“Definitivamente, he crecido. Ahora soy capaz de crear más juego, de pasar más el balón y de decidir más”. (Danny Granger).

A estas alturas a nadie debe sorprenderle el rendimiento de Danny Granger, un jugador que afrontaba esta temporada como la de su asentamiento definitivo en la élite. Los analistas no encontraron un patrón para definirle cuando jugaba para los Lobos de New Mexico. Para muchos poseía las cualidades en ataque de Rashard Lewis y la intensidad defensiva de Josh Howard. Para otros es un nuevo Scottie Pippen pero con mejor tiro exterior pero menos eléctrico. Lo cierto es que Granger ha sabido crecer en los Pacers, equipo al que llegó tras ser seleccionado en decimoséptima posición en el draft del 2005. Todas las esperanzas en el puesto de alero estaban depositadas en Marvin Williams, de North Carolina, elegido número dos por Atlanta. Tras cuatro temporadas, no se avista límite a la evolución del Pacer, mientras que Williams se ha afianzado como titular pero se encuentra a mucha distancia del genial swingman de New Orleans.

Granger es, hoy en día, el jugador més en forma de la liga junto con LeBron James y Dwyane Wade, dos de los más firmes candidatos en el repoker de candidatos donde también podrían entrar Chris Paul, Kobe Bryant y Dwight Howard. Es uno de los mejores jugadores encarando la canasta desde fuera. Hablamos de un escolta-alero con un buen tiro (40% en triples) al que le encanta postear exhibiendo sus grandes cualidades físicas, bien superando a los pívots rivales en ataque o bien sorprendiendo con un estratosférico tapón. Además, es uno de esos jugadores inteligentes y con una capacidad innata para emerger cuando el partido está más "caliente". Destacable es, en este sentido, el buzzer beater en la victoria ante los Suns el pasado 7 de enero. Memorables también resultaron sus recientes enfrentamientos ante Kevin Martin (Kings) o Jamal Crawford, en un mano a mano que acabó con 15 puntos para cada uno en el último cuarto. Esta temporada promedia 26.5 puntos,con 5 rebotes, 3.5 asistencias, una recuperación y 1.4 tapones y ha superado el umbral de los 40 puntos en tres ocasiones.

Danny Granger, desde que llegó a la NBA coincidió con buenos aleros como es el caso de Pedja Stojakovic o Al Harrington. Esto le permitió jugar de escolta, explotando todas sus virtudes físicas y llevando a la zona a su par, donde siempre jugó con ventaja. La llegada de Dunleavy al equipo permitió a Indiana contar con dos jugadores muy polivalentes, capaces de desarrollar su juego en tres posiciones distintas como se pudo ver ya a lo largo de la temporada pasada. Ya entonces se pudo ver la consolidación de su progresión, acabando con una media de19 puntos. La ausencia por lesión de Dunleavy jr -reapareció con el año nuevo tras su baja en pretemporada- ha permitido a Granger asumir más protagonismo exhibiendo niveles de aglutinamiento en ataque que sólo presentan gente como LeBron James, siendo superado por Kobe Bryant, Dirk Nowitzki o Dwyane Wade, el jugador que más lanza en toda la NBA. El retorno de Dunleavy, sin embargo, no ha afectado al rendimiento anotador del Lobo. En los cuatro partidos que han jugado juntos, Granger no ha bajado de los 28 puntos y el equipo de los 113. También hay que reseñar que no todo han sido buenas noticias ya que defensivamente dejan mucho que desear en parte por la dirección "loca" de dos bases meramente ofensivos como son TJ Ford y Jarrett Jack.

Sin duda alguna, es muy pronto para hablar de Granger como un jugador que puede superar a Reggie Miller como mejor jugador en la historia de los Pacers. Sin embargo, los más eufóricos ya empiezan a pregonarlo. Comparten eso sí, la capacidad de liderazgo, decisión y un físico semejante, aunque es más atlético el futuro aspirante a la sucesión.

Como decíamos al principio, nadie se sorprendería si Danny Granger esté presente en el All Star Game, como preludio de una carrera estelar. Valga que el equipo sea una medianía dentro del "Gran Circo" pero no es de esos jugadores que engrosan sus números como líder de un mal equipo. Como él bien dice, es un jugador que se siente dominador del tempo de juego en muchos partidos. Los buenos oráculos ya anunciaban esta virtud en los moch drafts del 2005, cuando todos le ubicaban en el Top Ten. Después de cuatro años ya se ha situado a la altura de Deron Williams y empieza a seguir la estela de Chris Paul. Ambos representaron las dos joyas de aquel draft. La tercera ha acabado de pulirse cuatro temporadas después.