Fue un cuento de hadas. El club humilde que se enfrentaba al coloso, el David contra Goliath de nuestro baloncesto. La lucha encarnizada hasta el último segundo, hasta la última gota de sudor que cayó sobre el parqué del pabellón de Ciudad Jardín. El balón de Ansley rodó y tocó hierro. No hubo final feliz. Mas fue la primera piedra para iniciar un camino que ha llevado a Unicaja a competir con los más grandes, codearse con ellos, mirarles a los ojos. Y sentirse, por momentos, como uno de los mejores clubes del viejo continente.
Todo comenzó con aquella final, que abría las puertas al club malagueño de la antigua Liga Europea. El fatídico error de Ansley ha sido narrado innumerables veces, escrito de todas y cada una de las formas posibles. El “no triple” más famoso de la historia sirvió para algo más que ilusionar a toda una ciudad. Sin el ala-pívot americano, autodenominado mejor cuatro de Europa, la clasificación para aquella final no habría sido posible.
Ansley era el nombre más destacado de aquel Unicaja que abría, de par en par, las puertas de la máxima competición europea. Su primer rival, de nombre casi impronunciable, se mantiene aún en las retinas de los aficionados que disfrutaron de su equipo en el primer año de liga europea.
Fue un 28 de septiembre, del año 1995. La euforia por el subcampeonato aún perduraba y el bloque se había mantenido, con la única baja de Manel Bosch. Aquel día de 1995, el club malagueño saltó a la pista en Zagreb para enfrentarse al KK Zrinjevac. Su primer quinteto lo compuso Nacho Rodríguez, Curro Avalos, Richi Guillén, Alfonso Reyes y Kenny Miller, cinco nombres que pasaron a la posteridad en el club cajista, con Imbroda desde el banco.

El encuentro en Zagreb ante el Zrinjevac no tuvo mucha historia. Un parcial rápido de 12 a 0, tras un comienzo dubitativo dejó a Unicaja con el partido casi resuelto. Al final, 70 a 85, la eliminatoria encarrilada y el primer triunfo europeo, con Ansley anotando 20 puntos con 8/10 en tiros.
Después de Zagreb, tocaba volver a casa. Málaga se engalonaba. Comenzaba su historia en Europa.
1995-1996. El inicio del sueño europeo.
El pequeño pabellón de Ciudad Jardín, gran culpable de que Unicaja hubiese llegado a la final de la ACB unos meses antes, rugía. El reducto de aquel equipo malagueño disfrazado de pueblo galo, los Celtics de Málaga, la ilusión de una ciudad por su equipo. “Son tiempos difíciles para los soñadores”, decía Amélie Poulain en la cinta de Jean-Pierre Jeunet. Pero Málaga quiso soñar y soñó, puso Europa al alcance de su mano.
13 minutos. En sólo 13 minutos el pabellón de Ciudad Jardín fue una fiesta. Sólo necesitó el equipo de Imbroda 13 minutos para endosar un parcial de 12 a 1 que colocaba un 31 a 18 que dejaba la eliminatoria vista para sentencia. Unicaja se gustó, disfrutó y se dejó llevar. 47-28 al descanso y la euforia: Málaga era de Euroliga.
La segunda parte fue una fiesta, un grito a toda Europa, un aviso: Unicaja ya está aquí. Imbroda rotó a los suyos, dio minutos a todos los jugadores que realizaron un magnífico partido coral, llevándose la victoria por 80 a 66. Unicaja era equipo de la liguilla de octavos.

La liguilla no empezó de la mejor forma posible. Los malagueños se enfrentaban a otro equipo debutante, el Olympique de Antibes, que contaba en sus filas con una estrella de primer nivel: Michael “Sugar” Ray Richardson, otrora estrella de la NBA.
El encuentro ante Antibes fue muy disputado, con ambos equipos soñando con la victoria y con los nervios a flor de piel. Los errores se sucedían, las imprecisiones eran tendencia y Unicaja no lograba despegarse, llegando a ir durante bastantes minutos a remolque. Hasta el minuto 27, Unicaja no pudo respirar. Fue entonces cuando cerró un parcial de 10 a 0, comandado por un Nacho Rodríguez pletórico, que les hacía acariciar la primera victoria. Mas el destino fue cruel, y fallos de concentración en el tramo final del encuentro se tradujeron en remontada del Antibes, con Tony White como máximo anotador. Con 82 a 79, Nacho Rodríguez se levantó desde el triple para llevar el partido a la prórroga, logrando el base malagueño de Unicaja la canasta. 82-82. ¡No! Los árbitros decidieron darla de sólo dos puntos, considerando que Nacho Rodríguez había pisado la línea al tirar, firmando de forma cruel la derrota de Unicaja en Antibes.
