El trotamundos es una clase de jugador especial. Uno se pregunta muchas veces cuáles son las motivaciones que mueven a tipos como Alex Scales a cambiar de ciudad y equipo tan frecuentemente. Quizá sean las ganas de viajar, de conocer múltiples culturas, de aprovechar los mejores años de la vida para hacer cosas que un trabajo normal no te suele permitir.

La extensa carrera deportiva de Alex Scales se inició en el verano de 2000. Tras haber permanecido dos años en la Universidad de Oregón, donde fue uno de los jugadores más destacados (15.3 puntos de media en 62 partidos y clasificado en su año de senior para la March Madness, amén de ser elegido entre los mejores de su Conferencia), disputó el Nike Desert Classic Camp, un campus pre-draft donde los ojeadores de la NBA e incluso de otras ligas menores acuden para observar las evoluciones de los participantes. La mejor liga del mundo no se acordó de él en su ceremonia del Draft, pero sí lo hicieron otros torneos menores como la ABA (3ª ronda nº 25 por los Kansas City Knights), la CBA (8ª ronda nº 78 por los Sioux Falls Skyforce) y la IBL (4ª ronda nº 28 por los Trenton Shooting Stars, que traspasaron sus derechos a Las Vegas Silver Bandits). Nada del otro mundo en definitiva, lo que provocó que Scales diese el salto a Europa e iniciase su frenética trayectoria.

Italia será su primer destino. Scales ficha por el Mabo Basket Livorno de la Legadue, donde permanece hasta diciembre de 2000, cuando es reemplazado por Miles Simon tras disputar catorce partidos (10.6 puntos por noche). Entonces se vuelve a América y se enrola en un curioso proyecto auspiciado por la NBA, que crea un equipo llamado NBA Ambassadors (embajadores) para competir en la Liga Sudamericana durante los meses de febrero y marzo de 2001. El combinado cayó en la ronda de cuartos de final y la actuación de Scales fue discretísima (5.8 puntos por partido).

Así las cosas y con un futuro más que incierto en el baloncesto norteamericano, Scales da un giro a su vida y en Noviembre de 2001 se enrola en los Jiangsu Nangang Dragons Nanjing, de la liga china, equipo en el que permanece apenas un mes; en enero de 2002 recala en el Central Entrerriano argentino, que disputa el Torneo Nacional de Ascenso. Allí le ocurre una historia rocambolesca, que por poco finiquita su historia con el baloncesto argentino antes de ser iniciada. Acuciados por los problemas económicos que asolan al país, muchos clubs no disponen de capital para hacer frente a las nóminas de los jugadores, como era el caso del Central Entrerriano. Scales llevaba un mes vinculado al equipo cuando éste le comunica sus dificultades para pagarle en dólares. El ex-madridista piensa en marcharse, ya que se está incumpliendo lo acordado. Sin embargo, en un último esfuerzo por retenerle, el Central ofrece abonarle la nómina en pesos y Scales, quizá sin ganas de coger otro avión y empezar de nuevo, acepta y aguanta hasta final de temporada.

Concluida su odisea sudamericana, en Julio de 2002 los Detroit Pistons lo meten en la plantilla que disputaría la Orlando Summer League, donde apenas destaca. De nuevo la NBA tiene que esperar, no así Estados Unidos; Scales piensa en la CBA como plataforma de lanzamiento. Una liga menor donde jugar un buen número de partidos, ganar un sueldo muy aceptable y destacar como anotador es el marco ideal para un escolta que necesita estabilidad. Los Grand Rapids Hoops le extienden un contrato por una temporada y el jugador formado en Oregón responde de la manera que sabe, esto es, anotando compulsivamente (19.7 puntos en 46 partidos). Llega hasta la final del torneo, que finalmente se lleva los Yakima Suns Kings, y completa su primera temporada entera como profesional.

