El mundo del baloncesto es cada vez más global, jugadores, equipos, ligas… cada vez son más numerosas, por lo que “las caras conocidas” del balón naranja son casi incontables. La proliferación de redes sociales, el mundo “influencer” y el mercadeo de favores puede hacer proliferar casos de usurpación de identidad a diferentes niveles.
El pasado 3 de febrero conocimos, gracias a una información de Enrique Corbella en el diario deportivo Marca, el curioso caso de una entrenadora asistente de 22 años que se hizo pasar por una niña de 13 años para jugar un partido de baloncesto infantil en Portsmouth, Estados Unidos.
Esta usurpación del nombre y de la personalidad se hizo sin el conocimientos de la chica, que estaba fuera de la ciudad en el momento del partido, y es que la entrenadora asistente Arlisha Boykins reemplazó a la jugadora del equipo de Churchland High JV en el partido ante Nansemond River JV.
Tras este inaudito incidente el equipo de Churchland se ha retirado de la competición, internamente el club despidió a la entrenadora asistente Arlisha Boykins y al entrenador jefe del equipo.
MUST SEE: A 22-year-old Virginia H.S. basketball coach is fired after impersonating a 13-year-old in a JV basketball game!! They also CANCELED the ENTIRE season for this!
This was at Churchland H.S. in Portsmouth, VA. on Jan 21st.
Here’s the video: pic.twitter.com/xUyoBwPx75
— Darren M. Haynes (@DarrenMHaynes) February 1, 2023
Este caso es realmente inverosímil en el mundo del baloncesto, donde la ética deportiva siempre han sido los galones de un deporte señorial, más aún en categorías inferiores, y sobre todo en un país como el norteamericano que cuida mucho su deporte base.
En Europa desconozco si se ha producido algún caso parecido, al menos no he encontrado constancia documentada de ello, pero buceando por el universo virtual de internet, he encontrado diferentes casos de usurpación de identidad relacionados con el deporte de la canasta, algunos realmente rocambolescos, que vamos a pasar a enumerar.
En noticia publicada por Juan Chorio en el diario La Opinión, encontramos un increíble caso de usurpación de identidad baloncestística.
Un hombre se hizo hecho pasar, durante el verano de 2022, por un jugador del Real Madrid de baloncesto y se llevó un Audi R8 de segunda mano, valorado en 40.000 euros de un establecimiento de Tarragona. El dueño del establecimiento asegura que este persona se personó asegurando ser un conocido jugador (no ha trascendido el nombre) para hacerse con un vehículo que vio por internet, y en el momento de realizar el pago, indicó que la transferencia, por hacerse desde el extranjero, tardaría un tiempo en llegar.
Hay varias dudas que me asaltan al conocer esta noticia, ¿no son suficientemente conocidos los deportistas de élite en nuestro país como para no reconocer, o al menos hacer sospechar, de la identidad de un jugador del conjunto blanco? También es cierto que el estafador jugó con la localización del establecimiento, evitando la comunidad madrileña, una ciudad con poca tradición baloncestística como Tarragona y de su habilidad de engaño para, entiendo que con documentos de identidad falsos, hacer que el responsable le permita salir del establecimiento con un vehículo sin haberse producido la transferencia. Por mi parte entiendo que la persona usurpadora de la identidad, al menos, sería de una altura considerable.
Lo curioso es que el mismo individuo volviera a repetir el modus operandi para estafar 2.500 euros en locales de ocio, según información de La Razón del pasado mes de Julio de 2022. En esta ocasión la Policía Nacional sí detuvo en València a un hombre de 24 años, de origen senegalés y con numerosos antecedentes policiales, que intentó hacerse pasar por un jugador de baloncesto profesional internacional para intentar convencer de que había abonado su deuda con una transferencia.
Según informa el diario, cuando los agentes le pidieron la identificación y les mostró la imagen de un DNI en su teléfono móvil, la fotografía no se correspondía con su cara, lo que justificó indicando que la fotografía del documento era más antigua.
Khadim Sow, el verdadero jugador por el que se hizo pasar el estafador juega actualmente con el club suizo BBC Nyon.
Los usurpadores de identidad no sólo tienen intenciones delictivas, en redes sociales hay muchos creadores de contenido y alguno de ellos son “imitadores” de estrellas del balón naranja y se dedican a realizar exhibiciones imitando los movimientos de las estrellas NBA. Uno de ellos fue “un poco más lejos” para intentar aumentar su repercusión en redes sociales y captar nuevos seguidores, fue Dawson Gurley, conocido en las redes como “Big Daws”, que en las NBA Finals consiguió hacerse pasar por el jugador Klay Thompson, consiguiendo acceder al interior del Chase Center, engañar a aficionados de los Golden State Warriors con los que se hizo varias fotografías (incluso firmó autógrafos en camisetas y fotos), y llegar incluso a saltar a la pista y realizar prácticas de tiro antes del partido. Cuando fue localizado y reconocido como un “impostor” en la pista, todos los mecanismos de seguridad de Gloden State se pusieron en marcha para sacarlo de la pista y proceder a su identificación y sanción, en concreto tiene prohibida la entrada de por vida a un recinto deportivo que albergue un partido de la liga profesional norteamericana.
Más allá del hecho anecdótico, curioso e incluso gracioso, se pone al descubierto importantes problemas de seguridad de una liga tan importante como la norteamericana donde la seguridad y la integridad de los jugadores, como en el resto del deporte profesional, debe ser escrupulosamente cuidada dentro de los recintos deportivos.
Foto de portada: Big Daws se hace pasar por Klay Thompson (Foto: @Bigdawstv)