Viajamos hasta Dubái para conocer de cerca el ambicioso proyecto baloncestístico de Dubai Basketball y conversar con una de sus figuras clave: el entrenador español Francesc “Cesc” Senpau. Con una amplia trayectoria en el baloncesto catalán, pasando por clubes como el CB Vic o el CE Bisbal Bàsquet, Senpau forma parte del staff técnico de la cantera de Dubai Basket. En esta entrevista con Solobasket, nos comparte su visión, su experiencia y los detalles de un proyecto que sigue creciendo con fuerza.

La misión: profesionalizar el talento adolescente en el Golfo Pérsico

¿Qué hace en Francesc Senpau en Dubái y qué funciones desarrollas dentro del proyecto Dubái Basketball?

Durante el mes de mayo me pidieron que me incorporara al staff del equipo Next Generation que competía en Abu Dhabi, con Slaven Rimac como head coach, y que trabajara con él durante aquellas semanas. Esa experiencia me permitió conocer Dubái, el proyecto de Dubai Basket y valorar posibles opciones de futuro.

A partir de ahí me presentaron una propuesta en firme para integrarme en este proyecto Elite de desarrollo de jugadores de entre 15 y 18 años, vinculado directamente al primer equipo, y todo encajó. Ahora mismo contamos con un grupo de 16 jugadores nacidos entre 2007 y 2012.

Somos dos entrenadores —mi compañero Irhat Tinjak, con una larga trayectoria en Girona, y yo— y trabajamos con los jugadores en sesiones de mañana y tarde. El objetivo no es solo competir a nivel local, donde el nivel es más modesto, sino también darles exposición internacional en torneos como el Next Generation, el Orange Bassano o competiciones en Rijeka o Viena.

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Un salto de 6.000 kilómetros: cuando la ambición supera a la nostalgia

¿Te costó mucho decidirte?

Creo que toda profesión tiene sus momentos y sus tiempos. Cuando te llega una propuesta así, normalmente es porque deportivamente es muy interesante, económicamente también lo es, o incluso ambas cosas. Al final, estamos hablando de tomar la decisión de irte a 6.000 kilómetros de casa, y eso siempre pesa. Pero el nivel de los jugadores con los que trabajamos aquí es realmente alto y el proyecto tiene mucho sentido. Por eso, cuando me presentaron una oferta concreta, firme y con unas condiciones claras, la decisión no me costó prácticamente nada.

¿Cómo es en general este proyecto megalítico de Dubai Basket?

Es un proyecto realmente apasionante, porque apenas llevamos 15 meses de vida. Empezamos desde cero, así que estamos construyendo absolutamente todo. El primer equipo ya tiene una dinámica muy definida, y desde Dubai Basketball Academy buscamos convertirnos en ese puente natural entre el primer equipo y la cantera.

Creemos que, con el tiempo, también habrá talento local dentro del programa Elite. En una ciudad de cuatro millones de habitantes tiene que haber jugadores con potencial; simplemente hay que detectarlos, cuidarlos y trabajar con ellos.

El programa Elite ya empieza a tener su encaje dentro de la estructura del club. Sin ir más lejos, durante la pretemporada —cuando muchos jugadores del primer equipo estaban con sus selecciones— hubo dos chicos del programa que entrenaron regularmente por las mañanas con la primera plantilla. Esto demuestra que la conexión existe y que estamos en el camino correcto.

El puente hacia el profesionalismo: entre la Euroliga y el sueño americano

De cara al futuro, Cesc Senpau explica que el proyecto tiene como objetivo consolidarse como un puente real hacia el baloncesto profesional de alto nivel. La idea central es que parte del talento que actualmente se forma en la academia pueda llegar a integrarse en el primer equipo, convirtiéndose en jugadores preparados para competir en contextos de máxima exigencia. Paralelamente, el club observa con atención las oportunidades que ofrece el sistema estadounidense —institutos y NCAA—, un camino que puede impulsar la proyección internacional de los jóvenes y, al mismo tiempo, generar un retorno que ayude a sostener un programa de desarrollo tan ambicioso.

