Los cuartos de final nos traían un duelo clásico en el Sports Arena Center de Moscú, donde el CSKA recibía al Baskonia de Vitoria. Dos clubes históricos en la Euroliga, aunque esta vez los moscovitas partían como segundos en la clasificación, y los de Sito Alonso como séptimos, tras una derrota en el último partido de la fase regular, en el Buesa Arena.

Y el primer cuarto, que parecía empezar de tal modo que ambos conjuntos hacían honor a su fama (7-7 en los primeros instantes), rápidamente se iba volcando del lado local, gracias a rápidas transiciones y al acierto en el tiro libre, que eran producto de un precipitado ataque vitoriano, así como de la rápida entrada en el bonus. Todo esto, con De Colo y Jackson entrando de titulares, e imprimiendo cada vez más ritmo al encuentro.
El rebote también era muy importante para que los rusos lograran sus primeras ventajas con tanta facilidad. En cinco minutos y medio Baskonia llevaba uno, y su rival seis (al final del cuarto: 9-4). Esto, sumado a los puntos fáciles mencionados del equipo local y a la nula capacidad alavesa de generar ventajas, daba como resultado una máxima de 11 puntos en un abrir y cerrar de ojos: 21-10, tras triple de Fridzon. Se siguió en esta dinámica hasta el final del primer cuarto, a pesar de un pequeño apretón final de Baskonia, que lograba colocarse a siete: 26-19.

Tras los primeros diez minutos, el segundo período nos deparaba un cambio de actitud radical en las filas vascas. Luz, que estaba carburando a gran nivel ya desde el final del cuarto anterior (9 puntos, 4 asistencias y 12 de valoración al descanso), lideró a un enérgico Baskonia en su reacción, tanto desde la intensidad defensiva, como anotando y siendo clave en la mejora de la circulación del balón.
Con todo esto y unos Voigtmann y Shengelia que mejoraban considerablemente el control del rebote defensivo, Baskonia era capaz de culminar la remontada colocando un 33-35 en el luminoso, gracias a un triple de Beaubois (máximo anotador al descanso con 11 puntos). Desde aquí, se dio un intercambio de golpes, donde CSKA fue capaz, gracias a los triples de Teodosic, de irse con un 44-40 al descanso.
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Tras el pase por los vestuarios, CSKA salió con una pequeña marcha más. Y eso, sumado a una «empanada» de los chicos de Alonso, provocaba que las ventajas volvieran a crecer de una manera algo preocupante. De un 44-42 tras dos tiros libres de Shengelia, se dio un parcial de 14-9, que conducía a un 58-51. Todo gracias a un buen juego colectivo y al trabajo sucio de Augustine, que era la representación de cómo su equipo aprovechaba las segundas oportunidades.
Pero la cosa no se quedó ahí. Con De Colo anotando en sus ya clásicas y plásticas penetraciones, sumado a una antideportiva de Diop (que no fue tal), el parcial creció hasta llegar de nuevo a los once de ventaja: 69-58. Poco después, el cuarto terminaría con 72-62, y la sensación de que los visitantes estaban muy sobrepasados por la capacidad ofensiva moscovita.

El período definitivo comenzó con tres puntos de Larkin, que solo llevaba dos hasta el momento, y esto no fue más que el inicio de su show particular. Antes de pasar tres minutos, había anotado tres triplazos, secundados por otro de Hanga. Y del 72-62 se pasó a un 76-75, en ese mini-festival de tiro exterior. Entre De Colo y Teodosic trataban de mantener la ventaja en casa rusa. Pero, con el pequeño base americano de Baskonia anotando otro triple y un dos más uno, los visitantes lograron ponerse por delante de nuevo, tras el segundo cuarto: 84-85.
Pero esto no fue suficiente para parar al killer Teodosic, que con dos tiros libres y un triplazo, sumado a una canasta de De Colo tras pérdida baskonista, dejaba el marcador en 93-90. Y, aunque Baskonia tuvo una opción más, Shengelia falló su tiro bajo la canasta con un poco de mala suerte. El juego de los tiros libres hizo que CSKA confirmara su victoria por 98-90 y colocara el 1-0 en la serie.

A pesar de lo que muchos podían haber imaginado (un servidor incluido), Baskonia tuvo opciones reales de ganar el partido y puede ser optimista de cara al resto de la serie, siempre y cuando haga algunos ajustes más. 98 puntos es demasiado cuando juegas con el actual campeón de la Euroliga. Por su parte, el equipo de Moscú no ha hecho un buen partido. Muestra su brillantez en ataque, pero del mismo modo ha fallado defensivamente y ha tenido altibajos muy claros. Sin duda, la serie tiene muy buena pinta, sobre todo cuando lleguen los partidos del Buesa Arena, donde habrá un gran ambiente.
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