A día de hoy muchos aficionados al baloncesto Euroliga habrán visto el nombre de Bones Hyland ligado al mercado de fichajes. Sin embargo, no tantos conocerán la triste historia que acompaña al jugador y que, en sus propias palabras, le ha hecho jugar con otra perspectiva: “Juego por cosas que son más grandes que yo“.

Bones Hyland, la inspiración de una ciudad

El jugador americano, a sus 17 años, vivió un incendio en su casa del que pudo escapar no ileso, ya que se seccionó el tendón rotuliano. Lo más trágico del hecho fue el fallecimiento de su abuela y su primo. Bones Hyland, afirma que desde entonces valora otras cosas: “Eso… me enseñó muchísimo (…) Ama a tus seres queridos tanto como puedas“. Además, la lesión derivada estuvo cerca de apartarle del baloncesto. Por ello, el base, que ahora puede llegar con un perfil bajo a la Euroliga en el mercado de fichajes, es todo un símbolo en Denver Nuggets y en su Wilmington natal.

La carrera deportiva de Bones Hyland arrancó con dificultades. De hecho, los propios médicos no le auguraron muy buenos pronósticos tras su rotura de ligamento rotuliano, uno de los más complejos de la rodilla. Sin embargo, a pesar de haber tenido dudas comenta lo siguiente: “el solo hecho de poder recuperarme de eso y volver a la cancha cuando la gente pensaba que estaba acabado, demuestra mucho”. De hecho, ya tiene más de 180 partidos NBA a sus espaldas y eso le convierte en un caramelito para dos monstruos de Euroliga que estarían pujando por él: Olympiacos y Estrella Roja.

Uno de los momentos más emotivos de la carrera del jugador

La tragedia que tuvo que vivir Bones Hyland le ha marcado notablemente en sus pasos en la NBA. Sin embargo, uno de los momentos de respeto mayor, tanto para él, como para los profesionales del equipo de bomberos que le socorrió, fue el vivido el 14 de marzo durante el partido de Denver Nuggets. El cuerpo entero acudió al encuentro y le hicieron entrega al jugador de una chaqueta personalizada del departamento. Un momento emotivo que, además, vino acompañado de una gran performance del jugador. Seguramente las emociones allí latentes le impulsaron a brillar aún más ese día.