La estructura contempla también la posibilidad de mantener los derechos de ciertos jugadores en Europa o dentro del propio club, garantizando que, si regresan tras su etapa en Estados Unidos, puedan reincorporarse al proyecto y continuar su progresión.

En este arranque de curso, los objetivos deportivos inmediatos pasan por participar en torneos internacionales de referencia. El equipo ya ha competido en Bassano, un evento que reunió a cuatro High Schools estadounidenses y a clubes de gran tradición formativa como Zalgiris, Olimpia Milano, Orange Team o Stella Azzurra. Estas citas permiten mostrar el potencial del grupo y situarlo en el radar de scouters y agentes, un paso fundamental para seguir dando forma a un proyecto que aspira a hacerse un nombre en el panorama internacional.

Una torre de Babel en formación: potencia africana y escuela del Este

¿Cómo es esta plantilla que entrenáis actualmente?

Actualmente contamos con jugadores de cinco categorías de edad distintas: un solo jugador U19, Ian Lazarevski; dos jugadores U18; dos jugadores U17; y el resto en categoría U16, además de dos chicos nacidos en 2012 —uno de Sudán del Sur y otro de Camerún—. En total, ahora mismo hay seis jugadores africanos dentro del proyecto, mientras que el resto provienen principalmente de Europa del Este: Bosnia y Herzegovina, Montenegro, Croacia, Eslovenia, Eslovaquia y Lituania.

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La mayoría de nuestros jugadores provienen del baloncesto europeo, pero también contamos con un grupo importante de chicos llegados desde África, muchos de ellos con un nivel de IQ baloncestístico más bajo, lo que convierte este momento en una oportunidad ideal para trabajar desde la base y desarrollarlos desde muy jóvenes. Ahora mismo, de los 16 jugadores que tenemos, unos diez son U16, y creemos que buena parte del talento de futuro está en la generación de 2010. La idea es trabajar con ellos durante dos o tres temporadas para que puedan convertirse en perfiles atractivos tanto para dar el salto a Estados Unidos como para proyectarse hacia el baloncesto profesional. Ese es el objetivo a corto plazo.

¿Cómo se desarrolla el trabajo con este grupo de jugadores?

La mayoría de los jugadores que alcanzan el nivel mínimo de inglés están escolarizados en centros de máximo nivel aquí en Dubái. El sistema de escuelas privadas es realmente impresionante y el club asume también estos costes de escolarización.

En cuanto al grupo, es un conjunto muy diverso en lo que respecta a la comprensión técnico-táctica del juego, pero con un potencial físico muy interesante. Además, detrás hay muchísimo trabajo: entrenamos más que muchos equipos profesionales, con sesiones por la mañana y por la tarde, además del trabajo de gimnasio.

Tres semanas en el cielo: la logística imposible de un club transcontinental

Aunque durante la pretemporada la conexión entre la academia y el primer equipo fue constante —con sesiones compartidas, entrenamientos conjuntos y una comunicación fluida con el técnico Jurica Golemac—, la dinámica ha cambiado por completo con el inicio del curso. El calendario y, especialmente, el volumen de viajes del primer equipo han reducido al mínimo el contacto directo. La magnitud de estos desplazamientos es inédita en el baloncesto profesional: el club ha calculado que, solo durante la temporada regular, la plantilla pasará alrededor de tres semanas completas en el aire, una cifra difícil de encontrar incluso en franquicias NBA.

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Aun así, los puentes entre ambas estructuras permanecen activos. Uno de los asistentes del primer equipo, el tecnificador Davor Matkovic, se incorpora al trabajo de la academia siempre que la primera plantilla afronta desplazamientos cortos y no viaja con el grupo, aportando sesiones de tecnificación y manteniendo vivo el flujo de información. Desde la propiedad existe un interés evidente en que la Academia y el programa Elite sigan creciendo como parte estratégica del proyecto global del club.