No hubo que esperar demasiado para que la primera victoria llegara. En la segunda jornada, el Bayer Leverkusen visitaba Ciudad Jardín, con el mítico Christian Welp en sus filas y con Chris Corchiani, entre otros. Tuvo que aparecer Ansley, con 25 puntos, para hacer frente al ex del Joventut, Tony Dawson, que anotó 19 puntos en la primera mitad, pero a pesar de ello Unicaja supo rehacerse con Ansley anotando 12 de los últimos 14 tantos y se hizo con la primera victoria por 80 a 74.

Después del Bayer, tocó el CSKA. El eterno CSKA Moscow, con Igor Kudelin, Vassili Karasev o Sergei Panov en sus filas. El frío ruso en la Costa del Sol. El infierno verde de Ciudad Jardín hizo el resto. Ansley se creció, Alfonso Reyes dominó la zona con un doble doble (21 puntos y 12 rebotes) y lograron hacer frente a un Kudelin que anotó ocho triples de nueve intentos. Eso y una zona mixta que propuso Imbroda y que cortocircuitó al club ruso. Unicaja se llevaba la victoria por 81 a 70 y soñaba con pasar la liguilla de grupos.
Olympiakos (derrota por 82-59, con 28 puntos y 12 rebotes del mítico Walter Berry), Iraklis (también cayeron, 71 a 69, con Zdovc y Xavier McDaniel como estrellas), la Benetton de Mike D'Antoni (70-72 para los italianos en Ciudad Jardín, a pesar de los ¡31 puntos y 15 rebotes de Kenny Miller!), el Ülker en el mítico Abdi Ipekçi, con Charles Shackleford (94-86 para los turcos) fueron el resto de equipos que completaron la primera vuelta del conjunto malagueño, que llegaba con un récord de 2-5, pagando la novatada. El pase a la siguiente fase parecía imposible…
Mas este Unicaja no estaba hecho para rendirse. Victoria ante Antibes (92-79, con 28 puntos de Nacho Rodríguez), victoria ante el Bayer Leverkusen (89-94 con 31 de Rodríguez), derrota en Moscú ante el CSKA (81-67) y… la polémica ante Olympiakos: en la prórroga, Nacho Rodríguez anotó un triple que colocaba a los malagueños 76 a 77, a falta de seis segundos. Dani Romero cogió el balón para entregárselo a los árbitros, que no hicieron señal alguna para parar el reloj, que llegó a su fin sin que el balón volviera a ponerse en juego.
Obligado a ganar para seguir soñando, Unicaja vapuleó al Iraklis (89-52), cayó en Treviso gracias a un pletórico Henry Williams, que anotó 30 puntos (85-78) y llegó al último encuentro en casa, ante el Ülker, con un récord de 5-8 y posibilidades de pasar de ronda. Para ello, necesitaban ganar por, al menos, ocho puntos para tener opciones de pasar de ronda, y si ganaban por once, tenían el billete asegurado. Una misión harto difícil, pero no imposible.
Unicaja salió a morder. Con Ciudad Jardín de su lado, que rugía desde antes del salto inicial, se confiaba en tener otra noche grande, para el recuerdo. Los de Imbroda comenzaron enchufados, con un parcial de 8 a 3 de inicio, aunque pronto aparecieron los nervios. Aún así, Unicaja no perdía el control del encuentro y lideraba el marcador con ventajas cortas, insuficientes, eso sí, teniendo en cuenta dónde estaba el mínimo. El Ülker supo aguantar, con Shackleford en estado de gracia (26 puntos y 13 rebotes) y no dejaban que Unicaja se escapara a más de cinco puntos. Entonces comenzó el murmullo. La prórroga era una opción. Y fueron a por ella. Con 58 a 58 en el marcador, a falta de minuto y medio, con Nacho Rodríguez expulsado por cinco faltas, tocaba tomar una decisión: ir a por el tiempo extra.
Y así fue. Unicaja peleó el empate hasta el final, lanzando a fallar tiros libres, controlando el tiempo de posesión hasta su final. Alfonso Reyes capturaba un rebote ofensivo clave, sacando el balón de la zona y cayendo este en manos de Gaby Ruiz, que volvería a visitar la línea de tiros libres. Erró los dos lanzamientos, pero un despiste defensivo casi destrozó el plan malagueño. Curro Avalos apareció para intimidar a un Yildirim que no pudo con la presión y perdió la pelota. El balón era malagueño y… ¡prórroga!

