
Eslovenia se llevó su primer oro en una final espectacular, de esas que engrandecen el baloncesto, frente a una gran Serbia que lo intentó con todas sus fuerzas. El partido tuvo de todo: grandes actuaciones individuales, entrenadores valientes, baloncesto de ataque, grandes defensas y épica, mucha épica, por parte de los dos equipos pero sobre todo de unos eslovenos que ganaron sin el concuros de sus dos grandes estrellas, Dragic y Doncic, en los momentos claves.

youtube://v/K38oCzRqQuA
- El rúgido del Dragón: La actuación de Goran Dragic, mientras le duraron las fuerzas, agota todos los calificativos: 35 puntos con un 55% en tiros de campo, 7 rebotes, 3 asistencias y 2 robos para 33 de valoración en 28:52 minutos de juego. Es cierto que Eslovenia ganó el partido jugando sin él en los minutos decisivos ya que el cuerpo del base de los Heat no daba más, pero también lo es que si llegaron con ventaja es por su estratosférica actuación. Empezaron el tercer cuarto con 11 de ventaja gracias a los 20 puntos de su líder en el segundo, y cuando Doncic se lesionó, siguió anotando para que no bajara la moral de sus tropas. Cuando ya no pudo más, los suyos ya creían en la victoria porque él les mostró el camino.
- Serbia hubiera sido un digno ganador: Y no solo porque todo su campeonato fuera muy meritorio, llegando a la final a pesar de ser el equipo con mayor número de bajas importantes (Teodosic, Nedovic, Kalinic, Bjelica y Jokic es un quinteto que hubiera sido favorito a todo). Tampoco porque jugaron la final casi sin poder contar con su base titular, Jovic. Si no porque demostraron tener ese carácter ganador serbio, como lo tenía la antigua Yugoslavia. Bogdan Bogdanovic es un digno sucesor de los Danilovic y compañia, y por momentos parecía que podía dominar la final. Jugadores menos dotados como Bircevic aparecieron, Lucic siguió demostrando que no tiene mucho que envidiar a Kalinic y Macvan dio una lección de inteligencia y de ese gen ganador, que a puntos estuvo de darles el título. Muy a tener en cuanta también la dirección de Djordjevic, que por momentos parecía que iba a ser el heroe con su dirección sobria por momentos y arriesgada por otros, pero se encontró enfrente con unos jugadores con un corazón como él que mostraba cuando jugaba..
- Las emociones ganan partidos: Cualquier equipo podría haberse venido abajo tras la lesión de un jugador tan importante como Doncic, pero Dragic los sostuvo tanto en puntos como en liderazgo. Pero luego falló el físico de su capitan, y tuvieron que seguir solos. Y lo hicieron. Primero un Blazic desaparecido en casi todo el campeonato anotó 4 puntos seguidos. Siguió un Prelepic, que fue el faro tras la desaparición de las dos anclas, con sus triples imposibles. El escolta de Paris Levallois ha sido la gran sorpresa de este campeonato. Pero también hubo tiempo para acciones puntuales claves, como el dos más uno de Randolph, que aunque falló el tiro libre, fue como si hubieran sido cuatro puntos anímicamente. Y no podemos olvidar a Vidmar y su gran tapón a Bogdanovic, pero es que el duro pívot esloveno fue el que mejor +/- de su equipo tuvo con +17 a pesar de solo anotar 2 puntos. Esas emociones decidieron una final en la que la clave más importante podría haber sido "la lesión de Doncic trunca las esperanzas eslovenas", pero ni el Dragón ni sus alegres compañeros estuvieron dispuestos a que eso sucediera y a base de épica se llevaron el botín a Eslovenia, donde serán recibidos como heroes.


