HLA Alicante está firmando un arranque de temporada notable en Primera FEB, instalado en la parte alta de la clasificación y con la sensación de que puede aspirar a algo grande. Pero detrás de esa solidez colectiva hay un nombre que sobresale por encima del resto: Kevin Larsen, un pívot que combina experiencia, madurez y un dominio estadístico pocas veces visto en la categoría.

Los números no mienten: Larsen es uno de los jugadores más dominantes de la competición

En un equipo caracterizado por su energía, su juego coral y su capacidad para competir cada noche, Larsen se ha transformado en la piedra angular sobre la que el proyecto alicantino puede construir un sueño cada vez más real: pelear por el ascenso. Sueño que persiguen con incorporaciones de nivel constantemente.

En las primeras nueve jornadas de liga, los datos de la FEB presentan un dominio abrumador:

  • 18,9 puntos por partido
  • 4,7 rebotes
  • 3 asistencias por encuentro
  • 88,3 % en tiros libres
  • 55,3 % en tiros de dos
  • 50 % en triples
  • 23,44 de valoración media, líder absoluto de Primera FEB

Ningún jugador de la competición suma tanta valoración total como Kevin Larsen, líder de la sección danesa. Sus 211 puntos de valoración lo convierten en el jugador más determinante del campeonato, un impacto que trasciende la estadística pura. No es solo que Larsen produzca, es que produce cuando y donde el equipo lo necesita.

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Un pívot de otra categoría: versatilidad, eficiencia y lectura de juego

La principal razón por la que Larsen está marcando diferencias es su versatilidad ofensiva. Es un interior capaz de anotar cerca del aro, castigar con tiros a media distancia… y convertirse en una amenaza real desde el triple, algo poco habitual en pívots de la categoría. Su 50% desde el perímetro (11/22) obliga a las defensas a tomar decisiones incómodas: si lo flotan, castiga; si lo niegan, juega al poste; si lo doblan, encuentra al tirador libre gracias a su excelente visión de juego.

Esta combinación convierte a Larsen en un hub ofensivo, un generador de ventajas tanto para sí mismo como para sus compañeros. Pocos pívots en España, fuera de la ACB, tienen su capacidad para leer ayudas, pasar desde el poste, proteger la posesión y mantener altos porcentajes con tanto volumen. Es un jugador que no solo hace mejor al equipo, que multiplica la producción del resto.

Su trayectoria explica su impacto: años de dominio en Oro y Primera FEB

Mirando su trayectoria en diferentes equipos de Primera FEB podemos ver un patrón constante a lo largo de su carrera:

  • En 2024/25 con Alicante en LEB Oro: 15,3 puntos – 6,9 rebotes
  • En 2023/24 con Estudiantes: 11,1 puntos – 5,5 rebotes
  • En 2022/23 con Estudiantes: 13,8 puntos – 5,2 rebotes

Durante seis temporadas consecutivas ha demostrado una regularidad sobresaliente, con eficiencia estable y capacidad para adaptarse a diferentes estilos, entrenadores y roles. Hoy, con 32 años, está en un punto ideal de su carrera. Tiene la experiencia para dominar desde la lectura del juego, y la energía para hacerlo desde la producción interior. Una auténtica bestia de la zona.

El valor que no se ve: liderazgo, estabilidad y factor diferencial para lograr el ascenso

Más allá de su producción estadística, Kevin Larsen aporta un valor intangible que explica por qué el HLA Alicante compite cada noche con una identidad tan reconocible. Su presencia en pista estabiliza al equipo: cuando recibe en el poste, el ataque respira; cuando distribuye desde el pase medido o desde el mano a mano, la circulación fluye; y cuando asume tiros complicados, transmite una seguridad que se contagia al resto. Larsen no lidera desde el ruido, sino desde la coherencia: ordena el juego, minimiza errores y convierte cada posesión en una oportunidad de alto valor.

Y precisamente por ese impacto invisible, sumado a su dominio ofensivo, su lectura madura y su consistencia partido tras partido, empiezan a disiparse las dudas sobre hasta dónde puede llegar este HLA Alicante. El equipo tiene estructura, físico y talento exterior, pero su verdadero diferencial es Larsen, porque con él en pista el techo competitivo sube de forma inmediata. Si mantiene este nivel, el Lucentum no solo aspirará a la zona alta: estará en disposición real de pelear por el ascenso.