El conjunto entrenado por Bartzokas ha mandado, con billete de vuelta pagado, al CSKA de Londres a Estambul. No ha habido paliativos. Olympiacos ha sido claramente superior desde el inicio, imponiendo una sacrificada defensa con constantes 2 contra 1, con ayudas de línea de banda a línea de banda y rodeando la pintura de una muralla con el estandarte de Hines, 13 puntos, 10 rebotes y 2 robos para 16 de valoración, como bandera.
De entrada en Londres se ha visto un gran pabellón, el magnífico O2 Arena, demasiado vacío y que únicamente llenaba con cánticos la afición griega. Los dos equipos han planteado un juego muy abierto que ha permitido ver una alta anotación con Weems anotando 5 puntos. Respondía Printezis con otros 6, poniendo por delante a los suyos. El CSKA movía muy bien la pelota, siempre encontrando al jugador sólo mientras Olympiacos no desperdiciaba ninguna opción de contraataque.
La bajada de ritmo ruso y la subida descarada de intensidad defensiva de los griegos hacía que el marcador se distanciara después de un triple de Sloukas (17-24). A partir de ahí la pareja interior del partido, Hines–Antic, han perforado la pintura contrincante, uno con su constante entrega y puntos bajo canasta y el macedonio con sus lanzamientos exteriores. El acierto a canasta de los de Bartzokas ha descendido en el segundo cuarto pero entre Papanikolaou y Spanoulis han conseguido dejar la diferencia en 12 puntos al descanso. La clara superioridad en el rebote y el pésimo 3 de 10 en tiros libres de CSKA, claves.
Después del descanso, y con la búsqueda de los ausentes Teodosic y Krstic (7 puntos entre los dos con pésimos porcentajes) en mente de todos, el conjunto griego seguía negando toda recepción interior. Papanikolaou con un triple ampliaba la renta a los 17 puntos (28-45). Entonces, entre la aportación de Kaun y Khryapa y los 4 balones perdidos de los del Pireo, y con un CSKA que parecía que quería pero no con todas sus fuerzas, emergía de nuevo la figura de Hines, reboteando, anotando y dominando. Se levantaba la afición griega ante un cuarto en el que el conjunto de Messina sólo era capaz de anotar 8 puntos, ninguno de campo tras 10 tiros intentados.
El último cuarto ha sido casi un trámite para Olympiacos que ha leído muy bien la diferencia clara favorable y el tiempo que restaba, jugando las posesiones más largas desde la dirección de Spanoulis, sin renunciar al ataque. Antic (13 puntos) y Perperoglou certificaban un triunfo colectivo desde la línea de 6,75, un triunfo donde la entrega defensiva de cada jugador, la pasión en la pista y en la grada y el coraje han primado ante un elenco de figuras al que se le vuelve a cerrar la puerta del título continental.