Los últimos días el caso de Eric Snow es quizás el que más atención mediática esté despertando, por su posible paso a los banquillos de la NBA. En el año 2003 firmó un contrato con los 76ers hasta el 2009, muy bien pagado por la importancia que tuvo en el equipo liderado por Iverson y que llegó a las finales de la liga, donde Snow destacó por sus habilidades en la defensa, además del tiro a media distancia, la dirección y la intensidad. El declive físico, debido a la edad y a diferentes lesiones, ha hecho que únicamente haya disputado 22 partidos este curso, y ninguno de ellos en los últimos meses de competición, debido a una lesión de rodilla que todo indica pondrá fin a una brillante carrera como jugador.
Sin embargo, las cosas de palacio van despacio, por lo que durante unos cuantos días tendrá que arreglarse el clásico papeleo en su actual franquicia para determinar todos los detalles de esa retirada, desde la cobertura del seguro hasta la creación de una excepción salarial por la que los Cavs podrían moverse en el mercado con el hueco dejado por su contrato.
Llegados a este punto, ya hay varios equipos que se han mostrado interesados en contar con Snow como assistant coach la próxima temporada, habiendo solicitado permiso a los Cavs para negociar con el aún jugador. Probablemente el equipo mejor posicionado hasta el momento son los Bobcats de Charlotte, donde Snow volvería a encontrarse con el entrenador que mejor rendimiento consiguió sacarle como jugador, Larry Brown, aunque incluso se ha rumoreado el nombre de Snow como uno de los candidatos al puesto de primer entrenador en los Bulls, sustituyendo al cesado Jim Boylan, sustituto a su vez de por causas extradeportivas. Pese a todo, parece complicado que pueda conseguir un sitio en un equipo tan competitivo como los de Cleveland la próxima campaña.
No debemos olvidar que el nombre de Traylor es uno de los más destacados cuando recordamos las operaciones habituales que las franquicias NBA realizan en la noche del draft. Allá por 1998 los Milwaukee Bucks estaban muy interesados en la adquisición de Traylor, un jugador muy prometedor tras su brillante paso por la universidad de Michigan. Ante el temor de que no estuviese disponible con el pick que poseían los Bucks, decidieron negociar para adelantar posiciones en el draft. Consiguieron hacerlo llegando a un acuerdo con los Mavs, intercambiando la posición #6 por la #9 y la #19, operación que terminó siendo un desastre para los de Wisconsin por dos motivos: por un lado Traylor no dio el resultado esperado, y por el otro los Mavs aceptaron ya que su objetivo era un jugador que no sonaba para ninguna franquicia en los primeros puestos del draft, por lo que estaría disponible también en el noveno lugar, un desconocido alemán que respondía al nombre de Dirk Nowitzki.
Y es que en la NBA todo es siempre más complicado de lo que parece al principio.