El Real Madrid no ha podido revalidar el título (55-42) que consiguiera el año pasado el Joventut de Badalona en Londres. Los de Paco Redondo, precisamente el técnico que llevó a la Penya a ser campeona de Europa júnior, no han sabido como frenar la batería exterior serbia liderada por el cadete Aleksandar Aranitovic (15 puntos con 5/5 en tiros de 2), el líder hoy de los suyos que ha completado un gran campeonato.
El Madrid, pese a empezar mejor gracias a su superioridad física interior personalizada en las figuras de Kasibabu (5 rebotes al finalizar el primer cuarto) y Niang (19 puntos y 12 rebotes para 27 de valoración), que no ha descansado hasta mediados del último periodo y con el encuentro ya decidido, ha visto como el Estrella Roja se iba entonando con el paso de los minutos, con un Rakicevic (9 puntos, 2 rebotes y 5 asistencias) enchufado en ataque, ajustando su defensa y aprovechando la fragilidad que han mostrado los exteriores blancos.
La igualdad se ha mantenido hasta el descanso con un Niang que era la única referencia ofensiva del Madrid, bien recibiendo en el poste y buscando el gancho hacia su lado izquierdo o con sus tiros desde el tiro libre. Poco a poco han ido despertando los jugadores de perímetro del equipo serbio y al descanso Stojanovic, Rakicevic y Aranitovic ya llevaban 7 puntos cada uno (28-24).
Después del paso por vestuarios ha sido la defensa del Estrella Roja la que ha acabado decantando la balanza. Mientras los serbios subían en intensidad con dos contra unos, constantes ayudas y una defensa cada vez más cerrada en los interiores blancos, los jugadores blancos no encontraban otro camino. Los tiros de 3 no entraban y la amenaza lejana desaparecía, centrando todo el foco bajo la canasta.
Además, Aranitovic se ha ido creciendo con el paso de los minutos superando en cada acción de uno contra uno a su par. A él le han seguido sus compañeros, también muy eficaces con el balón en las manos, que iniciaban el tercer cuarto con un parcial de 8-0, que prácticamente cerraba el partido. La zona planteada por Redondo no causaba problemas en el ataque del Estrella Roja, que siempre encontraba a un jugador solo.
Con el paso de los minutos la clarividencia ofensiva de los serbios respecto al espeso ataque español se iba acentuando, abriendo una brecha considerable en el marcador (53-35). La final se decidía antes de hora gracias al buen papel de un Estrella Roja con una capacidad exterior muy potente, tanto en defensa como en ataque.