España jugó bien, convenció y destrozó para ganar su segundo match-ball de estos Juegos Olímpicos de Río ante una Lituania que poco pudo hacer. Los de Sergio Scariolo cuajaron un partido tremendo tanto en ataque como en defensa, acribillando a los bálticos desde la línea de tres puntos. Con un enorme Ricky, un Pau Gasol como siempre y un equipo comprometido por y para la causa, España hizo sangre para gustarse y para darle un repaso a su rival que le vale para dejar claro ya han llegado a Río de una vez por todas.
Era el todo o nada para España y las sensaciones de inicio no pudieron ser optimistas. Los de Scariolo salieron con el cuchillo entre los dientes para jugar sus mejores minutos defensivos del campeonato, rubricando su buen momento en ataque con un Llull desatado. Los españoles marcaban el ritmo e intentaban correr la pista, aunque el trabajo más importante seguía en la parte de atrás. Lituania no estaba cómoda, no encontraba tiros liberados y sólo Kalnietis conseguía romper la defensa de España. Kazlauskas lo quiso parar para organizar ideas y poner una zona, pero la circulación de balón de los hispanos y su buen acierto conseguían que los nuestros no perdieran el ritmo anotador hasta el punto de coger una ventaja altísima de inicio que era una inmejorable carta de presentación (26-11).
No había manera de que Lituania anotase, y es que ni las rotaciones hacían que España bajase su intensidad defensiva. No obstante, Kuzminskas apareció para darle un empujón a los suyos; el ex de Unicaja aportó un plus en ataque para reducir distancias cuando los bálticos más lo necesitaban. A pesar de ello, España respondía, se rehacía para no perder comba y mantener su ventaja con un Pau Gasol que castigaba mucho la lejana defensa de un Valanciunas que no estaba demasiado certero en sus movimientos. Cierto es, que Lituania no estaba del todo acertada, pero es que los españoles estaban en un momento dulce en el que Ricky Rubio tomó las riendas para ponerle una marcha más a los ataques. Así, España destapó todas las desvergüenzas de una Lituania que estaba impotente (48-29).
El paso por los vestuarios trajo consigo el mismo guion, pero con un Pau Gasol que estaba destrozando a Lituania desde la línea de tres puntos; el de Sant Boi se destapó una y otra, y otra vez para hacer cada vez más pequeño a Valanciunas. España se gustaba, la circulación de balón era exquisita, rápida, certera y mareante. Los bálticos perseguían sombras y la ventaja se asentaba; se había echado de menos esta cara de los de Scariolo. Sólo Kalnietis estaba sabiendo responder al vendaval que se le estaba viniendo encima. A España le salía todo, absolutamente todo; con la confianza por las nubes, los hispanos estaba barriendo a su rival de la pista con una facilidad pasmosa y espectacular (84-45).
Los últimos diez minutos iban a ser de mero trámite, España dinamitó el partido desde el inicio y se encontró con este premio. Felipe Reyes era otro de los que estaba destacando desde el trabajo sucio; el cordobés fue un filón en el rebote, recogiendo la basura de sus compañeros, apoyando en la buena defensa y el buen ataque de los hispanos. Poco a poco, el final del choque fue llegando y España bajó sus revoluciones dadas las circunstancias, aunque Mirotic continuaba martilleando a los lituanos. La realidad fue que Lituania fue un fantasma sobre la pista y España no se cansó de hacer sangre una y otra vez. España ya está en los JJOO (109-59).