Todo comenzó con un mensaje durante la semana de Carmén que decía: "Podrías venir al partido del sábado ante Ohio…". Una especie de afirmación-pregunta que tardé más o menos 1 minuto en contestar (exactamente lo que se tarda en mirar la agenda para ese fin de semana). Que mejor plan que estar en la grada apoyando a 2 de nuestras valientes y en un partido clave como el que jugaban ante las Bobcats. 

305 millas separan Saint Louis, Missouri, ciudad de origen; de Muncie, Indiana, ciudad de destino y sede de Ball State, universidad donde debutan como colegiales Lucía Fernández (1,85m/AP/1997) y Carmen Grande (1,75m/AP/1997). 491 kilómetros, casi 5 horas en coche que para un estadounidense son un paseo, pero para un español es una distancia y tiempo equivalente a atravesar la mitad de tu país.

Una de las peculiaridades de Saint Louis, es que si sales de la ciudad por su parte este, atravesando el río Mississippi, no sólo sales de la ciudad, sino también del Estado de Missouri, adentrándote en el de Illinois, el cual hay que atravesar tranversalmente en su parte sur para llegar al de Indiana. Uno de los primeras ciudades que uno encuentra según pone un pié en el estado de Larry Bird es precisamente Terre Haute, sede de su alma mater, Indiana State. Y de ahí, en menos de 2 horas, se llega a Muncie dejando justo en el medio a la gran Indianapolis.

No es de extrañar que se denomine a Indiana cuna del baloncesto ya que una de las cosas más llamativas del paisaje es ver que cada casa que dejas a un lado de la carretera en las grandes praderas de cereales, tiene una canasta en su parte exterior. Literal. Tópicos que se cumplen.

Muncie es una población de unos 70.000 habitantes de los que aproximadamente un 30% son estudiantes de Ball State University. Allí encontramos a estas dos madrileñas (aunque Lucía es nacida en Lugo pero criada en la capital española) que dejaron Rivas Ecópolis (Carmen) y Baloncesto Torrelodones (Lucía), es decir, de vivir en toda una urbe como Madrid, para vivir el sueño americano en una pequeña localidad de la América profunda. Pero lo que les ha movido a dar este paso es sobre todo poder hacer algo impensable en el baloncesto profesional de nuestro país: compatibilizar estudios universitarios con deporte de élite.

En liza, el duelo entre las líderes de la Mid-American Conference.  Por su lado las de la region East, Ohio Bobcats, que llegaban con un 8-0 en los partidos de conferencia y un 16-3 de balance global. Y en el otro lado, las de la región West, las Cardinals de Ball State, que se presentaban a la cita con 6-1 en la conferencia y un 14-4 de record total. Sin duda el partido de la jornada en la MAC, y francamente, no falló a las expectativas.

Carmen fue titular ya que es el engranaje que hace funcionar a las Cardinals. Yo siempre la defino como la responsable de todo lo menos vistoso, de lo que no se ve, la típica pieza que no está a la vista, que no llama la atención, pero en el momento que se ausenta, todo deja de fluir, todo deja de funcionar. Una base de las de toda la vida. De las de la vieja escuela. De las que dirige, organiza, lidera, es la extensión del entrenador en la cancha, de las que sacrifica el beneficio propio por el bien del equipo, de las que prefiere una asistencia a 2 puntos. Y su entenador Brady Sallee lo sabe, de ahí que promedie 32,3 minutos por encuentro. Algo impensable para una freshman y más siendo internacional.

Ohio parecía dejar claro que una de sus armas más determinantes era el tiro de tres, y ataque tras ataque acababa en lanzamiento desde más allá del arco (al final del encuentro habían lanzado 37 triples de un total de 61 tiros de campo). Su acierto hizo que el primer cuarto fuese de color verde (12-18). 

Fue precisamente en el segundo cuarto cuando Lucía entraba en juego, cuarto partido que jugaba tras su lesión en una mano y que justo en el mejor momento de la temporada, la dejaba apartada de las canchas durante mes y medio. Ahora, en su fase de vuelta a volver a entrar en la dinámica del equipo y de ritmo de partido, demostraba sus cualidades en el juego interior de las Cardinals aprovechando los minutos con entrega, lucha, defensa, rebote, y además puntos. A pesar de ser un cuarto más igualado, acababan al descanso aún con 29-32 para las de Athens. 

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Los mejores momentos de las locales llegaban en el tercer periodo y la conexión entre España y Suecia entre Carmen y Nathalie Fontaine, funcionaba a las mil maravillas. La de Estocolmo es una de las jugadoras más destacadas de toda la NCAA con 21,5 puntos y 9,5 rebotes por encuentro. Al final del tercer cuarto 44-44. 

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La emoción estaba servida. Las de Muncie ya se creían que podían ganar a Ohio, y el último cuarto fue de infarto. Dos tiros libres de Jill Morrison ponía el 66-64 para las locales y menos de 30 segundos para el final. El mensaje era claro: defensa y no permitir triples. Pero ocurrió lo impensable y no fue a modo de triple, sino de 2+1 y 4,5 segundos para el final. Ahora eran las Bobcats las que estaban arriba (66-67) y así terminaría el partido

A pesar de que el encuentro era una anécdota dentro de esta historia, hubiese sido muy bonito poner la guinda al día con esa victoria de mérito. Pero no pudo ser.

