Serbia 67 – Lituania 85 (final)
Tan sólo les faltaba un título para ser, junto con la generación 68 de Bormio (Kukoc y compañía) una de las selecciones con más éxito en las categorías inferiores y lo han conseguido, además, de una forma apabullante. Con un Jonas Valanciunas descomunal, dominador total del aro ofensivo (36 puntos) y un juego veloz y efectivo, Lituania rompió un partido trabado y acabó arrollando a una Serbia sin respuesta ante el vendaval del pívot y de una selección con aún demasiada hambre para caer derrotada.
[[{“type”:”media”,”view_mode”:”media_large”,”fid”:”14357″,”attributes”:{“alt”:””,”title”:””,”class”:”media-image”,”typeof”:”foaf:Image”,”wysiwyg”:1}}]]Y es que, desde el primer minuto, Lituania salió con una intensidad máxima. Su ya clásico quinteto Cizauskas-Redikas-Ulanovas-Jakstas-Valanciunas empezaba algo nervioso en el tiro, algo que aprovechaba Serbia, que arrancaba con Cvetkovic-Bogdanovic-Drenovac-Gujanicic y el gigante Besovic, para dominar en los primeros minutos. Rápidamente, Valanciunas empezó su particular show, sacando faltas (hasta un total de nueve en todo el encuentro) y dominando a un Besovic totalmente superado. Pero si alguno marcó la diferencia de forma especial fue Edgaras Ulanovas. El alero completó un gran inicio con diez puntos en el primer periodo, combinando velocidad y eficiencia en las penetraciones y tiros. Serbia empezaba a responder con la entrada en la cancha de Nikola Siladi y Bogic Vujosevic, aunque no podía evitar irse tras los diez primeros minutos por debajo (13-18).
Pese a una buena salida de los balcánicos, con el base de Novi Sad como claro referente, Lituania encontraba en el juego interior y en Valanciunas el camino a su regularidad, viendo la pobre efectividad desde el triple (0/8 en los primeros 19 minutos). Mijatovic, el seleccionador serbio, veía como se le acumulaban los problemas con las tres faltas de Besovic, su interior más potente y debía recurrir a alguna alternativa, como la de Luka Mitrovic. Pero el ala-pívot de Hemofarm era claramente inferior físicamente a un Valanciunas que cerraba la primera mitad con 17 puntos y con su combinado en cabeza, 32-39.
Todo parecía ir igual al inicio del tercer cuarto, pero una buena racha de tiro de Bogdan Bogdanovic, con nueve puntos prácticamente consecutivos acercaban a los balcánicos en el electrónico. Los lituanos reaccionaban de nuevo mediante un completo Jonas Valanciunas, que se hacía fuerte en la pintura. Y especialmente en un final impresionante del equipo báltico, con un juego veloz y realmente eficiente y totalmente imparable. Los números no engañan y es que los lituanos consiguieron un parcial de 18-3 en los últimos tres minutos, con Butkevicius, Ulanovas, Redikas y todo su arsenal exterior a un gran nivel. Tan sólo quedarían diez minutos y este punto de inflexión rompería totalmente los esquemas del rival serbio. Era el momento de disfrutar del show de Valanciunas, que explotaba una vez más, dejando al espectador más de una ovación final, con un alley-hoop increíble a pase de Cizauskas y un potente mate en la cara de los 2’21 de Besovic… hasta llegar a los 36 puntos finales en los 40 minutos disputados. Una actuación descomunal del, sin ningún tipo de duda, mejor jugador de la generación nacida en el año 1992
Argentina 72 – Rusia 77 (3er y 4to puesto)
En la lucha por el bronce, el equipo ruso consiguió levantar un partido complejo y llegar al podio. Los argentinos arrancaron muy fuertes, con gran efectividad desde el triple y cerrando bien su rebote. Tan sólo, un partido más, Dmitry Kulagin era el que daba más guerra en las filas rusas, que, aunque iban por detrás en el marcador al descanso (40-35) no le habían perdido la cara al partido, incluso con un triplazo sobre la bocina del segundo cuarto.
El acierto en el triple de la albiceleste, con Pablo Pérez y Giorgetti como líderes, hacían que los sudamericanos dominaran hasta por once puntos en el tercer periodo. Con Kulagin sobremarcado (con hasta dos o tres defensores encima), era el momento de sus compañeros Gudumak (17 tantos) y Karasev (18 puntos). El ala-pívot empezó a dominar el rebote de forma total, mientras que el alero encadenaba hasta siete puntos en los últimos minutos. Eso sí, la guinda del pastel la puso Dmitry Kulagin (24 puntos) con un triple sensacional a menos de un minuto sobre la bocina de posesión. Un bronce con claro olor a triunfo para un equipo que ha ido de menos a más en este torneo.