No ha habido sorpresa en ninguna de las dos semifinales y mañana, a las 20:15 hora española, Lituania y Serbia se batirán para saber cuál de las dos selecciones se alza con el título de campeona del mundo Sub19. Los lituanos han sido una auténtica apisonadora desde el primer minuto para una Rusia en la que tan sólo Dmitry Kulagin devolvía los golpes y que se vió al descanso con una diferencia irremontable. Serbia, en cambio, tuvo que esperar hasta el último minuto para superar una Argentina llena de coraje y entrega en la que ha brillado un sensacional Marcos Delia.
El partido arrancó con muchos problemas para anotar en ambos equipos. Los rusos intentabas buscar sin acierto el lanzamiento exterior, aunque sin fortuna, mientras que los lituanos se empecinaban en el poderío interior de Valanciunas. Pero sería su compañero Jakstas el que dominaría el inicio de partido, con siete puntos seguidos. Un triple de Redikas forzaba el primer tiempo muerto ruso con 10-5 en el marcador, aunque no frenaba la sangría desde el triple lituana, consolidada con un tiro de Cizauskas. Los bálticos habían encontrado su mejor línea y encadenaban un magnífico parcial a su favor con un juego ofensivo realmente completo (25-11 al final del primer cuarto) y que sólo encontraba la oposición de Dmitry Kulagin (8 puntos en los diez primeros minutos)
El dominio en el rebote de los lituanos, con el Raptor Valanciunas como máximo exponente estaba permitiendo a los bálticos jugar rápido, muy cómodo y, además, ampliando la diferencia con facilidad (32-13 al inicio del segundo cuarto). Y, por si faltara poco, la estrella de los lituanos empezaba su particular show de mates y dominio interior, anotando y reboteando con demasiada claridad. Incluso tenía tiempo de lucimiento con un casi coast-to-coast pasándose el balón por detrás de la espalda en dos veces aunque sin finalizar la jugada. Rusia estaba totalmente masticada por el tiburón báltico y tan sólo Kulagin daba señales de vida. El resultado al descanso lo dice todo: 53-26. Valanciunas rozando el doble-doble (15 puntos y 9 rebotes) y muy bien acompañado por Jakstas (11 y 4) y un completísimo Cizauskas, ya del todo recuperado (9 puntos, 3 rebotes y 4 asistencias). En Rusia, tan sólo el ya mencionado Kulagin (13 tantos). Lo mejor para los rusos? Que aún quedaban veinte minutos, aunque la empresa se veía prácticamente imposible, más teniendo en cuenta al angelito que rondaba la pintura como lituano y con el número quince a la espalda.
Y, tras los cinco primeros minutos después de la reanudación, nada había cambiado: 61-35. Pese a una mayor intensidad rusa, los lituanos sabían como mantener su ventaja, cerrando bien su rebote y buscando tiros cómodos con paciencia. El descanso de Valanciunas, esta vez, permitía ver una tímida reacción visitante, que llegaba a bajar a de los veinte en este tercer periodo (64-45; min.27) pero que no significaba problema alguno para los bálticos, que llegaban al último cuarto con un claro 70-50 y con diez minutos de puro trámite para certificar su pase a la final del Mundial Sub19. Pese al arreón final ruso, que dejó el definitivo 85-68 con un pletórico Kulagin (27 tantos) y un trabajador Trushkin en los minutos finales, los lituanos acabaron imponiéndose con claridad en una maravillosa actuación, una vez más, de Valanciunas, que acabó con 21 puntos y 13 rebotes, muy bien acompañado, en anotación, por Redikas (13) y a nivel general por un completo Cizauskas (9 puntos, 7 rebotes y 7 asistencias)
Partido realmente interesante el que nos iba a deparar la segunda semifinal. Serbia salía muy concentrada y ya desde el primer minuto buscaba la superioridad interior de su hombre de más centímetros, Nemanja Besovic, que se imponía a los más debiles interiores argentinos. Y, con esa inferioridad física, el mejor de la albiceleste, Marcos Delia, nos deleitaba con una serie de recursos en el poste alto, medio y bajo digno del mismo Scola. Apariciones puntuales de Massarelli y de Bogdanovic dejaban un electrónico ajustado tras los diez primeros minutos. El coraje argentino, junto con un buen acierto en el triple (acabarían con un nada desdeñable 6/11 en tiros de tres) permitía a los sudamericanos mandar en el marcador durante varios minutos y, pese a un arreón final de los balcánicos con el gigantón como protagonista, llegar al descanso con ventaja (28-32)
Las sensaciones del final del primer tiempo se repetían en la primera jugada, con un triple de Giorgetti y una primera canasta del gigante Besovic. El conjunto argentino volvía a demostrar su tremendo coraje en cada acción, liderado por el trío Delia-Massarelli-Garino, pero Serbia no se despegaba del electrónico en ningún momento con un juego muy eficiente de la mano de Bogdanovic, con la muñeca muy caliente y autor de tres triples en el tercer periodo. El marcador seguía realmente igualado y tan sólo cuatro puntos seguidos de Lambic (dos tras un impresionante robo y anotando casi sobre la bocina) decantaban mínimamente el encuentro para los balcánicos (57-54 a falta del último cuarto).
