Diez años. Eso es lo que ha tenido que esperar el Madrid para volver a alzar un título continental. Las vitrinas blancas ya no echarán de menos la ULEB Cup, la única copa que faltaba en el exitoso devenir de un club que jamás debió haber abandonado la elite. Ha sido un triunfo trabajado, difícil, bien lo saben todos, desde los propios jugadores hasta la afición, que de nuevo rayó a un altísimo nivel.
El Madrid salió a por todas. De nuevo Mumbrú, como ya hizo en la vuelta contra el Kazan, quiso marcar su terreno, en la defensa y en el ataque. Había comentado Plaza en la previa que no iba a esconder ninguna carta y que iba a poner toda la carne en el asador desde el primer minuto. Y así fue. Con un genial Reyes, confiadísimo en el tiro, el Real Madrid parecía que despegaba. Sin embargo, los lituanos no eran mancos.Una de las diferencias entre este Madrid de 2007 y aquel de 2004 es que los de Plaza han sabido valorar al rival y no lo han menospreciado. Aquí tenemos una de las bases de su triunfo.
Al descanso, el partido estaba igualadísimo, taquicárdico. El Madrid iba uno abajo tras los primeros veinte minutos, pero daba la sensación de poder romper el partido. Había disfrutado de ventajas de siete puntos y sin embargo iba por detrás en el electrónico.El buen trabajo del Lietuvos, con un gran Matt Nielsen, les mantenía con vida, y mucha.
No obstante, los grandes momentos están hechos para los grandes jugadores. Y ahí apareció Charles Smith, un anotador excelente que cogió una de sus rachas, destrozó el ecuentro y empezó a allanar el camino para los blancos.
En un acceso de rabia y orgullo y con 16 puntos de desventaja, los lituanos decidieron descender a tumba abierta. Triple tras triple buscaron una remontada que ya era imposible. El buen temple de los blancos en los minutos finales abortó cualquier reacción del Rytas, que no encotró en Karem Rush la estrella que les podría haber guiado por un camino diferente. Hasta ahí llegaron los lituanos, meritorios subcampeones. El resto, pertenece al Madrid. Han sido meses de duro trabajo, de lesiones, de equipo reestructurado. El Madrid se fue pero ya ha vuelto. Al fin y al cabo, diez años no son nada.