Cada cierto tiempo aparece en el baloncesto norteamericano de formación una figura llamada a dominar las zonas, la pintura y las cercanías del aro, ese raro espécimen objeto de deseo por los scout de las NBA que ven en el jugador un futuro prometedor. Los más recientes Dight Howard o Shaquille O´Neal, o los históricos Kareem Abdul-Jabbar, Wilt Chamberlain o Bill Russell se convirtieron en ídolos y referentes para sus equipos y la liga profesional, aunque no todos los casos fueron exitosos como bien saben Sam Bowie o Greg Oden.
Siguiendo el camino de estos dinosaurios de la zona aparece en el firmamento estadounidense una estrella que brilla más que ninguna otra: Andre Drummond.
Dos metros y 12 centímetros de altura para una envergadura de 2 metros y 20 centímetros y un peso de más 120 kilos combinado con una inusual coordinación y capacidad atlética convierten a Andre Drummond en la mayor promesa del baloncesto de formación estadounidense. El joven pívot, que cumplirá 18 años en el próximo mes de agosto, juega en el instituto St. Thomas More en el estado de Connecticut. Al contrario que la mayoría de los chicos de su edad que se convierten en estrellas a una temprana edad, Drummond es un joven discreto, al que le gusta pasar desapercibido y alejarse de los focos, no encontrarás tatuajes en su descomunal cuerpo, Drummond prefiere permanecer alejado de los medios de comunicación, las entrevistas y la vorágine del proceso de reclutamiento universitario.
Tal es el caso, que el reclutamiento del jugador permanece como el mayor misterio de entre todos los jugadores de EEUU. Ni él ni nadie de su entorno o escaso sequito (compuesto tan solo por su madre Christine, enfermera en un hospital, y su entrenador, J.R. Hargreaves) suelta prenda sobre cuál será su destino: será la familiaridad y cercanía de la universidad de Connecticut, que se postula como favorita, los halagos y promesas de John Calipari para acogerle en Kentucky, la fama de Duke y North Carolina o incluso un salto prematuro a la NBA, nadie sabe ni tiene idea del futuro de la mayor promesa nacional. Habiendo conseguido el número de créditos suficientes como para finalizar el instituto y cumpliendo 18 en el próximo agosto, Drummond bien podría saltar a la competición universitaria esta próxima temporada o bien continuar un año más en su actual Prep School para después plantearse el salto directo a la NBA.
Cuáles son las características que hacen de Drummond el jugador más codiciado al otro lado del atlántico…Lo primero que llama la atención en el jugador es la excelente coordinación y agilidad para un cuerpo de semejante tamaño, un físico que podría competir en NBA a día de hoy. El hecho de que Drummond practicará otros deportes en sus primeros años de instituto tales como beisbol, fútbol americano o lacrosse hicieron desarrollar en él una coordinación inusitada en un jugador de su físico. No es casualidad que a Drummond se le comparé con jugadores de la talla de Dight Howard (su ídolo, del cual copia el número 12 en la camiseta) Amare Stoudemire, David Robinson o Shawn Kemp, además de ser un portento físico Drummond no es un jugador con escasez de talento, cuando recibe cerca del aro no hay rival quien pueda pararle, sabe colocarse para recibir y es muy explosivo en todas sus acciones cercanas a canasta las cuales finaliza en mate en la mayor parte de los casos. Drummond es habilidoso en el manejo de balón, sabe poner la pelota en el suelo y desplazarse con bote tanto de cara como de espaldas a canasta, en ocasiones esta habilidad suya le hace perder concentración encarando rivales desde posiciones muy lejanas al aro, su capacidad de pase no desmerece al resto y cada vez toma mejores decisiones cuando saltan las ayudas defensivas para encontrar la mejor opción. Las mayores virtudes de Drummond están en el rebote y su presencia defensiva, es un jugador imponente debajo del aro que condiciona el ataque rival en gran medida, destaca por su timing de salto y su fuerza que le convierten en un jugador temible a la hora de taponar y rebotear. En cuanto al tiro, no siendo este aspecto del juego uno de sus fuertes, si es cierto que ha demostrado mucha mejoría en los últimos años.
Los analistas norteamericanos exponen algunas dudas en cuanto a la actitud de Drummond, en ocasiones algo fría por la que se le achaca ser un jugador poco motivado. Ante esto su entrenador señala más bien a la personalidad del chico, tímido, reservado y poco deseoso de acaparar atención, centrado única y exclusivamente en su deseo de mejora y crecimiento tanto deportivo como académico.
De lo que no hay duda es que el potencial de Drummond es incomparable al de ningún otro jugador de su generación, o incluso universitario, actualmete. Hasta el momento Drummond es un hombre entre niños, pronto llegará la ocasión de evaluar su potencial cuando se enfrente a jugadores mayores en edad y de su mismo tamaño. A poco que trabaje y continúe en esta línea podrá tener una solida carrera como profesional, después su ambición personal le colocaron en una u otra galaxia del universo NBA. Junto a Drummond destacan en la generación 2012 otros nombres con brillante futuro por el delante como el alero Shabazz Muhammad y los pívots DaJuan Coleman e Isaiah Austin.