NUEVOS INTENTOS FRUSTRADOS DE SALTAR A LA NBA. ASIA ESPERA

El verano vuelve a ser temporada de trabajo para Scales, que regresa a Orlando para disputar su liga estival, en esta ocasión con los Bucks. No convence a la franquicia de Milwaukee pero sí a los Houston Rockets, que le extienden un contrato para realizar el training camp. Allí coincide con Yao Ming, quien le habla de China y le sugiere que regrese a jugar allí. Quizá fue decisiva la recomendación del gigante Ming porque, tras ser cortado por los Rockets antes del inicio de la campaña, Scales aparca su deseo de jugar en la NBA y pone rumbo a Oriente para enrolarse en los Shanghai Oriental Sharks chinos, con los que se sale literalmente del mapa al anotar más de 25 puntos y robar 2.4 balones por partido. Evidentemente disputa el All Star y de paso el concurso de mates, trofeo que alza y comparte, al ser co-ganador.

Llegado marzo de 2004, con la liga china finalizada, Scales regresa una vez más a Estados Unidos para unirse a los Huntsville Flight de la NBDL. Tras ayudar a la franquicia a alcanzar las finales del campeonato, se prepara para intentar por enésima vez jugar en la liga de los sueños. Realiza la pretemporada con los Nets, que le cortan justo antes del inicio de campaña; ni corto ni perezoso, acepta una suculenta oferta del baloncesto coreano. En noviembre aterriza en Seúl y se integra en la disciplina del Seoul Samsung Thunders, con quien juega 49 partidos, sobrepasa los 20 puntos de media y se planta en semifinales del campeonato de Corea (KBL).

DE NUEVO A AMÉRICA, DEBUT EN LA NBA Y FICHAJE POR EL MADRID

La historia de Scales parece un continuo dejà vu. En 2005 vuelve a Norteamerica para formar parte del USA Team que quedó cuarto en el Torneo de las Américas. Más tarde, tras disputar la pretemporada con los Sonics y ser cortado, una vez más, muy cerca del inicio del show, los San Antonio le dan la oportunidad de formar parte de su plantilla. Scales consigue su logro perseguido desde que salió de la Universidad: jugar un partido oficial en la NBA. Sin embargo, su actuación se reduce a meros segundos. De momento ese es todo el currículum de Scales en la NBA, que abandona para volver a la NBDL. Los Toros de Austin son su siguiente destino. Pero tampoco iba a permanecer muchos meses, para qué si él era un trotamundos.

En febrero de 2006 le llega una llamada de la capital de España. El Madrid está en apuros y necesita jugadores para afrontar el resto de la temporada con garantías. Scales ni se lo piensa, el conjunto dirigido entonces por Malkovic disputaba la Euroliga y, más allá de la NBA, jugar entre los mejores de Europa es la mayor aspiración de cualquier jugador. En el torneo continental los blancos están a un paso de clasificarse para la Final Four, objetivo que finalmente aborta el Barcelona en una apasionante serie. Contra los catalanes cae también el Madrid en los cuartos de la ACB y Scales abandona España dejando buenas sensaciones. Había cumplido profesionalmente con su cometido, hecho que le permite viajar a Grecia y añadir a su extensa trayectoria un nuevo país y un nuevo equipo. El Aris de Salónica le firma por un año y Scales sigue paseando su muñeca por las mejores canchas de Europa, las que cobijan la Euroliga.

Finalizada su estancia allí, le surge la posibilidad de cambiar de aires y respirar los fríos vientos de Rusia. El norteamericano es contratado por el CSKA Samara para afrontar la temporada 2007-2008. Un nuevo destino para un hombre al que jamás le ha importado hacer y rehacer maletas, coger aviones y adaptarse a culturas muy diferentes. Un jugador que ante todo quiere minutos, buenos sueldos y ser valorado en su trabajo. En Rusia nada de eso le va a faltar. ¿Próximo destino? Se admiten apuestas