Baskonia llega a París con el subidón de su primera victoria bajo las órdenes Paolo Galbiati, nada menos que ante el Real Madrid, y con la intención de confirmar que su reacción no fue un espejismo. Enfrente estará un París Basketball que ha arrancado la Euroliga con fuerza, fiel a su estilo veloz y ofensivo. Dos equipos con dos realidades muy diferentes, pero que persiguen el mismo objetivo; los playoff de la Euroliga.

La frenética batalla contra el cansancio

El partido promete ser espectacular por los estilos que practican ambos equipos. Baskonia, con su plantilla renovada y más profunda, busca transiciones rápidas y dinamismo ofensivo, donde Forrest, Diallo y Luwawu-Cabarrot pueden marcar la diferencia. Galbiati quiere que su equipo viva del ritmo, pero sin precipitarse y intentando ser algo más sólidos defensivamente de lo que se han mostrado en este inicio de temporada.

París, en cambio, se siente cómodo en el caos. Con Nadir Hifi al mando, los franceses aceleran el juego hasta el límite, convierten cualquier pérdida rival en puntos y disfrutan cuando el intercambio de canastas se impone a la táctica. El objetivo es complicado, mantener la identidad habiendo perdido al jugador que le daba más sentido, TJ Shorts.

Rebote y errores los pequeños detalles que deciden

En una Euroliga cada vez más física, el control del rebote es una cuestión de supervivencia. Baskonia ha sufrido en esa faceta en las primeras jornadas. París, pese a su energía, suele conceder segundas opciones: su estilo ofensivo deja huecos atrás. Ambos equipos viven del acierto, pero también pueden morir por sus errores. El Baskonia necesita reducir pérdidas en salida de balón; París debe cuidar la selección de tiro y no caer en el exceso de individualismo.

Si algo promete este partido es ritmo alto y anotación. Los franceses llegan con confianza tras dos victorias europeas de peso, mientras que Baskonia quiere demostrar que el proyecto sigue vivo y no resignarse a otro año de mero espectador por Europa. París busca confirmarse; Baskonia, reivindicarse. En medio, la Euroliga gana un espectáculo para disfrutar sin mirar el reloj.