El Khimki de Moscú demostró por qué ha sido uno de los grandes favoritos a ganar la Eurocup desde principio de temporada. Los rusos vapulearon de mala manera a un Herbalife Gran Canaria que siempre estuvo un paso por detrás, que siempre tuvo que remar con viento contra. Hubo partido hasta que el Khimki apretó y pisó el acelerador, realizando un último cuarto tremendo donde su enorme acierto exterior y su dominio de la defensa a través del rebote consiguieron hundir a los de Aíto García Reneses por completo. El Khimki ha noqueado al Granca en esta eliminatoria con un gancho directo a la mandíbula; y ya no queda margen para la respuesta e intentar ganar una Eurocup que, salvo milagro, se quedará en Moscú.

El inicio del choque estuvo marcado por una superioridad abusiva de los interiores rusos en la zona, con un enorme Paul Davis que le estaba haciendo la vida imposible a Edy Tavares. El Granca no cuajaba en ataque, estaban enredados en una defensa donde el Khimki enseñaba músculo. La velocidad de Tyrese Rice hacía mucho daño a un Granca que no conseguía frenar su caudal ofensivo, pues cuando no ataba encontraba a sus compañeros. La pujanza de Eulis Báez le dio alas a un Granca que empezó a encontrarse algo más cómodo en ataque, con Oliver llevando la batuta cuando más chispa necesitaba. En ese sentido, el encuentro se igualó mucho más, los grancanarios respondían a cada canasta que recibía y enseñaba un poco los dientes gracias a un Kuric muy acertado, igualando un choque que había empezado con los rusos dominando (19-21).
El Khimki se mostraba en todo momento con un poquito de superioridad, con un poco más de dominio que el Gran Canaria, y eso les hizo retroceder. Los moscovitas se fueron con rapidez hasta los diez puntos de ventaja, demostrando soltura y mejor saber estar. Un Gran Canaria más errático y despistado estaba mordiendo el polvo de una manera muy clara, ya que los de Kurtinaitis eran capaces de imponer su físico y su alta velocidad de juego en ataque; todo fue pasando muy deprisa y el conjunto canario tuvo que parar el partido para intentar cambiar las cosas. La vuelta de Tavares ayudó a los amarillos a cerrar mejor el rebote, pero el caboverdiano no aparecería durante todo el partido; escondido y perdido, Tavares ayudó demasiado poco para lo que el Granca le necesitaba. El intercambio de canastas beneficiaba a un Khimki que se iba al descanso con una buena renta (33-40).
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El paso por los vestuarios nos dejó ver al mejor Granca. Lo normal es que en los terceros cuartos, el conjunto de Aíto salga desconectado y con dudas, pero las necesidades le obligaban a responder. Los amarillos empezaron a cerrar mejor su aro, empezaron a rebotear y encontraron en Eulis Báez al hombre adecuado para romper su racha ofensiva. El dominicano se echó al equipo a la espalda a base de coraje y fe, obligando al Kurtinaitis a parar el partido. Ahora era el Granca el que daba duro, eran los amarillos los que ponían algo más de intensidad en la pista, pero el Khimki se resistía y respondía defendiéndose como gato panza arriba, evitando que en ningún momento el Granca se pusiera por delante. El Khimki aguantaba con mucha seriedad, con canastas de Koponen muy importantes para mantener la ventaja. El Gran Canaria lograba llegar vivo al último cuarto, aunque el dominio seguía siendo ruso (54-59).
En ese último y fatídico cuarto, el Khimki empezó a acertar desde la línea de tres puntos como si no hubiese mañana; los moscovitas sentían la seguridad que les daba dominar el rebote y no les temblaba la mano a la hora de lanzar. El baloncesto le estaba dando la razón a los rusos y el Granca sólo podía ver cómo le pasaban por encima. En esos momentos, el conjunto de Aíto lo intentó de todas las formas y por todas las vías, pero no era el día, no era el momento ni el lugar. Con esa tesitura, Tyrese Rice empezó a desplegar su enorme juego, su enorme talento para seguir destrozando al Granca tanto por dentro como por fuera con una facilidad pasmosa. Los amarillos tiraron de orgullo para que el partido no se les escapase, pero como si de un combate de boxeo se tratase, el Khimki le dio un certero golpe al Gran Canaria para dejarlo K.O y encarrilar la final antes de jugar en Rusia (66-91).