Los de Imbroda creyeron en sí mismos y en dos minutos y medio dieron una auténtica exhibición en ambos lados de la cancha. Dominio en la zona, acierto exterior, defensa asfixiante. Un triple de Curro Avalos colocaba a los malagueños con doce puntos de ventaja. ¡Doce! Urgía una reacción por parte de los turcos si querían estar entre los ocho mejores del continente, y Erdenay se encargó de ello con una canasta que dejaba el partido en diez puntos, la frontera entre el pase directo o la espera.
Los nervios pudieron con ambos equipos, y el Ülker aprovechaba para colocarse a sólo siete puntos. Tiempo muerto de Imbroda y reacción instantánea: ¡triple de Gaby Ruiz! Diez de ventaja, de nuevo, y todo o nada en los tiros libres. A Apaydin le pudo la presión y Unicaja ganaba por nueve. Todo o nada. Gaby Ruiz recibía la falta. Ciudad Jardín en silencio, el murmullo se apagaba rápidamente. Primer tiro libre… ¡dentro! Euforia colectiva y silencio sepulcral al instante. Segundo lanzamiento… que no entró. Unicaja se quedaba a las puertas, venciendo al final por 82 a 73, tras un tiro libre de Yildirim.
Pasó a ser noche de transistores. Si el CSKA vencía al Antibes, el Unicaja pasaba de ronda. En caso contrario, quedaría apeado en la liguilla. Nervios, rumores. Partido igualado y más nervios en ambos conjuntos, llegando a protagonizar Yilmaz, entrenador de los turcos, un desmayo. Pero no pudo ser. El Antibes venció en casa al CSKA por 72 a 68, dando al traste con todo el trabajo malagueño. No pudo ser. Unicaja se despedía de la forma más amarga posible del pase al Top 8. Volverían, sí. 11 años después. Pero vayamos paso a paso…
La vuelta del sueño europeo. 2001-2002
Fueron seis temporadas sin Unicaja en la máxima competición europea. Una Korac en su palmarés, otra final de liga y la vuelta a la máxima competición europea. Y tuvo que ser en Treviso, ante la eterna Benetton, donde jugaba un Jorge Garbajosa que se cruzaría años después en el camino de Unicaja, para su suerte.
El balón se lanzó al aire en Treviso con una baja importante: la de Bozidar Maljkovic, que no pudo dirigir a su equipo ya que viajó a su tierra natal para estar junto a su padre, quien fallecería horas antes del encuentro. En su lugar, Paco Alonso tuvo la difícil papeleta de dirigir al conjunto malagueño, que sufrió los 26 puntos de Jorge Garbajosa. Danya Abrams anotaba la primera canasta de la historia del conjunto malagueño en la nueva Euroliga. Unicaja siempre fue a remolque, pero sin perderle la cara al partido, llegando a los últimos segundos con todo por decidir. Con 86 a 83, la bola llegaba a Moustapha Sonko, que se elevaba para anotar un triple magnífico que llevaba el partido a la prórroga. Allí, Unicaja caería con orgullo, dejando claro que llegaban a la Euroliga… para quedarse.
Encajada la primera derrota, tocaba sonreír en el segundo partido, ante el Spirou. Victoria trabajada, con grandes actuaciones del entonces ya capitán, Berni Rodríguez (16 puntos) y Chuck Kornegay (13 puntos, 11 rebotes). Ante el Maccabi poco se pudo hacer, con un Huffman que lograba 28 puntos. Sí vencieron a Olympiakos, a pesar de los 34 puntos de Alphonso Ford y donde jugaba un joven Theo Papaloukas. El Efes Pilsen de Marcus Brown impedía al Unicaja encadenar dos victorias seguidas, al vencer a los malagueños por 75 a 71.
Llegaron las dos primeras seguidas ante Alba Berlín y Slask Wroclaw, se rozó la gesta ante la Benetton (67 a 68 cayó Unicaja, con triple de Jorge Garbajosa para vencer) y se volvió a vencer al Spirou, esta vez en Bélgica. Unicaja quería el Top 16, pero sería realmente complicado, sobre todo tras encajar dos derrotas como la que sufrieron ante Maccabi (79 a 84) y Olympiakos. Esta última, además, no exenta de polémica, pues no se subió al marcador una canasta que anotó Paco Vázquez y que estaba totalmente dentro de tiempo. La canasta no subió en el descanso, y a pesar de las protestas malagueñas, el encuentro se perdió por… 81 a 80, con 23 puntos de Mrsic frente a 20 de Ford. Unicaja intentó ganar el partido en los despachos, reclamando a la propia Euroliga, que hizo caso omiso ante las protestas.
