Un año más tarde la Universidad de North Carolina se mostró interesada en que cursara los estudios en Chapel Hill. Forte aceptó el reto de jugar en uno de los equipos de la NCAA con mayor historia y desde el primer año empezó a brillar. Con 18 años anotó 16,6 puntos por partido y fue nombrado freshman del año de la Conferencia de la Costa Atlántica (ACC). Una temporada más tarde, fue el máximo anotador con 21,7 puntos por partido y los reconocimientos fueron mayores, jugador del año de la ACC, un premio que compartió con el “chico perfecto” de Duke, Shane Batiré.
La vida transcurría a ritmo vertiginoso para Joseph, que se permitía cuestionar los métodos de su entrenador -se cuenta que no era precisamente de los más voluntariosos a la hora de entrenar- y decidió declararse elegible para el Draft de 2001. Recordemos que las primeras posiciones de este Draft estuvieron copadas por highschoolers: el número uno fue Kwame Brown, el dos Tyson Chandler, el tres una apuesta internacional como Pau Gasol, el cuatro otro jugador de instituto, Eddy Curry y hasta el número 5 no nos topamos con un jugador con formación NCAA: Jason Richardson.
Forte fue elegido por los Boston Celtics en el número 21, por delante de jugadores como Tony Parker (28), Jamal Tinsley (27), Raül López (24), Gilbert Arenas (31) o Mehmet Okur (38). En un repaso rápido nos encontramos con otros jugadores americanos que prosigen o sus carreras en Europa, o lo intentan: Rodney White, Michael Bradley, Willie Solomon, Jeff Trepagnier, Kyle Hill, Loren Woods, Ken Jhonson -reciente fichaje del Autocid Ford Burgos- Maurice Jeffers -jugando en el Plus Pujol Lleida- o el controvertido Bryan Bracey.
La marcha de Forte de la Universidad de North Carolina fue un golpe duro de encajar, más aún cuando se fue con el pívot Brendan Haywood y otros jugadores veteranos como Ronald Curry y Julius Peppers dejaron el Baloncesto para dedicarse al fútbol americano. Años más tarde Forte reconocería que no se marchó en el mejor momento: “Tomé mi decisión en base a mi rendimiento, pero es algo más complejo si miramos mi estado emocional, el de un chico de 20 años“.
En cualquier caso, ya no se puede volver al pasado. Joseph salió de Chapel Hill por la puerta de atrás, sin dar siquiera una conferencia para anunciar su decisión y despedirse (él alega que los Celtics le llamaron rápidamente para jugar las ligas de verano) y sin tiempo para la reflexión estaba jugando al lado de profesionales hechos y derechos.
El entusiasmo que le embargó en sus primeros partidos como profesional (precisamente en esta primera Liga de Verano) le hizo descuidar sus declaraciones. Ante la pregunta de si estaba preparado para no ser el referente ofensivo, sus respuestas sólo contemplaban a dos compañeros de equipo: “Será diferente que en la Universidad, pero ahí están Paul Pierce y Antwaine Walker, tendré que jugar con otro rol“.
Y de repente Joseph chocó con la realidad. En esta primera competición falló demasiados tiros, veamos un resumen de sus estadísticas de tiros de campo en todos los partidos: 1/5, 3/7, 3/8, 3/7, 1/7 y 4/11 en una media de 20 minutos por encuentro… demasiados fallos para un anotador, su rol estaba cerca de empezar a ser otro… especialmente cuando en ausencia de Pierce un joven Joe Johnson (elegido por los Celtics ese mismo año en el pick 10) empezaba a demostrar sus dotes a las primeras de cambio.
De esta manera empezaba la primera temporada en la NBA para Forte, decepcionante (sólo jugó minutos residuales en 8 partidos durante toda la liga regular). Para más INRI, cuando Joe Johnson fue traspasado y Joseph podía ver un resquicio de esperanza en los minutos de descanso de Paul Pierce llegaron dos nuevos jugadores de backcourt: Randy “Sugar” Brown y Milt Palacio. Nuestro hombre se vio relegado al último lugar de la plantilla, un año duro para un jugador acostumbrado a triunfar en el plano individual.
La realidad fue que la segunda temporada de Joseph en la NBA fue más de lo mismo, último jugador de la rotación y 17 partidos en todo el año por detrás de otra super-estrella (Ray Allen) y suplentes de categoría (Brent Barry y Ronald Murray ocupaban los minutos en los que Allen no jugaba) que no dejaron ningún espacio para una joven y desmotivada víctima de sus prisas pasadas. Un año después fue cortado y pasó una temporada sin equipo.
Tras estos tres años prácticamente en blanco Joseph pisó el freno a fondo, necesitaba parar su vida y replantearse el futuro. No podía seguir en esa dinámica y decidió cambiar de aires, al fin y al cabo el Baloncesto no acababa en la NBA. Su nuevo destino fue la Liga de Desarrollo, un destino apropiado para un jugador que no había completado su etapa de formación. De esta manera se enroló en los Asheville Altitude, con los que se proclamó campeón. Forte demostraba que no había olvidado anotar (11,9 puntos por partido) y se reivindicaba ante el Mundo.
Decimos “ante el Mundo” porque su siguiente oportunidad no le llegó en su país, sino que se decidió a dar el salto al abismo que puede suponer para un jugador americano llevar en su currículum la palabra “overseas”. El viaje al otro lado del charco es, en cierta medida, asumir que no se es lo suficientemente bueno para jugar en la NBA y que se necesita encontrar un lugar en otra parte.
El Apollon Patras griego concedió esta opción a Forte, que se atrevió a asumir el reto y consiguió ser el tercer máximo anotador de la liga griega con casi 18 puntos por partido. De nuevo jugaba en su posición y tenía protagonismo, Joseph Forte estaba de vuelta aunque con las miras puestas en su objetivo incumplido: “Me veo de vuelta en la NBA en un futuro próximo, lo conseguiré si continúo demostrando madurez en la cancha y fuera de ella, si puedo ser tan intenso como persona como lo soy como jugador… tendré opciones“.
Y tras agotar de nuevo sus posibilidades de estar en la NBA el año que viene (participó en distintas ligas de verano y en el Rucker Park) es en Italia donde ha encontrado su nueva oportunidad. Ahora juega en el Montepaschi Siena con otros jugadores con historia como Lonny Baxter y Romain Sato, es líder de la Lega con cuatro victorias de ventaja sobre su inmediato perseguidor, la Virtus de Bolonia y promedia 13,3 puntos por partido con algunas actuaciones estelares (su tope son 27).
En la Uleb Cup, su equipo llevaba una trayectoria muy buena ante los cuartos de final. De hecho, se clasificaron primeros del grupo C con un registro de 8 victorias y 2 pérdidas y pasaron con solvencia los octavos de final derrotando al PAOK en los dos partidos de la eliminatoria (Forte anotó 25 puntos en el primer partido).. pero en los cuartos se han encontrado con un coco que les ha complicado sobremanera la existencia: El Unics Kazan. El equipo ruso, liderado por Stombergas y los gemelos Lavrinovic apalizó a los italianos derrotándolos de 30. Forte volvió a darse un duro golpe contra la realidad.
Esta semana puede ser su momento, el técnico Simone Pianigiane lo tiene claro, no da la eliminatoria por perdida: “No será fácil remontar esta diferencia pero vamos a intentar dar lo mejor de nosotros mismos para ganar de más 30 puntos“. Si Forte quiere conseguir una victoria que trascienda en su país… tiene una ocasión inmejorable.