Partido de rachas. Los griegos han empezado mejor, más intensos en defensa y borrando al Barça de la pista. Pero la irrupción de Navarro y Abrines ha sido un soplo de aire fresco para los de Pascual, que han dado la vuelta al marcador. Pese a ello, ya en la segunda mitad, la batería interior del PAO ha vuelto a complicar las cosas hasta que Pleiss y Doellman han conseguido imponerse para dar la victoria a los blaugrana (77-81).

Empezaba intensa la defensa del Panathinaikos, con fuertes líneas de pase y, a la vez, muy cerrada dentro cuando Tomic recibía un balón. El primer parcial, de 7-1, ejemplificaba un inicio de partido con claro dominio de Batista (16 puntos y 9 rebotes) y Gist (14 puntos y 5 rebotes). Pero poco a poco, con Satoransky de director repartiendo asistencias desde el poste bajo y gracias a la entrada en pista de un acertado Navarro (17 puntos) y de un hiperactivo Abrines, capaz de recuperar una bola tras saque de fondo del rival, el Barcelona conseguía dar la vuelta al marcador (32-40).

La incomodidad se trasladaba al bando local, sin fluidez ofensiva y con muchas más dificultades para controlar a los jugadores del Barça. Las sucesivas pérdidas de balón, en el primer cuarto territorio de los de Pascual, pasaban a ser el lastre del PAO.

Pero como si de una montaña rusa se tratara, y con la fuerte presión de un OAKA abarrotado de fondo, el partido volvía a ajustarse después de la máxima diferencia favorable al Barça (32-42). 2 pérdidas seguidas de los blaugrana obligaban a Pascual a parar el encuentro, que no serviría para reconducir la situación. Después de la intervención del técnico de Gavà, robo y mate de Gist (45-49).

Era entonces cuando aparecía en acción la versión más reivindicativa de Tibor Pleiss (15 puntos). El pívot alemán, que estaba desarrollando un buen partido controlando a Batista, mucho más cómodo este jugando frente a Tomic, se desataba en ataque con mágicas asistencias de Huertas (49-55).

Con Pleiss en estado de gracia, serían las faltas personales, cinco al inicio del último cuarto, las que impedirían al techo del Barça permanecer más minutos en pista. Momento en el que Doellman (21 puntos) decidía asumir la responsabilidad ofensiva ante un Panathinaikos que seguía presentando batalla, peleando hasta el final y llegando a ofrecer unos últimos minutos de tensión y con la prórroga más cerca que lejos.