia; triunfo del Big Three vs los 41 de Bryant; missing in ¿combat? de Bynum y Pau. Estamos a las puertas del All Star, a años luz todavía del momento caliente de la temporada pero poco a poco unos y otros nos van mostrando sus cartas…
Meej
Lakers y Celtics parecen haber invertido su situación respecto del año pasado. Entonces parecía que los Celtics iban dando tumbos durante buena parte de la temporada mientras los Lakers controlaban cómodamente su conferencia, pero una espectacular reacción de los Celtics en playoffs estuvo a punto de darles el campeonato.
Este año los Lakers no terminan de jugar con regularidad y difícilmente alcanzarán a los Spurs, mientras que los Celtics son por lo visto hasta ahora los grandes favoritos al anillo. Sin embargo, no se termina de percibir preocupación en los Lakers, confiados en que mantienen el mismo bloque que ha sido suficiente para conquistar los dos últimos campeonatos. Es posible que ese exceso de confianza les pase factura, y que no puedan apagar y encender el turbo a capricho, pero lo que está claro es que nada de lo que pase ahora es decisivo, y ambos lo saben.
Andrés Monje
Sensaciones contrapuestas ofrecen, a estas alturas, los dos finalistas del curso pasado.
Por un lado, los Celtics son, junto a los Spurs, los que mejores sensaciones de eficiencia colectiva ofrecen -destellos puntuales de Miami aparte-. Su nivel defensivo sigue siendo magnífico y su batería interior, aunque veterana, parece plagada de recursos para mermar o incluso abatir a cualquier rival bajo cualquier contexto. Los ‘verdes’, más experimentados y orgullosos que nunca, caminan firmes hacia la gloria, aunque siempre sin perder de vista las, para ellos más si cabe, temidas lesiones.
Más dudas parecen sembrar los vigentes campeones. En Los Angeles son conscientes de que, ante grandes retos en forma de partidos ante equipos punteros, el bloque no ha dado la talla y ha sido superado con facilidad. Los Lakers vienen siendo el ejemplo perfecto de hacer ‘sólo lo justo y necesario’ en regular season y exhibir sus armas en la fase decisiva. Generalmente, salvo algunos desagradables sustos, con éxito. Con mejor banquillo que nunca en la ‘era Gasol’ y Bryant totalmente controlado en la rotación para llegar fino a la recta final de temporada, Phil Jackson no ve demasiados motivos para desatar crisis precipitadas. Sin embargo, la excesiva autosuficiencia, la preocupante dependencia de Bryant y la casi habitual falta de actividad defensiva son aspectos a trabajar. Cierto es que los estudiantes tan brillantes tienen mayor facilidad para alcanzar objetivos… pero, incluso para ellos, demorarlo demasiado puede derivar en un camino cuya única dirección sea el fracaso.
Juan Carlos Serrano
Dominador absoluto en la historia NBA, la retirada de Phil Jackson cerrará la primera edad moderna del baloncesto. En él se dio lo inevitable de la cadena evolutiva, y así, frente a sus orígenes defensivos, sustrato base de cualquier anillo, el legado que dejará será uno de exaltación del talento individual. Como el año pasado se ha degradado el triángulo ofensivo, pero el error consiste en pensar que es una decisión frívola de Bryant. Y no, la fluidez insultante de este sistema no es fácil ni se abandona a voluntad. Por mucho que digan vacas sagradas como West, las fluctuaciones de energía son lógicas cuando buscas tu 4ª final consecutiva, y no son sino buenas noticias que Kobe, preocupante en noviembre, aún pueda meter 41 a la mejor defensa. Dos rivales en el Oeste: contra San Antonio debiera moverse en esas cifras, y contra Oklahoma tendrá que pegarse a Westbrook.
No tener a un Bryant supone en Boston que más gente tenga que ir a tope cada partido, y por eso caen más de la cuenta contra mediocres desde el curso anterior; porque la rabia enfermiza que mantiene a Garnett en la élite no se puede extender a todos cada noche. A cambio, su esfuerzo es más legible como toda obra postmoderna (San Antonio o Detroit en la pasada década, volviendo al tema de las edades del baloncesto) que se precie, siendo el mejor equipo duro y ortodoxo; con equilibrio dentro-fuera, la conexión Rondo-Garnett, 1×1 y búsqueda de tiros para Pierce y Allen. Sabiendo lo que sufre Bosh con KG, y que Perkins y Davis serán los pívots dada la senectud de los O’Neal, la batalla interior y su problema del rebote plantea si no es más temible Howard que la propuesta todavía vulgar de Miami. Diría que no.