Buen síntoma de la concentración serbia la daba Gujanicic con una canasta tras giro sobre la bocina de posesión, aunque Delia, una vez más en el poste bajo, encontraba aro una y otra vez hasta darle la vuelta al electrónico (61-63 a 5:43). Un triple de Gujanicic volvía a colocar a los serbios por delante, pero la albiceleste recortaba en la línea, antes de un nuevo triple de un enchufadísimo Bogdanovic (25 puntos). Un robo y canasta de Massarelli daba emoción de nuevo al partido, que llegaba al último minuto y medio con 69-67 para los europeos. La precipitación del escolta serbio le hacía perder un preciado balón, pero Argentina, al contraataque, se equivocaba en el último pase. Y Vujosevic, en dos visitas a la línea, sentenciaba el pase a la final del equipo serbio, al que le ponía la guinda Besovic en un potente mate final (76-71).
La Lituania de Valanciunas y su cuadrilla contra la Serbia de Vujosevic, Bogdanovic y compañía. ¿Les suena familiar? Efectivamente, semifinales del Europeo Sub18 de Lituania, sí, el que acabó con una muy polémica falta sobre Skucas… ¿Habrá revancha esta vez? Descubramos sus claves
¿Por qué debería ganar Lituania?
- Por Jonas Valanciunas. No existe un jugador más determinante que el Raptor en todo el campeonato. Su dominio de las pinturas es total y absoluto, desde el rebote defensivo hasta el ofensivo. Sabe asociarse perfectamente con Cizauskas, su curtidor de balones y con Jakstas, su pareja interior. Ha ganado mucho en inteligencia este año y sabe cómo puede hacer más daño a la defensa rival. Besovic debe ser una nueva víctima en el camino de este tornado baloncestístico.
- Por sus terribles muñecas. Es, sin ninguna duda, el segundo gran peligro de esta Lituania. Muchos equipos han querido ser más "inteligentes" y cerrar a Valanciunas con 2 y hasta 3 contra uno en el poste bajo, pero el pívot ha demostrado ser eficiente sacándose el balón de encima para encontrar a los magníficos tiradores del equipo. Cierto es que Pukis, su principal lanzador, sigue con muchas molestias, pero sus compañeros han subido su aportación en el tiro exterior (33% Ulanovas, 39% Redikas) y hasta Skucas o el mismo Jakstas pueden abrirse para anotar de tres.
- Por Vytenis Cizauskas. Estuvo tan sólo media temporada en la NKL y rápidamente dió el salto a la mejor competición del país. Y lo hizo por unas facultades para el baloncesto casi únicas que le acercan en muchas de sus participaciones a algo tan grande como un triple-doble. Y es que Vytenis sabe cómo debe anotar, sabe cómo debe asistir pero es que incluso sabe rebotear, y muy bien. Es un auténtico todoterreno y está al servicio, en este campeonato, del mejor jugador. Su primer ojo es para Jonas siempre. Y Valanciunas lo agradece aprovechando el pase. Tiene en su mano ser el mejor director de juego Sub19 del mundo. Y muchos grandes le están esperando.
¿Por qué debería ganar Serbia?
- Por su imprevisible amenaza exterior. El conjunto balcánico ha demostrado día a día en este campeonato que no es un conjunto de referencias claras y que dispone de muchas armas con las que hacer una herida profunda en la defensa rival. El ejemplo más claro es Bogdan Bogdanovic, desaparecido hasta las semifinales (su mejor partido habían sido 13 tantos ante Canadá) y explosión de 25 puntos, con 4 triples incluídos. Tampoco deben perderle la vista a un magnífico combo guardo como Bogic Vujosevic, capaz de anotar en grandes cantidades pero que, hasta el momento, se ha dedicado más a la dirección y organización del conjunto. Ni a Lambic, capaz de encadenar contundentes rachas de tiro. Y sí, lo sé, me dejo uno, pero para el siguiente punto.
- Por Aleksandar Cvetkovic. Porque Aleksandar Cvetkovic no tiene dos días seguidos malos. Porque nadie como él sabe dinamitar una final en la que su equipo, teóricamente, es más inferior que el gran favorito. Porque ver una explosión de 40 puntos y, además, con triple-doble, no sería nada extraño en este chico propenso a revolucionar partidos. Y porque, si Cizauskas es la calma, Cvetkovic es la tormenta. Una lluvia de puntos que puede caer en cualquier momento y de cualquier forma. Lituania le teme, pese a sus pírricos cinco tantos en la semifinal. Y no es para menos…
- Por carácter. ¿Alguno de vosotros se atreve a decir que Korac, Petrovic, Kukoc, Divac, Bodiroga, Teodosic o cualquier jugador importante en la historia de la selección serbia no tenían (a veces demasiado incluso) carácter? Bogdanovic es energía pura, Cvetkovic un volcán… Serbia siempre se ha mostrado como un conjunto muy difícil de doblegar en cualquier circunstancia. Y ya lo demostraron el año pasado, dónde esta misma Lituania tan sólo les superó por un (y polémico) punto. Saben cómo y cuándo deben sacar el cuchillo de sus dientes.