Era cuestión de tiempo. Y de ritmos. Alguien tenía que ganar la décima en Belgrado. Habitualmente las leyendas se imponen, pero esta vez fue el equipo, un Madrid muy coral que supo superar momentos complicados, con el tempo en contra, para imponerse al Fenerbahçe de Melli, espectacular. Pero el trabajo en defensa y especialmente en el rebote ofensivo permitió al conjunto de Laso levantar su décima Copa de Europa después de jugar un gran partido (85-80).
El papel de Causeur, anotando 12 puntos en el tercer cuarto y poniendo por delante al Madrid fue clave en el encuentro. A partir de ese momento, los blancos no volvieron a ir a remolque en ningún momento, controlando el partido y moviendo muy bien la pelota en ataque. En defensa, las dudas se acrecentaban en un Fenerbahçe que solo parecía encontrar solución con un inmenso Melli. En los instantes finales, y con el último intento turco después de un triple de Ali Muhammed, el Madrid supo mantener la calma y dominar los tableros. Como la última canasta de Thompkins, decisiva.
Nadie descubrirá a Doncic a estar alturas, pero cuando coge el balón, el público espera. Algo va a suceder. 6 puntos del esloveno, los seis primeros de su equipo. Al otro lado, el Fenerbahçe buscaba el duelo interior contra Luka, con Kalinic de espaldas. La apuesta turca no salía mal ya que contaba con un aliado inesperado: Duverioglu (9-11).
En los primeros minutos, con Wanamaker en pista y el primero descanso del MVP de la temporada de la Euroliga, Doncic, el ritmo era del conjunto de Obradovic. Pero la entrada en pista de Llull y Rudy por un lado y Dixon por el otro catapultaba a los blancos, que encadenaban 3 triples (21-17). El juego era de los de Laso. Cómodos, dando ritmo al balón.
Además, el absoluto control del rebote (13 rebotes ofensivos del Madrid de 32 rechaces en la canasta turca) obligaba al Fenerbahçe a un nivel de acierto demasiado alto, del que no gozaba, mientras permitía al Madrid jugar con el viento a favor. Pero Melli, hasta ese momento desapercibido, acompañado de la dirección de Sloukas y Wanamaker, anotaba 11 puntos para volver la ventaja a los turcos. La dinámica volvía a ser amarilla, como la gradería del pabellón. Así, y con un último triple de Carroll, se llegaba al descanso con una ligera ventaja del vigente campeón, tanto en el marcador como en el control del juego (38-40).
La vuelta de los vestuarios estaría protagonizada por un jugador: Fabien Causeur. El francés sería capaz de anotar 12 puntos, desde 6,75 y en transición. Con sus puntos, el Madrid supo darle la vuelta al ritmo del partido y hacerse suya la final. Esto ya no cambiaría. Los de Laso se encontraban cómodos sobre el parqué y conseguían dar la vuelta al marcador. Además, la presencia de Tavares en defensa obligaba a los exteriores turcos a modificar todas sus penetraciones. Generando dudas.
Al final, cual martillo pilón y sobreponiéndose al talento italiano de Melli, el Madrid iría abriendo brecha hasta llegar a los 10 puntos de ventaja (71-61). Con el momentos más caliente por llegar, a Doncic no rehuía la responsabilidad. Balones, posesión y decisiones. Y cuando todo parecía hecho, con la victoria encaminada, aparecerían Melli y Dixon, con un triple que acercaba el Fenerbhaçe a 3 puntos (81-78) con 22 segundos por jugar.
Los últimos minutos fueron un seguido de tiros libres y de intentos fallidos del Fenerbhaçe. Clave, como no podía ser de otra manera fue el rebote ofensivo. El de Trey Thompinks después de dos errores desde la personal de Causeur. El americano cogió el rebote, recibió personal y no perdonó. Y la final terminó, dando al Madrid su décima Copa de Europa.
El equipo: Cuesta destacar a un único jugador del Real Madrid en esta final. Todos tuvieron su momento destacado, su importancia en el partido. Desde los 12 puntos de Causeur en el tercer cuarto, al ritmo de Llull, a la intimidación de Tavares en la zona o al rebote ofensivo decisivo de Thompkins. Todos fueron importantes. Fue Doncic quien recibió el premio de MVP, pero hoy la victoria blanca fue una victoria de equipo.
El rebote ofensivo: Y no solo por el último del ala-pívot americano, sino por capturar 13 rebotes en la canasta contraria de los 32 que salieron. Un 41%. Una barbaridad. Además condicionaron, y de qué manera, el ritmo del partido. No es que el planteamiento del Fenerbahçe fuese el de dar un ritmo endiablado al partido, allí es donde están cómodos los blancos, pero si dieron muchísimas segundas oportunidades a los de Laso. Vital el trabajo bajo los aros que se completó con los 24 rebotes defensivos.
Nicolo Melli: Aunque el Fenerbahçe perdió y no pudo darle, de momento, la décima a Obradovic, el partido de Melli fue extraordinario. Con un Fenerbhaçe con muchas dudas en ataque, al italiano no le tembló la muñeca y fue sumando puntos y puntos, dando esperanzas a los suyos y manteniendo al equipo turco en el partido. Al final 28 puntos con una carta de tiro para recordar: 7/10 en tiros de 2 puntos y 4/6 en triples. Gran partido el suyo.