-Casi todos los años nos llegan desde USA historias que relacionan el baloncesto con la deportividad, el afán de superación o de romper barreras fruto de los prejuicios. Relatos que bien servirían de guion para una superproducción en Hollywood. 

Pues bien, hace unos días en El Paso, Texas, Peter Morales hizo algo parecido: Como entrenador de la sección de baloncesto del Coronado High School contaba con la inestimable ayuda de Mitchell Marcus, un chico con un pequeño retraso mental al que todo el mundo adoraba. Trabajador, constante y siempre fiel a los Thunderbirds. Coronado confesaba: "Es una persona a la que a nuestro equipo le encanta que siempre esté por aquí". 

Para agraceder su entrega, quiso premiarle de forma especial y lo convocó para jugar el último partido de temporada. Lo que nadie pensaba era que en la fase final del encuentro iba a darle minutos. Coronado HS ganaba sólo de 10 pero a su entrenador le dio igual. Por encima del resultado están las personas. En las gradas sólo se escuchaba: "Mitchell, Mitchell..."

Todos sus compañeros intentaron por todos los medios buscarle para que pudiese anotar y así poder entrar en la historia del instituto pero tras varios intentos no tuvo suerte y el tiempo se terminaba. Además, con pocos segundos para el final, la que supondría la última posesión antes del pitido final, la bola era en saque de banda para el equipo contrario. Esto es lo que ocurió entonces:

youtube://v/XqUXMmIWk3sJonathon Montanez, jugador del equipo contrario Franklin High School sacaba de banda y prefirió pasarle a su rival Mitchell Marcus para que tuviese la última oportunidad de anotar. "He crecido tratando a los demás como me gustaría que me tratasen a mi. Sólo creí que Mitchell merecía esta oportunidad, SU oportunidad" declaró Jonathon. 

-Pero esta no es la única de las maravillosas situaciones que nos acerca el basket. Todos recordamos cómo otro ayudante como Jason McElwain, alumno del Greece Athena High School en el estado de Nueva York se convirtió en heroe inesperado a pesar de estar diagnosticado de autismo. En 2006, en el último partido de temporada en casa, su entrenador quiso darle la oportunidad de vestirse y jugar los últimos instantes del encuentro. No pudo salir mejor ya que metió 20 puntos y salió ovacionado y a hombros de todos los asistentes en el pabellón:

youtube://v/1fw1CcxCUgg

-Otro ejemplo más nos llegó en 2012 en el estado de Colorado. Concretamente en el Golden High School donde Scotty Lubkeman inspirado por su hermano mayor y que fuera estrella del mismo instituto años atrás, quiso siempre formar parte del equipo de baloncesto. Hasta ahí todo correcto, pero el matiz es que Scotty tiene Sindrome de Down. Como las oportunidades no llegaban, en un partido ante D'Evelyn High, su entrenador le dio la oportunidad de jugar los instantes finales. Tras un tiro libre en contra, Lubkeman se situó en la linea de tres para que a cuatro segundos del final del encuentro, anotase un triple que nadie de los que estaba en la grada podrá olvidar, y mucho menos él:

youtube://v/1IXmWDdwLaU

Una vez más el basket nos deja momentos para el recuerdo, para recordarnos que esto es un deporte e independientemente de rivalidades, de victorias o derrotas, las personas y la bondad debería estar por encima de todo independientemente de prejuicios y barreras inexistentes que queramos inventar.