La disputa por el pick one del Draft entre Wiggins y Parker llenó ríos de tinta virtuales, y finalmente, Cleveland se decantó por el canadiense, traspasado a posteriori a Minnesota en la ‘operación Love’. Andrew Wiggins era escogido número uno del Draft de la NBA. El segundo gran proyecto, Jabari Parker, caía en Milwaukee, un equipo por el que ya expresó su preferencia días antes de oír su nombre volando hacia la ciudad de la cerveza. Joel Embiid vio desde su casa como Philadelphia le reclutaba pese a su grave lesión con el número tres y Orlando sorprendió escogiendo a Aaron Gordon en el cuarto lugar.

Utah se decidió por Danté Exum, y Brad Stevens decidió arropar al entonces base estrella del equipo Rajon Rondo con Marcus Smart, uno de los proyectos de jugador más preparados de la generación. En el otro extremo del país, los Lakers vieron en Julius Randle la pieza ideal para regenerarse como franquicia, y así sucesivamente hasta escuchar 60 nombres diferentes en el estrado del Barclays Center de Brooklyn.

La primera gran exposición de los novatos, las Ligas de Verano, únicamente nos dejaron algunos destellos intermitentes pero suficientes de calidad rookie,  que daban la razón a los buenos augurios de la ‘generación Wiggins’. Pero llegó el inicio de la liga y todo se truncó.

El primer escollo encontrado por algunos novatos son las lesiones. De los diez primeros escogidos, el miércoles por la noche conocíamos que Jabari Parker (2) se pierde el resto de la temporada por una rotura de los ligamentos de su rodilla izquierda. Por su parte, Joel Embiid (3) está inédito y ni se le espera hasta el año que viene. Aaron Gordon (4) se fracturó su pie al cumplir un mes de competición, y a Marcus Smart (6) le esperaba el mismo destino a principios de noviembre, saliendo en camilla del TD Garden, aunque el ahora timonel de los Celtics tras la marcha de Rajon Rondo a los Mavs ya ha vuelto a la competición.

Pero sin duda el caso más doloroso e injusto, es el de Julius Randle (7), que vio cómo su tibia dijo “basta” el día de su debut. Únicamente 14 minutos en pista para el jugador que más dobles figuras registró la temporada pasada en la NCAA vistiendo la camiseta de la Universidad de Kentucky.

La segunda razón del poco rendimiento rookie es la falta de regularidad. De las quince primeras elecciones, únicamente Wiggins en Minnesota, Parker en Milwaukee y Nerlens Noel en Philadephia son indiscutibles en el cinco inicial de sus equipos. 

Además, jugadores como Exum, Payton, Stauskas, McDermott –también lesionado- o el MVP de las Finales de la NCAA Shabazz Napier están viendo cómo su aprendizaje NBA se inicia desde el banquillo, poniendo a prueba su paciencia y humildad. El cambio de estatus de estrella universitaria a promesa NBA no siempre es sencillo, y acostumbrarse a una nueva liga siempre requiere un tiempo de adaptación.

Y el tercer problema son las expectativas creadas. Se predicó por activa y por pasiva que esta generación sería la mejor del lustro, posiblemente de la década. Y eso es poner una enorme losa encima de un grupo de veinteañeros que entran en la élite del baloncesto. En la NBA se suele decir que se necesitan cinco años para rendir cuentas a una generación, pero ésta se ha encontrado con numerosos juicios de valor desde antes del Draft, un peso innecesario para jugadores que entrar en la élite del baloncesto.

Pero no todo iba a ser negativo. Entre los nubarrones, siempre hay rayos de sol. Hay un reducido grupo de novatos que están cumpliendo de forma excelente su papel. Lidera el grupo el número 32 del Draft, KJ McDaniels, el único motivo para reír en la ciudad del amor fraternal. El ex de la Universidad de Clemson aporta 9,5 puntos en poco más de 23 minutos de partido, saliendo desde el banquillo. A principios de temporada llegó a lanzar por encima del 50% en tiros de 2 y rozando el 40% en triples, aunque, si bien es cierto, sus números han bajado en el último mes. Cuándo todas las miradas se centraban en Noel, el escolta se ha hecho un hueco en la rotación con unas prestaciones más que correctas.

Además, tres viejos conocidos de los aficionados europeos están demostrando su valía. En Chicago, Nikola Mirotic adelanta por la derecha a sus rivales de generación americanos. Asentado en la rotación desde el primer día, se está adaptando a la perfección a su papel de tercer ala-pívot del equipo, haciendo una pareja más que interesante con Pau Gasol o Taj Gibson cuando coinciden en pista. Ante los Grizzlies, ha establecido su marca personal anotadora en 27 puntos, tirando del carro desde el banquillo. “Quiero quitarme la etiqueta de tirador” decía el hispano-montenegrino. Si sigue así, lo conseguirá.

Desde la vasta Texas Kostas Papanikolau reclama galones. Un jugador que tras brillar en Olympiakos ganando dos Euroligas en cuatro temporadas, voló hacia Barcelona para completar una temporada sin destacar en exceso. Sorprendió su marcha inesperada a mitad de agosto para firmar por Houston Rockets. Sus motivos tendría, y parece que con razón. Sexto hombre de McHale desde el primer partido, ha encajado a la perfección en la rotación. Aparte de provocar dolores de cabeza a los narradores con su apellido, está demostrando ser un tirador fiable y un jugador comprometido desde el primer día.

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También Bojan Bogdanovic ha encontrado su sitio. Titular en los hasta ahora decepcionantes Brooklyn Nets de Lionel Hollins, el francotirador croata es uno de los atractivos de los partidos del equipo de Jay-Z. Si mantiene la muñeca a tono, y su físico y capacidad defensiva le respetan, puede ser un serio candidato a luchar por el Rookie of the Year. Los minutos los tiene, la calidad, también.

Y por último, Joe Harris. Número 33 del Draft, fue escogido por Cleveland Cavaliers. En la búsqueda de David Blatt para encontrar el quinteto que haga funcionar a su equipo, se ha encontrado con este escolta de raza blanca procedente de la Universidad de Virginia. Segundo novato de toda la liga que más minutos juega en el último cuarto (8,1 minutos, Napier 8,7), tiene la confianza absoluta de su entrenador gracias a las pocas pérdidas que comete, y por su capacidad defensiva. Le está restando minutos a Dion Waiters, y su nombre llegó a sonar para estar en el cinco inicial de los Cavs, aunque David Blatt optó por reconvertir a Shawn Marion en escolta.

Casos como estos me hacen tener esperanza. Espero que las malas actuaciones de los novatos sean producto de los factores arriba comentados, y no de que se sobredimensionó la calidad real de esta generación llamada a coger el testigo de la 'generación LeBron'. El futuro pasa por los Wiggins, Parker, Noel y compañía… esperemos que más pronto que tarde.