José Navas
La victoria frente a los Lakers va mucho más allá de la revancha por la última final perdida.
Los Celtics demostraron que tienen mucho mas fondo de armario del que tenían la pasada temporada. Como la pasada campaña, Rondo, Allen, Pierce y Garnett son la base de los Celtics, la columna vertebral de un equipo sobre el que casi todo el juego en ataque de los verdes basa su efectividad. Las pasadas finales todavía nos dejan la duda de que si con Kendrick Perkins los Celtics hubieran podido ganar ese séptimo partido, lo que está claro que este año el problema de efectivos en el juego interior está mas que cubierto, con Kevin Garnett a un excelente nivel, un Shaquille O´Neal que aunque no es el de hace 10 años sigue dando buenos minutos en cancha, desde el banquillo dos seguros de vida, Glen Davis que está opositando a ser el mejor sexto hombre y Kendrick Perkins, recuperado de su grave lesión de rodilla y que poco a poco cogerá la forma perdida, sin olvidarnos de Jermaine O´Neal con el que Boston trabaja para que llegue en la mejor forma posible para playoffs.
Todos involucrados con la causa celtica para lograr el 18º, parece que en L.A., no tienen tanto hambre de victoria.
J.R. Sanchis
Perder contra Miami el día de Navidad, duele; caer tres días depués contra SA y unos 20 días después contra los Mavs, también. Pero que el rival más directo -en anticristo en la galaxia laker– viole el templo sagrado es algo más que un sacrilegio. Si además te saca las vergüenzas a pesar de la kobedependencia -alabada y criticada a partes iguales-, el pecado alcanza dimensiones a la tropelía cometida por Adán y Eva.
Es muy pronto para pensar en quién va a saborear la jugosa manzana. (Lo siento por los aficionados, pero no serán los Knicks). Muchas voces críticas se han escuchado desde dentro de la organización después de un gran inicio de temporada. Al coach Jackson y a Jerry West se les une ahora las de su GM Mitch Kupchak y su ex estrella Magic Johnson. No hablan de pérdida de gas, ni de intensidad defensiva. Reclaman un intercambio para salir de las turbulencias. La exigencia es grande en la franquicia, más sobre todo después de tres finales consecutivas y dos anillos. Las buenas piernas de los Spurs y derrotas como ésta crean incertidumbre entre los hombres de traje y corbata.
¿Realmente necesitan recurrir al mercadeo fenicio? Máximos favoritos por el Oeste para estar en la final.
Jorge Roche

Lakers y Celtics. Verde contra púrpura. 17 títulos frente a 16. Kobe contra Pierce. Una rivalidad forjada desde hace años y que cada temporada se espera como agua de mayo. El domingo pasado volvió el duelo, esta vez en el Staples Center. Los Celtics, que llegaban líderes del Este, acudían al fortín de los Lakers. Un fortín que no se muestra tan recio como en anteriores temporadas y en el que los angelinos sumaron su séptima derrota (18-7) como locales por 109-96.
Ni los 41 puntos exhibidos por Kobe Bryant pudieron ocultar una realidad muy obvia a día de hoy. Los Celtics son y tienen más equipo que los Lakers. Con Paul Pierce al frente y los mordientes Kevin Garnett y Ray Allen, forman el verdadero Big Three de la NBA. A esos valores hay que sumarle Rondo, un base que sin hacer ruido se va hasta las 12,6 asistencias por noche, y los interiores Glenn Davis y el recuperado Kendrick Perkins. Dos jugadores que lo dan todo sobre la pista y que en ningún momento permiten que baje el ritmo del equipo. Todos estos valores unidos a uno, Doc Rivers, vapulearon con brillantez a unos angelinos protagonizados por el individualismo de Kobe Bryant. Pau atizó al escolta tras el partido -llevaba razón el jugador-, pero el español debería mirarse antes de saltar al ruedo. No está como siempre, la flaqueza asoma en su juego y el regreso de Bynum a la pista no le ha beneficiado en absoluto. Sufre como 4, le obligan a abrirse y eso se ha notado en su rendimiento. Si a esto le sumas que la segunda unidad -excepto Odom– no carbura, todo se ve influenciado en la irregularidad y el juego plano que muestran los de Phil Jackson. Tras el partido, Mitch Kupchak anuncia que habrá cambios. ¿Quién lo cree? Me faltan manos para decidir que jugadores me podrían sobrar de LA. Bynum, Fisher, ¿Artest?… ¿Quién quiere sus contratos? Difícil …
Sin embargo, ni unos son tan buenos, ni otros son tan malos de repente. Simplemente es el calentamiento. A partir del All-Star se verán de que son capaces los equipos y Celtics y Lakers demostrarán que tiene equipo de sobra para volver a repetir puesto en las finales. ¿Quizás el "threepeat"? ¿Tal vez el segundo anillo para el Big Three? ¿Posibilidades? Muy amplias, pero no me cabe ninguna duda de que ambos equipos llegarán lejos en la post-temporada.
