El Madrid se plantó en la capital alemana con el objetivo de dejar sentenciada la eliminatoria. Desde el inicio del choque se pudieron ver dos aspectos que iban a ser claves en el devenir del encuentro: los de Plaza, al contrario que el Alba de Berlín, movían bien la bola, fabricaban ataques basados en sistemas entrenados y ensayados. Fruto de ello, empezaban a despegar en el marcador. Además, los blancos realizaron una defensa en los dos primeros cuartos sensacional, que impidió que los alemanes pudiesen mirar el aro con claridad. En este sentido, es necesario reconocer la labor de Milic. El Madrid lo fichó con el objetivo de que aportase cosas nuevas al equipo. Sus kilos, acompañados de grandes movimientos, le convierten en un excelente defensor, sino que se lo pregunten a los jugadores berlineses. Pero no sólo defendió el esloveno, sino que anotó, abrió espacios, provocó faltas y reboteó. Resultado final: 9 puntos, 5 rebotes y cuatro faltas provocadas en el primer tiempo, que el Madrid cerró 26-36 a su favor. La superioridad blanca en el rebote, permitó a los de Plaza adquirir una ventaja que apenas variaría en el resto del partido.
EL MADRID MANTIENE LA VENTAJA
La segunda parte se inició con un parcial de 7-0 para los locales. No obstante, un triple de Raúl López volvió a aportar serenidad y el Madrid, con el trabajo de Bullock y la buena dirección del base de Vic y de Tunceri, volvía a poner tierra de por medio. Quizá el único pero a la actuación blanca haya que ponérselo a Smith, que no tuvo su día, a pesar de lo cual no se escondió y pidió la bola constantemente. Esa es la actitud que necesitan todos los equipos.