La vida de un entrenador de baloncesto puede resultar muy interesante, ya que nunca sabes a que remotos lugares puede llevarte este maravilloso deporte. Así por casualidades de la vida, este humilde narrador ha encontrado su sitio en la ciudad inglesa de Nottingham, en las East Middlands.
Más conocida por ser la ciudad de Robin Hood y por su equipo de fútbol, el Nottingham Forest (cuyo pasado glorioso le llevo a ganar dos copas de Europa), en esta pequeña ciudad al norte de Londres también hay BALONCESTO, y más concretamente, baloncesto femenino.
Como podéis imaginaros aquí en el Reino Unido el baloncesto femenino no es profesional, solo un equipo de los diez que componen la primera división es completamente profesional y paga a todas sus jugadoras, el Coca-Cola Rhondda Rebels, que juega competición europea, la FIBA Eurocup en la cual aun no ha sumado ninguna victoria en los cuatro partidos que ha disputado, la pasada semana perdió por 25 puntos en el campo del Hondarribia-Irun.
El baloncesto masculino si es profesional, aunque los sueldos no alcanzan el nivel de nuestro país.
El fútbol, el rugby y el críquet son los deportes mas seguidos del país en este orden.
La liga profesional es la BBL y se compone de tan solo doce equipos, el actual campeón es el Guildford Heat, que hace una semana se enfrento al Juventud de Badalona en la ULEB Cup. Este equipo se encuentra casi de luto tras el grave accidente de coche que sufrió hace dos semanas uno de sus mejores jugadores, el norteamericano Brian Dux. El actual líder de la liga es el Newcastle Eagles.
El Nottingham Wildcats es el club de la ciudad, solo tiene sección femenina y es uno de los clubes con más solera en el baloncesto inglés de chicas.
El club reúne a un nutrido grupo de jugadoras de todas las edades, desde las pequeñas del minibasket a las senior del primer equipo que juegan en la primera división nacional femenina.
La mayoría de las jugadoras de las Wildcats tienen que pagar por jugar, excepto una de las dos jugadoras americanas que han llegado nuevas este año desde el college estadounidense, Jill Glessner que proviene de la pequeña universidad de Loyola en Maryland y que percibe unas 1.000 libras mensuales por jugar en el equipo y trabajar dos días en la recepción del pabellón. Las dos americanas, junto con la capitana y jugadora internacional absoluta por Inglaterra, Kate Butters, son las líderes del equipo. Destaca también una jugadora eslovaca, Janka Deckarova, que lleva ya tres temporadas en el equipo.
Esta temporada en el equipo senior de segunda división hay una jugadora española de Barcelona llamada Alba Ros, que está estudiando en la universidad de Nottingham.
La primera entrenadora del equipo femenino, Leanee Chandler, jugó hace no muchos años en el college norteamericano de Coker y en la selección inglesa absoluta hasta la pasada temporada. Este año es su primera temporada al cargo del equipo, pero también sigue siendo jugadora, con lo cual tiene que compatibilizar el papel de jugadora-entrenadora, algo común en muchos equipos senior en Inglaterra.
Para darle nombre a la historia de este modesto club, podemos usar el título de la película de Spike Lee, Amor y baloncesto.
El primer equipo senior, por ejemplo, solo entrena 4 horas a la semana, muy lejos de lo que puede a llegar a entrenar cualquier equipo senior en España.
Existen grandes diferencias con el baloncesto español, aquí se juega un baloncesto muy veloz y físico, pero con muchas carencias técnicas en comparación con nuestro país.
El fin de semana pasado el equipo cadete, a las cuales yo les hago el trabajo técnico, venció en el quinto partido de liga al equipo de Northants Lightning, el dato curioso es que en el equipo rival jugaba la hermana pequeña del jugador inglés de los Chicago Bulls,
El pasado fin de semana conseguimos el pase a semifinales de la Copa Nacional venciendo en casa por más de 30 puntos a London Towers.