El pasado miércoles se cerraba la liga portuguesa con el quinto partido de la final entre Porto y Benfica en la pista del equipo que dirige el español Moncho López, Dragão Caixa. El choque llegaba rodeado de polémica ya que su retransmisión había sido anunciada por Porto Canal, operador que retransmite los eventos del Club, prohibiendo a SportTV, único canal de televisión autorizado en virtud del derecho de preferencia otorgado en octubre de 2011 por la Federaçao Portuguesa de Basquetbol. Fue por este motivo por el que ni el Presidente Mário Saldanha ni ninguno de los miembros del ente federativo estuvieron presentes en el definitivo encuentro.

A la finalización del choque, que se saldó con el título para Benfica por 53-56 (tercera liga en las cuatro últimas temporadas para un total de 23), el considerado mejor jugador de la historia del baloncesto luso Carlos Lisboa y ahora técnico de Benfica provocaba a los seguidores del equipo rival con gestos obscenos, a lo que responderían desde la grada con lanzamiento de objetos, forzando a Benfica a recibir el título de campeón en el vestuario.

La lluvia de objetos provocó la actuación de la policía contra los seguidores de Porto, actitud reprobada por el presidente del Club local Pinto Da Costa en el propio parquet y en el siguiente comunicado titulado una vergüenza de policía:

“FC Porto requiere a la policía para garantizar la seguridad de todos los participantes y espectadores en los espectáculos deportivos que se disputan en nuestra casa. Por desgracia, la noche del miércoles, la policía agredió gratuitamente a una serie de espectadores, entre ellos mujeres y niños que no han cometido ningún delito, solo se habían desplazado a Dragão Caixa para ver un partido baloncesto.

Inaceptable e incompresible que la policía omita su primera misión de proteger a los ciudadanos y prefieran golpear indiscriminadamente.

Pero como todo tiene un origen, contemos la historia. El entrenador Carlos Lisboa, de Benfica, podría perfectamente celebrar la victoria de una forma urbana y civilizada, pero prefirió hacerlo con provocando e insultando con descalificaciones a los aficionados del FC Porto. Al mismo tiempo, un utillero del mismo Club arrojó objetos hacia el público, dando lugar a un clima de tensión que impide la entrega de la Copa. Conviene recordar que en ningún momento se produjo la invasión del terreno de juego por algún seguidor. La policía debería haber dado alguna indicación inmediatamente pero optó por utilizar la fuerza de forma irrazonable y desproporcionada.

FC Porto exige que se depuren responsabilidades y se encuentren a los responsables de ordenar esta agresión de ciudadanos anónimos como un grupo de jóvenes agredió brutalmente por la policía.”

Tanto policía como Federação Portuguesa de Basquetebol (FPB) han abierto investigaciones para aclarar los incidentes.