Ante el Efes Pilsen volvería a caerse por la mínima (66-67) tras un gran encuentro de Marcus Brown y unos pasos pitados a Cabezas cuando se disponía a anotar la canasta de la victoria. El destino sería cruel con Unicaja, que cerraría su participación con otra derrota por un punto, esta vez ante el Slask Wroclaw, con fallo de Abrams para ganar.
Unicaja iniciaba así su etapa más gloriosa. 15 años consecutivos de Euroliga que acaban hoy ante el Fenerbahçe.
2002-2003. El primer Top 16.
Segunda temporada de las 15 consecutivas que Unicaja ha estado entre los más grandes de Europa, y con sabor especial. El año del primer Top 16, a pesar de que no se empezara con buen pie al caer por 70 a 77 ante el Olimpia de Ljubljana.
Los malagueños se resarcirían venciendo al Buducnost de Zarko Cabarkapa y Sasha Pavlovic, entre otros, gracias a los 26 puntos de Louis Bullock, que ya ejercía de ídolo. Zalgiris robaría la victoria del feudo malagueño, por 77 a 78, después de que Ed Cota, uno de los bases más bajitos del continente, capturara un rebote ofensivo y anotara la canasta ganadora a dos segundos del final.
Y llegó. Llegó la victoria de mérito, llegó el encuentro histórico. Unicaja venció en Tel Aviv, con una exhibición de Milan Gurovic (22 puntos), que además anotó los tiros libres decisivos en la prórroga para poner el 86 a 89 definitivo. Después de Tel Aviv, victoria en casa ante Montepaschi por 87 a 74, con 20 puntos de Bullock que superó a Ford (13). Panathinaikos fue su siguiente rival, en el OAKA. No, espera. ¡No fue en el OAKA! Unicaja tuvo que disputar el encuentro ante Panathinaikos en una pequeña pista donde sólo acudieron 1.800 espectadores ya que el OAKA se encontraba en plena remodelación de cara a los JJOO de 2004. En Grecia se cayó por 77 a 65, y su siguiente rival fue el TAU Cerámica, que no pudo hacer nada ante un Okulaja en estado de gracia (24 puntos y 12 rebotes), que lideró a Unicaja a vencer por 71 a 54.
Unicaja cerraba la primera vuelta con un balance de 4-3 que le permitía soñar con el Top 16. El Olimpia volvía a darles un mazazo al vencer en casa pero Unicaja se rehizo venciendo cómodamente al Buducnost. Otra derrota, esta vez ante Zalgiris por 87-67, con un inmenso Kornel David, fue la antesala de dos victorias de mérito. La primera, ante Maccabi, al que tenían tomada la medida, y la segunda ante Montepaschi en su cancha, aguantando ante la tripleta Stefanov-Turkcan-Ford, que anotó 55 puntos.
Los malagueños confirmaron su pase al Top 16 con esta victoria, con un récord de 7-5 que les valía, al tener ganado el basket average al Maccabi y Montepaschi, sus perseguidores. Unicaja cayó en los dos últimos encuentros, y se llegaba al Top 16. Era momento de soñar.
Pero los de Maljkovic se dieron de bruces con la realidad y ya sufrieron en la primera jornada el alto nivel del Top 16, cayendo por 76 a 95 ante el CSKA de Victor Alexander. Unicaja sumaría tres derrotas más, otra ante el CSKA y las otras dos ante Efes Pilsen y Cibona, hasta que vencieron, precisamente, al equipo croata en el Martín Carpena, 95-87 con Gurovic como principal arma ofensiva. Sin opciones en la última jornada, Unicaja cayó ante el Efes y se despedía con un récord de 1-5 de su primer Top 16.
Período 2003-2005. La quimera del Top 16.
Parecía increíble, pero los buenos resultados de los años anteriores no se pudieron repetir. El Top 16 se convirtió en un imposible y Unicaja pasó dos temporadas consecutivas sin pasar de la primera fase. En la temporada 2003-2004, el fin del proyecto de Maljkovic y la llegada de Paco Alonso al banquillo cambió el esquema del conjunto malagueño, que no cumplió con las expectativas, a pesar de fichar a jugadores de primer nivel como Victor Alexander, elegido en el quinteto ideal de la Euroliga la campaña anterior.
