Pocos talentos españoles hay en el panorama del baloncesto europeo como Juancho Hernangómez. El rendimiento del internacional por España es siempre motivo de interés. En sus últimas campañas su nivel se ha catapultado de la mano de Ataman y su proyecto ganador. Tras un Eurobasket aciago, busca darle un giro a la situación.
Un Juancho Hernangómez que va de más a menos
El Eurobasket del internacional español no fue bueno, pero sí que sirvió para elevar su hambre competitiva. En ese sentido, Juancho Hernangómez se destapó en este inicio de curso de clubes como uno de los jugadores más en forma. Su primer partido de Euroliga no fue bueno, pero a partir de ahí, exhibiciones como la que dejó frente a Barça o Baskonia pusieron de nuevo al alero en lo más alto.
Después de brillar ante dos de los combinados españoles de la Euroliga, se mantuvo en guarismos interesantes. En la derrota de su equipo en el derbi griego por excelencia, Olympiacos vs Panathinaikos volvió a ser de los mejores. Juancho Hernangómez dejó 13 puntos, 9 rebotes y una asistencia y disputó 35 minutos en un partido de esa relevancia. A partir de entonces ha disputado dos encuentros más, que si bien han sido en positivo, 5 y 2 han sido sus valoraciones, sin mucho brillo.
El contexto Euroliga le hace brillar hasta cuando está discreto
Cuando se habla sobre que un jugador ha estado discreto en un encuentro, suele usarse como crítica. Sin embargo, Juancho Hernangómez hace de la necesidad virtud. Una de las cualidades más destacadas del alero español es su falta de ansiedad por la pelota. La estrella Euroliga brilla sin tocarla, cargando rebote ofensivo, abre la pista, juega sin balón… Desde esa base, sin excederse, brilla cuando el contexto se lo pide, pero nunca pisa el juego colectivo.
Las características de Juancho Hernangómez son un rara avis dentro del panorama Euroliga. Los jugadores cada vez necesitan más cuota de balón y el propio juego premia el uno contra uno. Esta característica le convierte en imprescindible para Ergin Ataman, pero es su martirio con España. En una selección más carente de generadores que antaño, se le pide, como estrella que es, que asuma galones. Sin embargo, su juego no discurre por esas lindes y le hace lucir mucho menos que de la mano de su club.