Igor Minteguia

Los Celtics le tenían muchas ganas a los Lakers y saciaron su sed de venganza con una victoria convincente en el Staples. Fueron 13 puntos de ventaja para la franquicia verde, pero la diferencia entre la imagen ofrecida por unos y otros va mucho más allá.
Boston se mostró como una máquina de jugar al baloncesto. Sus jugadores casi juegan de memoria, se mueven en la pista como ningún otro equipo, dando muchas facilidades a Rondo para que dirija la ofensiva verde. Cada uno conoce su rol y tienen 3 jugadores super clase (Allen, Pierce y Garnett) que siguen ofreciendo un rendimiento de gran nivel y que, lo que es más importante, mantienen intacto su instinto asesino y sus ambiciones deportivas.
No se puede decir lo mismo de unos Lakers que parece que afrontan la Regular Season como un trámite que hay que superar antes de afrontar los Playoffs. Se dedicaron a dejar en manos de Kobe su suerte, con un Artest en “modo destructivo” y con Pau a muy pocas revoluciones por minuto. En estos momentos les falta pegada, pero… todo es posible con los Lakers de Phil Jackson. Podrán llegar a las eliminatorias por el título, calentar motores, ponerse el mono de trabajo y jugar como un equipo campeón. No sería la primera vez.
Gerard Solé

Clásico ante clásico, Celtics y Lakers han sido más que unidos por el devenir de la historia hasta convertirles en una rivalidad pràcticamente única. Y, centrándonos en esta temporada, la confección inicial de la plantilla dejaba una comparación muy igualada.
Pero el tiempo ha demostrado que el proyecto más ambicioso ha sido el de los Celtics. Sí, muchos jugadores en sus etapas finales como es el caso de Garnett, Allen o los dos O’Neal, pero, con el paso de los partidos, han demostrado tener un equipo más sólido y con menos fisuras que unos Lakers demasiado, si me permiten la expresión, "achampanados". Me explicaré, comenzaron de forma totalmente arrolladora, pero, con el paso de los días, estos Lakers han perdido fuelle. Sólo Kobe aparece en las grandes ocasiones y muchas veces incluso en las pequeñas para evitar sonados triunfos (o intentarlo como en el caso de la derrota en el Staples ante Sacramento). Pau ha bajado su aportación al equipo y ya no es el Pau que dominaba tan a placer la zona en los primeros encuentros con números de MVP. Y no hay mucho más que hablar, ya que, destacada, sólo consideraría la aportación de banquillo de un Shannon Brown que va creciendo en importancia con una mejora realmente impresionante de su rango de tiro.
El presente de los Lakers es gris, pero veo un futuro más tirando a negro si no se consigue ningún intercambio. Ahí, quizás, es donde entraría el nombre de Marc Gasol, un jugador que ya ha sido muchas veces elogiado por el mismo Phil Jackson o, quizás, incluso, un Chris Kaman al que no quiere "el hermano pobre". En el TD Banknorth Garden, por el contrario, el futuro es lleno de luz. Pese al bajón en los últimos partidos de un siempre intensísimo Rondo, los Celtics andan con paso firme y nadie se atreve a discutirles que serán los grandes candidatos a mojar la oreja a los "Beach Boys" de Miami. Es más, sinceramente pienso que es el equipo que más problemas puede poner a los Heat, ya que son un estilo de juego completamente diferente. Otra cultura, con muchos años, pero otra cultura. En Boston, el talento se aparta para dar entrada a un coraje y una garra única en la liga, ya te llames Rondo, Allen, Pierce o Semih Erden. En los Lakers, en cambio, rodeados por la fama y la elegancia de Hollywood, no existe ese coraje extra. Ésa es la gran diferencia entre Los Angeles y Boston. Talento sin fin ante coraje envidiable