Los malos resultados en el inicio de temporada llevaron a la destitución de Paco Alonso, que fue sustituido por el hombre que cambió al club: Sergio Scariolo. Con Scariolo llegaron caras nuevas, como Larry Lewis, que mejoraron los resultados en ACB, permitiéndoles alcanzar las semifinales de playoff gracias a un encuentro magnífico en la Fonteta, donde Unicaja eliminó al Pamesa Valencia. En Euroliga, el eterno deseo de Unicaja, un Sabonis que dominó en su encuentro en Málaga, firmando un partido espectacular con 14 puntos y 10 rebotes, aunque el héroe fue un Ed Cota que volvió a amargar la fiesta malagueña con otra canasta sobre la bocina. En aquella primera fase, un récord de 4-10 apeó a Unicaja a las primeras de cambio, confirmando el fracaso.
En la 2004-2005 todo cambió. Unicaja puso toda la carne en el asador y con Scariolo en el banquillo, apostó por un proyecto ganador. Garbajosa, Vázquez, Bremer, Pepe Sánchez, Walter Herrmann… nombres históricos del club malagueño, que logró su primera y única Copa del Rey, hasta la fecha. En Euroliga se peleó para alcanzar el Top 16 después de un mal comienzo de campaña, pero la última victoria en la primera fase ante la Benetton no sirvió de nada y Unicaja volvía a caer en la primera fase. Tocaba reinventarse. Apostarlo todo. Y se logró.
2005-2007. El sueño de ser campeón.
Dos temporadas, un mismo nombre: Pepe Sánchez. El idilio del base argentino con la Euroliga tuvo su punto álgido en Málaga. Pero no adelantemos acontecimientos. Cuenta la leyenda que, una vez, Unicaja fue el mejor equipo de Europa.
Reciten conmigo: Carlos Cabezas, Pepe Sánchez, Jesús Lázaro, Marcus Brown, Berni Rodríguez, Stéphane Risacher, Walter Herrmann, Florent Pietrus, Jorge Garbajosa, Daniel Santiago y Sandro Nicevic. ¿Los recuerdan? Es la plantilla que llevó a Unicaja a alzarse con la ACB y a acabar primero de grupo en la primera fase de Euroliga, firmando tanto el mejor balance como el mejor juego.
Scariolo encajó las piezas a la perfección e hizo del baloncesto un arte con esta plantilla. Con Brown, que llegó aprovechando el affaire de Trajan Langdon. Unicaja perdió dos encuentros en los tres primeros partidos, ante CSKA y Real Madrid. A partir de ahí, una racha de 11 victorias seguidas, con el clímax ante Panathinaikos en el OAKA. Allí, todo salió bien.
Unicaja llegó a Atenas sin Walter Herrmann ni Carlos Cabezas, ambos lesionados, además de Sandro Nicevic, que sufrió una grave lesión en pretemporada que lo tuvo meses alejado de las canchas. Pero Unicaja apareció, con un Pepe Sánchez magistral (16 puntos, 7 rebotes y 5 asistencias) que mantuvo a Unicaja en el partido en todo momento, hasta que Berni Rodríguez tiró de coraje, entrega y talento para dejar la bandeja definitiva, la del 93 a 95, rompiendo el corazón de la zona de Panathinaikos y extasiando a los aficionados malagueños.
El Top 16 era una realidad y se comenzaba a soñar con la Final Four. La marcha en ACB animaba a ello, con Unicaja encaramado a la primera posición. Pero el Top 16 fue demasiado duro para Unicaja, y la derrota que encajó Unicaja en casa ante Olympiakos lo apeó del Top 16, impidiendo que lograran, por primera vez en su historia, el pase al Top 8. Unicaja tuvo que confirmarse con ganar la ACB, con un triple de Garbajosa que cerraría la herida de Ansley, al menos de forma parcial. Porque la historia guardaba un hueco para Unicaja. Todo estaba por decidir. El destino quiso marcar jugada.
2006-2007. La magia de Pepe Sánchez y la Final Four de Atenas.
¿Por qué hacer las cosas fáciles si se pueden hacer al estilo Unicaja? ¿Por qué llegar a la Final Four el año en el que ganas la liga si puedes hacerlo la misma temporada en la que encajas la peor derrota de tu historia? Ser aficionado de Unicaja tiene estas cosas. El destino siempre te guarda un hueco, siempre te permite sonreír a pesar de los golpes, que aquella temporada fueron muchos y muy duros.
Se marchó el núcleo duro de la plantilla campeona. Garbajosa ponía rumbo a la NBA, el ídolo eterno, el 15 que brindó la oportunidad de pelear con los grandes. También se marchaba Herrmann a hacer las Américas, Risacher a Murcia, Nicevic a LeMans… Llegaron Lorbek, Carlos Jiménez y Jiri Welsch, con vítola de estrella. Pero todo estaba preparado para que saliera mal, con una osteopatía de pubis que tuvo a Marcus Brown en el dique seco durante gran parte de la temporada.
