Una vez pasado el deadline de la NBA, no todos, ni jugadores, ni entrenadores, han quedado plenamente satisfechos con los traspasos. Este parece ser el caso de los Detroit Pistons, que, tras varios rumores, no ha traspasado a ninguna de sus estrellas y la relación con su entrenador, John Kuester, no parecía ser la mejor.

Con todo esto, ayer la situación terminó por explotar, sólo 6 jugadores acudieron a la sesión de tiro previa al partido contra los Philadelphia 76ers. Prácticamente todos los veteranos del equipo faltaron al entrenamiento aludiendo distintas excusas:  Ben Wallace dijo que tenía que tratar un problema familiar, pero estuvo en el banquillo durante el partido, Tracy McGrady se excusó diciendo que tenía jaquecas, Chris Wilcox y Richard Hamilton perdieron el autobús que les llevaba al pabellón, Tayshaun Prince argumentó sufrir un virus estomacal para ausentarse en la sesión y Rodney Stuckey y Austin Daye llegaron casi al finalizar el entrenamiento, pero tampoco disputaron ningún minuto ante los Sixers.

Tras estos incidentes anoche jugó Detroit contra Philadelphia y el entrenador, John Kuester, no utilizó a ninguno de los jugadores mencionados para el partido y jugó únicamente con 6. Will Bynum tuvo que disputar los 48 minutos y anotó 29 puntos, Charlie Villanueva anotó 17 puntos en 36 minutos, Ben Gordon hizo 16 puntos en 44 minutos, Greg Monroe se fue a los 16 puntos con 11 rebotes en 43 minutos, DaJuan Summers anotó 10 en 39 minutos and Jason Maxiell, el único reserva del partido en los Pistons, anotó 6 puntos en 29 minutos.

Para acabar la tragedia, el entrenador John Kuester fue expulsado a mitad de partido por sus airadas protestas, ante las incomprensibles risas de Tracy McGrady o Ben Wallace. Huelga decir cómo ha sentado todo esto en Detroit, tanto a prensa como aficionados y cómo se están cargando las tintas contra el GM, Joe Dumars, comparando su decisión de extenderle el contrato a Rip Hamilton con traspasar a Billups o la elección de Darko Milicic antes que la de Carmelo Anthony. 

En resumen, no son buenos momentos en la Motortown y veremos en qué acaba todo ésto, ya que la relación entre jugadores, entrenador y directiva no puede ser peor, ya que la propietaria está intentando vender el equipo y sacar lo máximo posible por él, lo que, dada la situación actual, le será difícil.