El OAKA volvió a rugir. En su debut europeo, Panathinaikos demostró que las expectativas que lo sitúan entre los favoritos no son casualidad. Los atenienses se impusieron 87-79 a un Bayern Munich competitivo, pero sin la consistencia necesaria para frenar a un conjunto griego que dominó los momentos decisivos del partido. Con Kendrick Nunn asumiendo el liderazgo ofensivo y una defensa coral que sofocó a los alemanes, el equipo de Ergin Ataman empezó la Euroliga con autoridad y energía renovada tras quedarse a un pasito de titulo el año pasado.

Rogkavopoulos, el talento griego que puede marcar diferencias

Tras una temporada de altibajos en Baskonia, Nikos Rogkavopoulos ha encontrado en Atenas un entorno ideal para explotar todo su potencial. A sus 23 años, el alero griego combina físico, versatilidad y un instinto ofensivo natural que encajan perfectamente en el sistema de Ataman. En un equipo repleto de estrellas, su capacidad para aportar sin necesidad de monopolizar el balón lo convierte en una pieza táctica muy valiosa.

Rogkavopoulos ofrece a Panathinaikos algo que pocos jugadores locales han podido garantizar en los últimos años: equilibrio entre intensidad y eficacia. Su defensa perimetral y su energía en el rebote lo hacen útil en ambos costados de la cancha, mientras que su mejora en el tiro exterior amplía las opciones ofensivas del equipo. Si mantiene esta línea, puede convertirse en uno de los pilares nacionales de un proyecto construido para pelear por todo.

Un estreno convincente en un escenario imponente

En su primer partido de Euroliga con Panathinaikos, Rogkavopoulos firmó una actuación sólida y prometedora: 15 puntos, 5 rebotes y un 50% de acierto en triples frente a Bayern Munich. En 29 minutos en pista, el alero demostró madurez y confianza, contribuyendo con energía constante y una lectura de juego que sorprendió incluso a los más escépticos. Más allá de los números, su impacto se sintió en la dinámica colectiva, manteniendo el ritmo y la intensidad cuando el equipo más lo necesitaba.

Su rendimiento confirma que el salto desde Baskonia no fue un paso atrás, sino una apuesta estratégica por consolidarse en uno de los clubes más exigentes de Europa. Si logra mantener esta regularidad y se afianza en la rotación principal, Panathinaikos habrá encontrado en Rogkavopoulos una pieza de presente y de futuro, capaz de conectar con la afición y aportar identidad a un vestuario lleno de talento internacional.