No pudo empezar peor el año. Tres derrotas seguidas en Euroliga, la falta de acoplamiento de Lorbek, el mal nivel de Welsch, la adaptación al puesto de cuatro de Carlos Jiménez… Demasiados problemas en una misma temporada, que dejaban a Unicaja al borde del KO. Para más inri, los desencuentros entre Pepe Sánchez y Scariolo estaban a la orden del día, tambaleando los cimientos del proyecto.
Pero todo terminó funcionando. Los genios terminan entiendiéndose y Pepe supo salir al rescate. Primero, con una asistencia magistral a Pietrus para vencer 68 a 66 a la Lottomatica Roma. Después, en el peor escenario posible: Sala Pionir, 1 de febrero de 2007. El Top 16, en juego. Drobnjak desatado. Y Pepe Sánchez, glorioso y eterno, apareció al rescate. Como siempre que hizo falta. 20 puntos y la canasta del 90 a 92, la que acercaba a Unicaja al Top 16. Jiri Welsch ponía el 90 a 94 definitivo desde el tiro libre. Sí. Unicaja era equipo de Top 16.

Quiso la suerte que Unicaja tuviera un cruce favorable, a pesar de ser el último en clasificarse. El Aris, equipo revelación con Jeremiah Massey en sus filas, el Dynamo Moscow de Fotsis y Papadopoulos y una Benetton en pleno proceso de reconstrucción fueron sus rivales. Una y dos victorias seguidas, ante Aris y Benetton. Derrota en Moscú, con bronca entre Scariolo y Sánchez por un triple que lanzó el argentino y que el entrenador italiano consideró mal lanzado. Apartado del equipo. Tres victorias. Empiezan los rumores. ¿Y si..? Y fue. Victoria ante la Benetton y ante el Dynamo, con un nombre propio: Marko Tusek. El esloveno llegó como temporero y ejerció de líder, con 19 puntos y el pase al Top 8 en el bolsillo. La derrota ante el Aris no cambió nada. Unicaja pelearía por llegar a la Final Four.
¿Ante quién? Ante el Barça, su bestia negra. El equipo que lo privó de aquella final. La herida del triple de Ansley. Unicaja iba a dar guerra. Quería llegar a la Final Four de Atenas. Y así lo hizo. Primero, con una exhibición en el primer encuentro, en casa, pues los malagueños contaban con factor cancha. Marcus Brown volvía de su lesión y notablemente dolorido, jugó. El primer cuarto fue difícil, pero después todo fluyó. Sobre todo, Marcus Faison, con 17 puntos y el Carpena a sus pies. En Barcelona la historia fue bien distinta y los de Ivanovic arrasaron a Unicaja, venciendo por 80-58. Todo se decidiría en Málaga.
Aquel 12 de abril de 2007 prometía. Una espectacular tormenta daba los buenos días a la Costa del Sol, como antesala de lo que estaba por venir. Nubes negras, intensa lluvia y algún otro trueno que se colaba en el bullicio de la ciudad. A las 20.45 no cabía un alma en el Palacio de los Deportes. El Carpena rugía, más aún tras el mensaje de apoyo que envió el mismísimo Jorge Garbajosa antes del encuentro. Todo estaba preparado. La fiesta iba a comenzar.
Balón al aire, igualdad. Pelas, golpes, Iñaki de Miguel destrozando al juego interior del Barça. Fran Vázquez pletórico, dejándose llevar por la tensión y por los pitos. Basile metiendo el miedo en el cuerpo. Tusek heroico. Unicaja vence por seis al descanso, 38-32. Vuelta a la cancha, más golpes, más sudor, más dureza. ¡Qué bueno eres, Marcus Brown! El escolta americano aparece, con 10 puntos, como escudero de Tusek, que acaba con 15. Y el último minuto. 60-62, Berni recibe una dura falta. El Carpena grita. Jiménez entra por Tusek, que se marcha ovacionado, tras anotar 10 puntos en el último cuarto. Berni anota, 61-62. El segundo también, 62-62.
Berni defiende de maravilla a Navarro, que falla un tiro forzado. Jiménez captura el rebote, busca rápidamente a Cabezas, pero termina subiendo la bola Pepe Sánchez. El argentino pide calma. Bota, pasa a Berni y se mueve hacia el lado izquierdo del perímetro del Barça. Berni rompe a Basile con un magnífico cambio de mano, sale la ayuda de Navarro y… El resto es historia.
