España sigue en su pelea por las medallas tras una victoria trabajadísima ante una Argentina que tuvo muchos altibajos. Los de Scariolo volvieron a mostrar una versión bastante mejorada respecto a los dos primeros partidos, siendo capaces de dominar el encuentro desde el ritmo tanto en defensa como en ataque. El mejor Rudy y otro gran partido de Gasol, fueron las referencias de un equipo, el español, que sigue mejorando sus prestaciones y que sigue encontrando en el banquillo más armas para su pelea. Francia les espera.
Dos generaciones doradas se veían las caras en un Carioca Arena más argentino que nunca por una cuestión matemática. Era un partido de ser o no ser para España, les tocaba bailar sobre una línea muy delgada como si de un trapecista se tratase. Y el inicio no fue bueno. Los argentinos salieron como motos y con un Ginóbili sobresaliente en el tiro exterior, pero pronto reaccionarían los españoles a ese parcial de 0-8. Rudy y Mirotic hicieron arrancar la maquinaria; ambos ejercieron de protagonistas para cambiar la dinámica ofensiva desde el exterior. Con el paso de los minutos, España se fue encontrando en ambos lados de la pista, tomando el ritmo del partido de forma perfecta. Los de Scariolo habían engrasado su motor para dejarle claro a Argentina que iban a por todas (25-15).
La defensa española estaba bien asentada y eso era un problema para Argentina; los hombres del “Oveja” Hernández no sentían comodidad y sus talentosos bases no podían desarrollar su baloncesto como querían. No obstante, los albicelestes se habían recuperado tras unos minutos en los que España les había dominado y su defensa mejoró con creces. El partido se igualaba a pesar de que los hispanos mantenían las distancias. España no tenía el mismo ritmo, sus ataques se alargaban más y ya no podían correr de la misma manera. Otro tirón de los españoles les ayudó a colocar la máxima ventaja del partido justo en un momento de tensión entre el trío arbitral y los argentinos. Mentalmente, España estaba más entera y no cedió ante una Argentina que tiraba más de pasión que de baloncesto (48-35).
El descanso le sentó de maravilla a una España que le puso otra marcha más al choque. Esa comodidad se traducía en puntos, se traducía en confianza y en una defensa que Argentina no terminaba de romper. Los hispanos habían roto la mentalidad de unos argentinos que no tenían continuidad. Sólo Ginóbili estaba en buena dinámica, algo que se agravaba con un Nocioni con síntomas de cansancio y un Scola que no pisaba la pista desde hacía tiempo por problemas de faltas. La otra cara de la moneda era Rudy; el balear estaba jugando a un nivel altísimo, tanto en ataque como en defensa, como si fuera omnipresente. Pero no todo fue color de rosa. Dos técnicas casi seguidas llevaban a Navarro a los vestuarios antes de tiempo y Argentina reaccionó, aunque España se mantuvo (71-57).
Los problemas de faltas de Llull y la salida de Navarro, obligaron a Scariolo a poner en pista a un Calderón al que se veía con ganas. España sabía que Argentina no se rendiría, algo que Laprovittola evidenciaba a la perfección con su buen partido. Eso sí, la cuarta de Scola fue otro problema para el “Oveja”, aunque sus chicos continuaban remando como jabatos. Los que tenían que correr eran los argentinos, y es que España había dejado de pisar un poco el acelerador por el simple hecho de que se sentía dominador. Esa tranquilidad les llevó a cuajar otro buen parcial que casi sentenciaba el partido cuando las imprecisiones de Argentina ya dejaban patente que no iba a poder llegar más lejos.
Ginóbili desapareció de la rotación en esos minutos en los que los argentinos se jugaban el pan, algo que evidenció la entrega de cuchara. España hizo su trabajo y se metió en los cruces demostrando, otra vez, una cara que demuestra una evolución clara respecto a los dos primeros partidos. Espera Francia, otra vez, espera el destino de una España que puede convertirse en eterna, si ya no lo es, en estos JJOO (92-73).