Sin afectar a su clasificación para el Top 8, el Unicaja de Málaga tiró por la borda el partido en el último cuarto y, ahora, dependerá de lo que suceda en el Oostende – Cluj para determinar si tendrán factor cancha o no.

LAS CLAVES DEL PARTIDO

La importancia de Alberto Díaz. El papel que tiene el base español en el Unicaja es esencial. Es el pegamento del equipo, quien da carácter y está ahí cuando la situación lo requiere. Así lo evidenció el incio  del partido. Tanto el parte defensiva como en la ofensiva, Díaz fue la luz a la que seguir -3 robos y 7 asistencias al descanso-, incluso en los momentos más flojos del Unicaja (exceptuando el último cuarto, que fue insostenible). Darío Brizuela y Francis Alonso también estuvieron atinados con 9 y 10 puntos en ña primera mitad.

Simplemente, Levi Randolph. El estadounidense demostró por qué es la estrella del cuadro belga y se pudo resarcir del discreto partido que cuajó en la ida ante el Unicaja. El escolta hizo prácticamente lo que quiso con los visitantes y les endosó 35 puntos, más de la mitad de los puntos que anotó el Unicaja en total. El buen hacer de los jugadores perimetrales del Unicaja en la primera parte, como Alberto Díaz, Darío Brizuela o Francis Alonso, evitó que el mal fuera mayor y que el equipo aguantara durante los primeros treinta minutos.

Un final de miedo. El equipo andaluz se desentendió totalmente del partido en los últimos instantes y, a falta de seis minutos y medio para el final, concedió hasta 18 puntos de ventaja, en un crucial parcial de 21-2 con el que el Oostende destrozó el partido del Unicaja en cuestión de minutos. El trabajo hehco durante los primeros treinta minutos para pelear la primera posición y el factor cancha, a la borda en un instante.