Foto de la portada: PictureAlliance / Icon Sport.

Hace ya casi una década, el mundo del baloncesto cambió en cuanto a derechos televisivos se refiere. Hasta entonces, Televisión Española (TVE) había sido la cadena que había emitido los partidos de la ACB durante bastantes años, pero en 2015 se gestó el giro de 180 grados. Movistar+ entró en escena para “quedarse” con la Liga Endesa con el fin de ofrecer un producto más atractivo y dotar de más músculo económico a los propios clubes. Según Palco23, que tomó como referencia los datos obtenidos en el Registro Mercantil, en la temporada 2014-15, los ingresos de la ACB en materia de derechos audiovisuales fueron de 3,5 millones de euros. En la 17-18, llegaron casi a los 10 millones, mientras que los últimos datos dicen que en la 20-21 la máxima competición estatal percibió 12,2 millones, según publicó 2Playbook. El contrato vence este mismo 2023, pero todo hace indicar que la cadena privada es la mejor posicionada -quizá la única- para seguir retransmitiendo los contenidos de la Liga Endesa. 

Pasemos ahora a hablar de la Euroliga. Los derechos televisivos de la mejor competición a nivel continental eran propiedad de Movistar hasta 2019. Ese año llegó DAZN para emitir todos los partidos de la jornada, y hasta esta temporada ha tenido el monopolio del baloncesto en competiciones europeas -hasta hace unos meses también retransmitía la BCL-. Fue una auténtica revolución, porque se había pasado de una única opción, que era ver la Euroliga por Movistar pagando un paquete con un coste bastante elevado a pagar solamente por las mejores competiciones europeas. Pero todo parece haber cambiado en las últimas semanas. La plataforma, a la que muchos consideran el “Netflix del deporte”, se ha decantado por apostarlo todo al fútbol, y de los 9,99€ al mes que costaba ver toda la Euroliga y la Eurocup ha pasado a 18,99€ y sin posibilidad de compartirlo. Esta subida de precio creó mucha controversia cuando se anunció, ya que muchos aficionados no querían pagar por un deporte, el fútbol, que no querían ver. De hecho, muchos de ellos decidieron darse de baja y “sacrificar” así el poder disfrutar de los mejores duelos del continente.

Ante esta situación, ha vuelto a emerger la figura de Movistar+, que pretende volver a hacerse con los derechos de televisión de la Euroliga y volver a tener el monopolio del baloncesto, tanto nacional como continental. No por ambición de quedarse con todo, sino por la pasividad de DAZN. Esto significaría que, si un espectador quisiera disfrutar de la Euroliga, tendría que abonarse al canal de pago con todo lo que ello conlleva. Y si nada cambia, ese aficionado tendría que pagar alrededor de 100€ y ser cliente de Movistar, claro. Un precio que no es accesible a todo el mundo.

Si se confirman lo que dicen algunas voces, el futuro del baloncesto televisado vuelve a ser idéntico al de hace unos años: pagar mucho por un producto que volverá a ser un privilegio. Por ello, se ha vuelto a poner sobre la mesa el eterno debate del League Pass. Explicado de manera sencilla, y basándonos en el modelo de la NBA, el League Pass es un “pase” que tiene el espectador, que paga una cantidad de dinero en función de lo que quiere ver. Este producto ofrece diferentes posibilidades: desde ver solo los partidos de tu equipo a contratar partidos de manera individual. Además, también existe la opción de coger toda la temporada a un precio competitivo. La pregunta -o la queja- de los aficionados es la siguiente: ¿por qué no se toma la idea que tan bien funciona en la NBA? Si se empleara esta fórmula, no se necesitaría estar con la compañía telefónica para poder disfrutar de todo el baloncesto, sino que se podría escoger aquello que más interesara. 

Es una idea que, según las opiniones que los aficionados lanzan por redes sociales, sería bien recibida y tendría bastante aceptación. Pero por el momento Movistar+ no parece estar por la labor de lanzar un producto semejante a la League Pass. No por el momento.