Fue un rato después de la finalización cuando allí, aún en medio de la cancha del John Worthen Arena pudimos intercambiar unas palabras, unas risas, cariño y sobre todo el buen momento de hablar entre españoles cuando estás a casi 7.000 kilómetros de distancia de casa, en un país que no es el tuyo, y en el que casi te da la sensación de ser familia por el mero hecho de estar tan lejos de los tuyos y ser compatriotas. Fue en esa convesación cuando todavía mi admiración se hacía aún más notable, y no sólo hacia ellas, sino también hacia resto de 32 españolas que juegan en NCAA Div I, y también hacia las casi 50 más que hay jugando a baloncesto por todo USA en NCAA Div II y III, NAIA y Junior College, y también al equivalente en chicos. Dejando familias atrás, amigos, costumbres. Sin duda un ejercicio de madurez y responsabilidad que no está a la altura de todo el mundo. 

Ambas son excelentes estudiantes y mantienen un GPA de 4,0 (el equivalente a tener una media de 10 en España). "Venimos muy preparadas de España. Yo el año pasado hice parte del primer curso de Ingeniería y aquí, al menos en el primer curso, es más llevadero. Tenemos muchos más deberes y trabajos por nuestra cuenta pero si cumples con ello puedes conseguir buenas notas" nos confesaba Carmen que estudia Físicas.

"Es diferente a España. Aquí en primero tienes que hacer una serie de asignaturas comunes a todas las carreras de entre las que tienes que escoger varias. Yo estudio Negocios Internacionales y sin embargo puedo estudiar Historia de USA o Teatro" nos comentaba Lucía.

Les preguntamos también por la adaptación. "Aunque todo está lejos, el 99% del tiempo estamos en el campus que es muy accesible y tiene todo a mano. Y si queremos o podemos tener algo de ocio como ir de compras o a comer fuera, la universidad tiene un servicio de autobuses gratuitos para los estudiantes que nos facilitan las cosas" comentaba Lucía.

"La gente nos mira raro cuando se enteran que no tenemos ni coche ni carnet de conducir. Al menos estamos estudiando para intentar sacar el carnet aquí ya que varios de nuestros compañeros de clase tienen coche y podemos practicar con ellos (en USA es el modo de practicar antes de sacar el carnet de conducir ya que no es obligatorio acudir al autoescuela). Tenemos cientos de restaurantes y tiendas aunque se echan de menos las de España" suspiraba Carmen.

En medio de la conversación, la escandinava Nathalie Fontaine nos saludó con un perfecto español: "Hola". Se nota que tiene buenas profesoras. Le preguntamos cómo se decía "Hola" en sueco y aunque pareció respondernos con un "Hey", parece ser que dijo "Hej"

Cuando nos adentramos al tema deportivo, las caras de ambas volvieron a reflejar la pena de haber tenido el partido en sus manos y finalmente escaparse por muy poco. "No pasa nada, ahora que ya nos hemos convencido que podemos ganarlas, ya lo haremos en Cleveland" declaraba Carmen ya que volverán a verse las caras con muchas probabilidades en el Torneo de Conferencia que se celebrará en la ciudad de los Cavs y donde no sólo se juegan el título de conferencia, sino también el ganarse presencia asegurada en la próxima Locura de Marzo.

También preguntábamos a Lucía por su mano ya que durante el encuentro comprobamos que la tenía vendada como precaución para no recaer: "Ya estoy recuperada. Realmente lo que necesito ahora es volver a estar al 100% físicamente y meterme en ritmo de partido. Cuando me lesioné no le di importancia porque no creí que fuese grave. Al día siguiente cuando teníamos entrenamiento físico a las 6:30 de la mañana en la sala de pesas y comprobé que no era capaz de levantar ni una mancuerna, me llevaron al hospital y me dieron la horrible noticia tras la radiografía que uno de los huesos de la mano estaba roto. Fue duro porque estaba muy cómoda con mi juego en ese momento" En los 3 partidos previos a la lesión, Lucía había promediado 10,0 puntos, 5,0 rebotes y casi 20 minutos jugados por encuentro. 

Humildad, sencillez, esfuerzo, ética de trabajo, madurez. Eso es lo que me transmitieron estas dos cracks que están dejando el pabellón nacional muy alto en Estados Unidos, y lo más importante, se hacen respetar. Dos jugadoras con un futuro más que prometedor y que ha pesar de no haber podido ganar en el partido ante Ohio, ya han ganado en la vida por el mero hecho de estar allí. Y no sólo han ganado ellas. Ha ganado Leti. Ha ganado Yaiza. Ha ganado Rebeca. Han ganado todas y todos los que han tomado la decisión de cruzar el charco. 

Lucía y Carmen, Carmen y Lucía.