Entrenar en el futuro: crecimiento frenético y calor extremo

¿Cómo es la vida allí?

El día a día en la academia gira principalmente en torno a entrenamientos y partidos. Los jugadores compiten en la liga sub-19 y la liga senior de Emiratos Árabes, además de torneos entre academias privadas. Una semana típica incluye seis entrenamientos matutinos y cinco por la tarde, con sesiones de gimnasio intercaladas.

La vida en Dubái es peculiar: durante siete meses del año las altas temperaturas obligan a moverse casi siempre cubiertos o en espacios cerrados, aunque de octubre a marzo el clima es más soportable. La ciudad impresiona por su magnitud y ritmo de crecimiento: con grúas por todos lados, Dubái se prepara para duplicar su población en pocos años. Aun así, combina esa expansión con servicios de primer nivel, seguridad, limpieza y una oferta de ocio extraordinaria, incluyendo playas y espacios de esparcimiento, aunque el tiempo para disfrutarlos suele ser limitado por la exigencia del proyecto deportivo.

Y tema instalaciones, porque también supongo que es un mundo aparte. ¿Es así?

A nivel de instalaciones, uno de los grandes retos del club es contar en el futuro con una ciudad deportiva propia. Actualmente, tanto el primer equipo como la academia utilizan las instalaciones de Shabab Al Ahli, uno de los clubes polideportivos más importantes de Dubái, aprovechando las horas libres disponibles.

El propietario del club tiene la intención de, a medio o largo plazo, construir un complejo que permita centralizar a todos los equipos, fomentar la convivencia y concentrar los servicios cerca del pabellón. Por ahora, el primer equipo solo utiliza el Coca-Cola Arena el día previo a los partidos.

Autosuficiencia y Euroliga: el plan maestro de los propietarios

¿Cuál es la meta que quiere llegar Dubai Basketball?

Dubai Basketball cuenta con un plan de negocio muy serio, inspirado en el modelo estadounidense más que en el europeo, con el objetivo de que el club sea autosuficiente y competitivo a largo plazo. La ambición es clara: los propietarios han adquirido una licencia de cinco años en Euroliga y buscan consolidar al equipo como un referente capaz de disputar la competición al máximo nivel.

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Además, el proyecto cuenta con ventajas financieras importantes, como un régimen fiscal distinto al europeo, y con una sólida inversión empresarial. A nivel social y de imagen, Dubai Basketball también avanza con fuerza, desarrollando las categorías inferiores y construyendo una marca potente dentro y fuera de la cancha.

El éxodo inevitable: competir contra los millones del sistema universitario

Hablar con el entrenador catalán también es consultar sobre la marcha de jugadores europeos rumbo a Estados Unidos y NCAA. Para Senpau, la irrupción de oportunidades económicas y deportivas fuera de Europa está cambiando por completo el panorama para los jóvenes talentos del baloncesto. Las condiciones que se ofrecen en Estados Unidos son prácticamente inigualables: desde un desarrollo deportivo estructurado hasta contratos que multiplican por varios factores lo que podrían percibir en sus primeros años senior en clubes europeos. Además, la experiencia americana incluye carrera universitaria, aprendizaje del idioma y una proyección profesional a largo plazo.

Esta realidad ha modificado las reglas del juego. Muchos jugadores ven estas opciones como prioritarias, mientras que los clubes europeos deben replantearse sus estrategias de formación e inversión: es habitual que los talentos más prometedores abandonen sus plantillas justo cuando deberían dar el salto a competiciones nacionales o primeros equipos.

Lejos de ser algo claramente positivo o negativo, lo cierto es que esta dinámica es imparable. La “ola” ya está en movimiento y tanto jugadores como clubes y representantes deben adaptarse, reconociendo que estas oportunidades internacionales están marcando los tiempos y prioridades del baloncesto actual.