Pepe Sánchez se levantó desde el triple, como aquella noche hizo Ansley. Mas esta vez entró. Entró por todos aquellos que se dejaron la voz aquella noche. 65-62. Desconcierto total, Lakovic tira un triple a la desesperada que no vale al haber solicitado un tiempo muerto Ivanovic. Ruido, lágrimas, abrazos. Algunos aficionados ruedan por las escaleras, abrazados. Quedan 7.5 segundos. Navarro recibe falta. Mete los dos tiros. 65-64, dos tiros libres para Marcus Brown, que también los mete. Lakovic a la línea. Y falla el primero, viéndose obligado a lanzar a fallar el segundo. El rebote, para Cabezas, que se ve pegado a la línea de banda y lanza el balón al cuerpo de su defensor. Balón para Unicaja. Cabezas saca, recibe Brown, que encuentra a Jiri Welsch solo. Suena la bocina. El éxtasis. La patada de Jiri a la bola, que acaba en todo lo alto del pabellón. Algún aficionado tendría la suerte de que cayera en sus manos. Unicaja se va a Atenas, decía Ale Sandino en su retransmisión para la extinta Punto Radio. Y Unicaja se fue a Atenas.
youtube://v/Twon7FLDzYs
A vivir su sueño. A pelear con los más grandes. Sin complejos. Como un título. Aquella tarde Unicaja vibró. Vibró con los aficionados que se desplazaron hasta la capital griega para ver a su equipo en la Final Four. Vibró con los miles que se reunieron en el Palacio de los Deportes José María Martín Carpena, donde se colocó una pantalla gigante para que se pudiera disfrutar del partido. Primeros minutos ante el CSKA, muy duros, con pocos puntos y muchos nervios. 33-24 al descanso, con Papaloukas dominando el encuentro a su antojo. ¿Cómo se para a Andersen? Su fade away al poste está machacando a Unicaja, que no contaba con Daniel Santiago por lesión. Tensión en el tercer cuarto y… Carlos Cabezas. Heroico, pletórico, con hambre de títulos. Luchó cada balón, anotó y lideró la remontada de Unicaja. Hasta que quisieron los árbitros. Un “desafortunado” golpe en el ojo le impidió seguir jugando. No pitaron falta. El criterio cambió y se endureció en un lado de la zona. Adivinen cual.
Unicaja no logró pasar a la final. Estuvo cerca, pero no pudo ser. Langdon, Anderson y Papaloukas fueron demasiado. Hubo que conformarse con el tercer puesto, ganado al TAU Cerámica gracias a Marcus Brown, que anotó 14 puntos y la canasta del 74 a 76, una bandeja a falta de 1.2 segundos. Terceros de Europa. Impensable. Pero real.

2007-2013. Sin fallo en el Top 16.
La época de los cambios de proyecto. La inestabilidad, las idas y venidas, los fichajes fracasados. Unicaja no encontró regularidad en la 2007-2008 y Scariolo cerró su etapa en Málaga, sustituyéndolo Aíto García Reneses. Su historia en Málaga no fue la más destacada, más allá de una primera campaña donde alcanzó la final de Copa del Rey y estuvo a una canasta de la final ACB. Marcus Haislip, Boniface Ndong, Carlos Jiménez, Omar Cook, Robert Archibald, Joel Freeland, Luka Zoric son algunos de los nombres destacados de un período donde hubo más sombras que luces. Una época aciaga, pero que tuvo a Unicaja entre los 16 mejores año tras año. Su licencia A peligró por momentos, rozando con no cumplir los mínimos.
La vuelta de Garbajosa a Málaga dio esperanzas de recuperar el nombre del pasado, pero no repitió éxitos. Tocaba reconstruirse, de alguna forma, dar con una tecla que parecía no estar en la máquina de escribir malagueña. Fue el principio del fin, el motivo por el cual ahora este homenaje tiene sentido. La Euroliga se esfuma. Pero quedan partidos para el recuerdo.
2013, Marcus Williams. Talento descomunal e irregular. Una delicia cuando quería jugar. Unicaja apostó por Jasmin Repesa en el banquillo y no salieron las cosas como se esperaban. Una temporada horrible que terminó con un noveno puesto en ACB. Pero en Europa se soñó con el Top 8, gracias a las actuaciones de, precisamente, el mencionado Marcus Williams.

El base americano brilló como los intermitentes de un coche: un partido sí, otro no. No obstante, dio lo justo para guardar partidos en la retina. Tumbó a Panathinaikos con tres triples seguidos para irse a los 22 puntos, anotó 28 ante el CSKA en la primera victoria de la historia de Unicaja en el feudo del CSKA. Estuvo cerca del Top 8, aunque no pudieron pasar de ronda.
