Ha sido una temporada conservadora en cuanto a movimientos en los banquillos. La  presencia del talentoso draft del 2014 justifica en parte esta tendencia inmobilista. Es decir, las derrotas duelen menos si la compensación puede llegar en forma de futura estrella NBA.

En Detroit -una de las franquicias más respetadas en las últimas décadas- la falta de paciencia se ha traducido en pérdida de confianza por parte del multimillonario Tom Gores, propietario del equipo. Maurice Cheeks se ha convertido en el primer técnico destituido esta temporada después de que su equipo arrojase un balance de (21-29), noveno del Este y uno de los equipos que más puntos reciben de los rivales (el 25 en el ranking). La destitución, curiosamente, se produce no en plena racha negativa sino tras ganar dos partidos consecutivos ante rivales nada fáciles como Nets y Nuggets

Más allá de los números, lo cierto es que bajo la dirección de Cheeks, los renovados Pistons no han ofrecido signos de mejora pese a contar con un cinco inicial con grandes posibilidades, sobre todo en su parte pesada. La llegada de Josh Smith en la agencia libre permitía dotar de potencia la posición de tres, aunque siempre mirando hacia el cuatro, dominio del ex pívot de Georgetown, Greg Monroe. El considerado hombre franquicia del equipo -o al menos uno de sus grandes pilarres- se ha visto extrangulado tanto por Smith como por Andre Drummond, uno de los cinco puros más pujantes y que puede convertirse en uno de los mejores intimidadores de los últimos años si sigue avanzando en su aprendizaje. El desatascador, Brandon Jennings, llegado desde Milwaukee tras desprenderse de la promesa Brandon Knight– no ha acabado de cumplir con la misión pese a haber crecido como pasador (8.8 app), algo que no siempre se traduce en buen director.

Los Pistons es la tercera franquicia a la que ha entrenado Cheeks, quien tuvo un debut esperanzador en los Blazers del 2001-03, dos temporadas en la que registró 99 victorias por 55 derrotas, aunque su equipo no pasó nunca de la primera ronda de Playoffs. En su tercer año Blazer no alcanzaron la segunda fase, siendo depedido en la siguiente temporada cuando llevaba un balance de 22-33. En los Sixers, donde fue una leyenda como jugador, entrenó por espacio de tres temporadas 'y pico', y las derrotas siempre fueron superiores a las victorias.

Sin embargo, este traspiés tampoco parece ser algo nuevo en los Pistons. No en vano, hace algunas temporadas, justo cuando empezaba a consolidarse el declive tras el anillo de 2004, la franquicia apostó con unos contratos importantes a jugadores como Ben Gordon y Charlie Villanueva. Ellos se unirían a los retales de aquel equipo campeón, algunos tan valiosos como Richard Hamilton o Ben Wallace. Hoy, Gordon y Villanueva – éste último todavía en el equipo – tienen papeles residuales en la NBA. Una sucesión de palos a ciegas que ha sumido al equipo en una eterna reconstrucción que iniciaba cada temporada con la ilusión de “ésta es la nuestra”.

La llegada de Tom Gores, nuevo propietario, en 2011 quiso cambiar la dinámica triste de la franquicia, que no pisa los Playoffs desde 2009. En ello se encuentran, sobre todo teniendo en cuenta que los Pistons son una de las franquicias con más integración en cuanto a química tienen con la ciudad y sus habitantes. Siempre han sido el fiel reflejo de los suyos, y se ha convertido en el referente de sus conciudadanos. Un espejo que, calcado en los últimos tiempos, se ha ido deteriorando a la vez que la propia ciudad, siempre identificada por su gente trabajadora y una pobreza quizás algo más visible que en otras. La declaración de bancarrota hace unos meses por parte de las instituciones es una metáfora algo malvada en su casualidad con el equipo de baloncesto.

La vacante que deja Cheeks podría tener sustituto en Lionel Hollins, ex entrenador de los Memphis Grizzlies. El técnico cuenta con una decente reputación en la liga tras su enorme trabajo con la franquicia de Tennessee, y su buen quehacer defensivo podría ser el baluarte que le ancle al banquillo de Detroit y así, desde atrás, construir un equipo más competitivo. Un nuevo estilo, y sobre todo aires renovados, que podrían dar la oportunidad de reconvertirse a mitad de temporada.

El próximo en caer podría ser Mike Woodson, aunque de momento parte de la crítica considera que no es el culpable de la imagen dada por los Knicks.

Los antecedentes de un fracaso

por Daniel Moya López

Este traspiés tampoco parece ser algo nuevo en los Pistons. No en vano, hace algunas temporadas, justo cuando empezaba a consolidarse el declive tras el anillo de 2004, la franquicia apostó con unos contratos importantes a jugadores como Ben Gordon y Charlie Villanueva. Ellos se unirían a los retales de aquel equipo campeón, algunos tan valiosos como Richard Hamilton o Ben Wallace. Hoy, Gordon y Villanueva – éste último todavía en el equipo – tienen papeles residuales en la NBA. Una sucesión de palos a ciegas que ha sumido al equipo en una eterna reconstrucción que iniciaba cada temporada con la ilusión de “ésta es la nuestra”.

La llegada de Tom Gores, nuevo propietario, en 2011 quiso cambiar la dinámica triste de la franquicia, que no pisa los Playoffs desde 2009. En ello se encuentran, sobre todo teniendo en cuenta que los Pistons son una de las franquicias con más integración en cuanto a química tienen con la ciudad y sus habitantes. Siempre han sido el fiel reflejo de los suyos, y se ha convertido en el referente de sus conciudadanos. Un espejo que, calcado en los últimos tiempos, se ha ido deteriorando a la vez que la propia ciudad, siempre identificada por su gente trabajadora y una pobreza quizás algo más visible que en otras. La declaración de bancarrota hace unos meses por parte de las instituciones es una metáfora algo malvada en su casualidad con el equipo de baloncesto.

Un posible buen candidato

La vacante que deja Cheeks podría tener sustituto en Lionel Hollins, ex entrenador de los Memphis Grizzlies. El técnico cuenta con una decente reputación en la liga tras su enorme trabajo con la franquicia de Tennessee, y su buen quehacer defensivo podría ser el baluarte que le ancle al banquillo deDetroit y así, desde atrás, construir un equipo más competitivo. Un nuevo estilo, y sobre todo aires renovados, que podrían dar la oportunidad de reconvertirse a mitad de temporada.