“Soy solo un chico de Akron”, fue la frase que acompañó a LeBron James a lo largo de sus 20 años jugando en la NBA. Ese chico que se crió en una pequeña ciudad del estado de Ohio, obtuvo el mote de “rey”, por sus hazañas y logros conseguidos, algunos de los cuales marcaron una época. Hace algunas horas, reafirmó ese título nobiliario tras convertirse en el líder histórico de la liga estadounidense en puntos anotados. Sí, ningún jugador en toda la historia, anotó más puntos que James en su carrera.
LeBron necesitó 14.052 lanzamientos para superar a Kareem Abdul-Jabbar y hacer historia como el jugador con más tantos anotados con 38.390. En detalle, la superestrella de la liga tiene los siguientes números: en su primera etapa con Cleveland Cavaliers acumuló un total de 15.251 puntos en siete temporadas, con la camiseta de Miami Heat sumó 7.919 en cuatro campañas, mientras que en su regreso a la franquicia de Ohio agregó otros 7.868 en otras cuatro temporadas. En su paso por Los Ángeles lleva anotados 7.323 desde 2018.
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El recórd se rompió a falta de 10.2 segundos para el final del tercer cuarto. LeBron recibió el balón de Russell Westbrook, giró ante la marca de Kenrich Williams y anotó un tiro en suspensión ante las cámaras de los celulares que se prendieron en el Crypto.com Arena. Las entradas para ver jugar el partido más epistolar de la carrera del Rey oscilaban entre los 400 a los 200.000 dólares, para lo que fue una noche memorable. En el registro anecdótico quedará el resultado del partido, 133-130 a favor de Oklahoma City Thunder, el equipo que quedará para la posteridad cuando dentro de muchos años se repase este momento bisagra para el básquet contemporáneo.
En la NBA, una liga que venera las estadísticas y los récords, el partido se detuvo para homenajear a James, quien recibió el saludo del monarca regente, Kareem Abdul-Jabbar, el cual le entregó un balón simbolizando el pasaje del cetro que posee el máximo anotador. En un juego en el que las asistencias son casi tan importantes como las anotaciones, James está en primer lugar en una lista y en cuarto en la otra. Sobran las razones para posicionar al veterano de 38 años como el dominador absoluto del baloncesto en el siglo XXI y el único que puede sentarse con Michael Jordan en la mesa de los mejores de todos los tiempos. La discusión sobre quién es el mejor seguirá eternamente, pero el chico de Akron sumó una razón más a la lista para ser elegido en ese debate.
DATOS Y ESTADÍSTICAS DEL REY
Kareem jugó 1.560 partidos y acumuló más de 57.000 minutos a lo largo de su carrera con Los Ángeles Lakers y Milwaukee Bucks. Se convirtió en rey en abril de 1984, y se mantuvo en el reinado a lo largo de cinco temporadas para despedirse del básquet con la descollante cifra de 38.387 puntos anotados. Ese récord se mantuvo durante casi 40 años, hasta que un chico de Akron logró romperlo. Además, James necesitó 1.410 partidos para alcanzar el reinado de la liga, 150 menos que la gran estrella que jugó en Los Ángeles en la década del ‘80.
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Además de los 38.390 puntos que lleva en fase regular, es el anotador top en el historial sumando los juegos de playoffs con 7.631. En ese tramo de la campaña, el que define a las estrellas de los grandes jugadores, encabeza otras categorías como más lanzamientos convertidos, mayor cantidad de robos, triunfos y partidos disputados en la postemporada. Quizás uno de los registros que hablan de la capacidad anotadora y la supremacía anotadora de LeBron sea el que indica que tiene más partidos de 50 puntos que juegos con menos de 10 tantos (solo nueve en su carrera).
LA PROFECÍA
De manera poética, LeBron parece haber cumplido una profecía, que lo señalaba como el heredero del trono sagrado de la liga. Antes de recalar en la NBA, una tapa de Sports Illustrated indicaba que era “El elegido” y 20 años después, puede decirse que ese título fue tan preciso como revelador. Finalmente, un 7 de febrero de 2023, James llegó a la cima más alta, cruzando un sinfín de obstáculos y de adversidades, como perder 6 finales, dolorosas lesiones, soportar que lo llamen traidor en su ciudad natal o tener que liderar la franquicia más prestigiosa de la NBA tras la muerte de Kobe Bryant, símbolo de Los Ángeles. Una vez más, el Rey indiscutido de la liga demostró que puede con todo y que su reinado recién empieza.