2013-2016. El punto y final a la historia. Granger y Siena. La era Plaza y el adiós.
Llegó Joan Plaza a Málaga y todo cambió. El equipo luchó, peleó y cambió su dinámica. Unicaja ha vuelto a competir en Europa y todo tuvo su comienzo en 2013. Una noche de jueves, 19 de diciembre. Frío en Málaga, el partido por la televisión. En un bar, con amigos, rezando por una victoria que llevara a Unicaja al Top 16. Que no empezara este proyecto ilusionante con mal pie.
Granger hizo el resto. Después de 39 minutos y 55 segundos de pura tensión, el uruguayo se inventó una genialidad. O tuvo suerte. Quién sabe. La cuestión es que Jayson Granger recorrió la pista en menos de tres segundos y lanzó a una mano, con un pie metido en la zona, para anotar a tabla una canasta histórica, venciendo por 62 a 64.
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En la pasada campaña, Kostas Vasileiadis y Ryan Toolson hicieron soñar también a Unicaja con cotas más altas, con sendos buzzer beaters ante Alba Berlín y Efes Pilsen, respectivamente. Pero no pudo ser, Unicaja no volvería al Top 8.
Unicaja ha cerrado, con esta temporada, 11 seguidas en Top 16, un hecho a la altura de sólo tres equipos: CSKA, Olympiakos y FC Barcelona. Hoy, 8 de abril de 2016, dice adiós a 15 temporadas consecutivas (16 en total) en la máxima competición, dice adiós a jugar contra los mejores. Su último rival, el Fenerbahçe de Obradovic, cumple de sobras. Sin nada que jugarse, eso sí, pero como despedida es inmejorable. Atrás queda la época gloriosa. Atrás queda aquella Final Four. Pero siempre permanecerá en la memoria. Igual que la victoria en Moscú de esta temporada. O darle la puntilla al Maccabi para que cayera eliminado. Los grandes nombres propios, las estrellas que han pasado por Málaga. Todas quedan atrás.
Ahora toca afrontar la nueva realidad del baloncesto europeo. Unicaja dice “hasta pronto” a la Euroliga. No es una despedida. No nos gustan las despedidas. Y siempre nos quedará Atenas.
Los mejores momentos según prensa y aficionados.
En este último apartado se han querido recopilar los momentos más emotivos de algunos de los periodistas y seguidores de Unicaja.
Juan Carlos Bonilla (colaborador de La Opinión de Málaga y Cope Málaga): “Primero recuerdo una pancarta en Ciudad Jardín, creo que era hasta antes del playoff final ante el Barça, que decía en un perfecto griego “Tiembla, Olympiakos”. Después, recuerdo cuando vino el Zalgiris de Sabonis, después de la NBA, que fui a aquel partido con 40º de fiebre sólo para verlo jugar. Y también, por supuesto, el triple de Pepe Sánchez. Viajar a Atenas y ver allí al llegar el nombre del CSKA, Panathinaikos, Baskonia y después el abanico del escudo de Unicaja fue histórico.”
Juan Andrés Merino (aficionado de Unicaja): "Sin duda uno de los momentos más memorables que he vivido como aficionado ha sido la remontada al Panathinaikos, con Scariolo en el banquillo, en un partido donde tras ir perdiendo claramente y con el Carpena frío y fuera del encuentro, el Italiano forzó su descalificación, golpeando una silla contra el suelo, provocando una reacción brutal en el equipo y en la grada que se llevó por delante al otrora equipo dirigido por Obradovic en una remontada épica."
Daniel Mérida (redactor de Solobasket): “Han sido muchos momentos buenos los que la Euroliga ha traído a Málaga. Hemos disfrutado de grandes estrellas del viejo continente tanto en Ciudad Jardín como en el Martín Carpena, pero si me tuviera que quedar con un momento de Euroliga sería sin duda aquel triple de Pepe Sánchez en abril de 2007 que valió una clasificación histórica para la Final Four. La forma de convertir aquella canasta, ese vuelo hacia atrás del base argentino, la victoria ante un rival como el FC Barcelona. En definitiva un triple para el recuerdo.”
Francisco Javier Galván (aficionado de Unicaja): “Lo fácil seria quedarme con el pase a la Final Four. Pero creo que me quedaría con la victoria en la pista del Panathinaikos. La de la penetración de Berni. Eso fue un puñetazo en la mesa.”
David Castro (aficionado de Unicaja): Yo me quedaría con el mate de Zoran Dragic ante el Fenerahçe. Por su importancia, por el momento. Además, en ese partido estaba con 39 de fiebre y salí de allí sudando y afónico.
