Construir un proyecto faraónico conlleva una carga de presión sobre los jugadores que puede resultar difícil de soportar. A cambio, facilita otras cosas. Como las opciones de encontrar un recambio que complete la plantilla. El mejor ejemplo lo han vuelto a dar los Miami Heat, que el mismo día que anunciaron la operación en el pulgar derecho que mantendrá a Mike Miller alejado de las canchas has enero (como poco), ficharon al que será su sustituto: Jerry Stackhouse.
El otrora All-Star ha llegado a ese momento en la carrera de todo buen veterano en el que se puede permitir el lujo de dejar pasar algunos meses hasta que se presenta la opción de firmar por un buen equipo. Ir a su ritmo en la preparación y adaptar el año a sus posibilidades. La temporada pasada firmó por los Bucks en enero, demostró ser un muy buen suplente y ayudó en el camino a los playoffs de un equipo muy serio, pero ahora la oportunidad se ha presentado antes y con unas miras mucho más altas: la conquista del anillo.
Por eso el dinero no es problema y el salario mínimo (que en su caso asciende a cerca de 1.5 millones de dólares) ha bastado para convencerle. Él se limitó a hacer su trabajo, se mostró en muy buena forma durante los entrenamientos privados que hizo para el cuerpo técnico de la franquicia y ya pertenece a la disciplina del equipo. Era un deseo que ya había dejado ver (como tantos otros veteranos) durante el verano, y que por supuesto no escondió en las horas previas. “¿Vas a ser jugador de los Heat?”, le preguntaron. “Crucemos los dedos”.
Ahora el deseo se ha cumplido y se reencontrará con Dwyane Wade en otra pelea por el título, aunque ahora en el mismo bando. No tardó en darle la bienvenida el superatlético escolta, que a través de Twitter le recordó las Finales de 2006 en las que su actuación a rachas sobrehumana consumó la derrota de unos Dallas Mavericks en los que entonces militaba Stackhouse. El jugador formado en North Carolina también tuvo su protagonismo en aquellas series: primero con un gran segundo partido en el que su anotación decantó la victoria de lado tejano y luego con una falta flagrante sobre O’Neal que le costaría la suspensión en el quinto.
En cualquier caso ahora no sólo comparten objetivo sino que lo hacen siendo parte del mismo equipo. Aunque con roles muy distintos. La labor del veterano escolta será la de sexto hombre, aportando agresividad en defensa e intentando ensanchar el campo para las penetraciones de Wade y LeBron. La atención que generan estos dos le ayudará a ser más peligroso en el lanzamiento exterior, aunque lo importante será mantener la anotación de una segunda unidad que genera algunas dudas… hasta que pueda verse en funcionamiento durante la liga regular.
Porque los partidos de pretemporada sólo están para ir metiendo en ritmo de partido a los jugadores. Las rotaciones son mucho más extensas (se ha llegado a ver a los Warriors utilizar más de ocho jugadores, qué más se puede decir) y se extreman las precauciones a la mínima molestia (como es el caso de Wade). Sirve, sobre todo, para comprobar quiénes pueden resultar de más ayuda para completar la plantilla y quiénes son prescindibles. Los de Florida tendrán que cortar ahora a dos jugadores y todas las miradas se centran en el ex de Olympiacos Patrick Beverley y Da’Sean Butler, aún lesionado.