Sin embargo, la carrera de Lang no ha sido fácil. Como componente del equipo de la Univeresidad de North Carolina (es el tercer Tar Heel con el que contamos en nuestras Historias de Europa), se enfrentó a uno de los años más difíciles que se recuerdan en Chapel Hill.
Sucedió en su temporada senior, justo antes de graduarse. Diversas bajas como las de Joseph Forte o Drendan Haywood dejaron el equipo del Entrenador Doherty muy mermado. La Universidad intentó reclutar buenos jugadores, entre los que sonó el nombre de Omar Cook, pero finalmente no se llevaron a cabo y confeccionaron una plantilla que no estaba al nivel de la historia de la Universidad.
El equipo no consiguió clasificarse para la fase final de la NCAA y ese año no pudieron competir por el título nacional. Kris Lang, que siempre había sido un jugador complementario, lloró amargamente cuando se quedaron matemáticamente fuera de la competición. Meses más tarde valoraba su papel en la fatídica temporada: “Cosas como esa pueden pasar, son obstáculos que debemos salvar. Me aportará carácter, paciencia… y me servirá para saber quién soy realmente“.
En ese momento, Lang era “realmente” un joven inexperto que probaba en las ligas de verano tras no salir elegido en el Draft de la NBA. No era una sorpresa para nadie, a pesar de sus 14 puntos y 6 rebotes de promedio el año anterior, no había demostrado ser lo suficientemente maduro para competir en la mejor liga del mundo.
Una muestra que lo delata como una buena persona pero demasiado cándida para el circuito profesional la encontramos en su primer partido como “profesional”. Liga de verano de Boston, Lang juega con el equipo de los Wizards, donde comparte camiseta con Haywood, compañero en North Carolina un año atrás. El entrenador mete en el banquillo a Haywood, donde ya estaba Lang, éste se levanta para aplaudir a su compañero como en los tiempos de la Universidad y se queda sorprendido al comprobar que es el único miembro de toda la plantilla que animaba a su “compañero”.
El futuro de este pívot de 2,11 continuó desarrollándose lejos de los Estados Unidos, concretamente en el Anwil Wloclawek de Polonia. Con los polacos jugó buenos partidos y se proclamó campeón de Liga -primer título en la historia de este equipo-, pero no destacó como suelen hacerlo allí los americanos, su media de puntos no llegó a los 10 por partido. A nivel individual no fue una temporada excesivamente productiva en lo profesional, pero sí en lo personal. Por ejemplo, conoció a Jeff Nordgaard, que actualmente milita en el Prokom y será personaje secundario de una anécdota que contamos algunos párrafos más adelante.
También coincidió con Andrej Urlep, un técnico con fama de ser un sargento de hierro. Para un chico de 23 años que acaba de salir de su país, este tipo de entrenador supondrá simpre un punto de inflexión. Lang podía hundirse o volverse más fuerte, y aunque en primera instancia todos parecían apostar por la opción A, a la larga se ha demostrado que no fue tan perjudicial como podría parecer: “Tuvimos una relación ‘interesante’, me ayudó de muchas maneras, crecí mucho y a sostenerme por mí mismo“.
Un año después estaba en la Liga de desarrollo de la NBA, jugando para los Asheville Altitude. De nuevo Lang consiguió el triunfo final en la Liga en la que competía y promedió 11 puntos más 6 rebotes. Ese año, además, tuvo una hija. Sin duda, la NBDL fue un buen escaparate para que en una Liga que está creciendo a marchas forzadas se fijaran en él: Lang recibió una oferta de Corea y no dudó en aceptarla.
En la Liga Coreana todo son comodidades para las estrellas: la mayoría de los partidos se disputan en Seúl, los viajes no son largos, se cobra bien, determinados productos -trajes de diseño, por ejemplo- están muy baratos y las estadísticas que promedian los americanos son sorprendentes. Lang se salió en los SK Knights de Seúl. Promedió 22,9 puntos y 11,6 rebotes, acudió al ‘All-Star’y fue el MVP de la Liga además de componente del mejor quinteto defensivo.
En Málaga jugó 14 partidos, 8 de liga regular y 6 de playoff. Dejó grandes sensaciones en el público del Martín Carpena, que quizás no esperaba tanto de un jugador con cartel de temporero. Sólo consiguió alrededor de 7 puntos por noche, pero su movilidad y altura hicieron daño en los rivales.
Ese verano fue convocado para jugar en la Selección Nacional de Estados Unidos, que debía jugar el Torneo de las Américas en la República Dominicana. En ese torne, otros viejos conocidos fueron compañeros de Kris: Charlie Bell, Tyus Edney, Lynn Greer, Aaron McGhee, Alex Scales, Jerome Beasley, Noel Felix, Marque Perry y Ron Slay formaba parte de la plantilla, que estaba dirigida por Mo McHone y contaba con el recientemente malogrado Dennis Johnson como entrenador asistente.
Lang fue uno de los mejores jugadores de aquel torneo, pero los norteamericanos quedaron cuartos tras caer con Brasil -que sería el campeón- en una semifinal en la que nuestro hombre se hizo un esguince de tobillo y no poder derrotar a Venezuela en la final de consolación a pesar de los monstruosos 30 puntos y 14 rebotes del Tar Heel.
En la temporada siguiente fichó por uno de los grandes equipos del Baloncesto Italiano: el VidiVici Bologna, más conocida por su nombre original, la Virtus. el equipo italiano quería volver a la élite y comenzó un interesante proyecto liderado por el entrenador Zare Markovski. El técnico macedonio propone un estilo de juego con los el el que los jugadores interiores están alejados de la canasta: “No tengo que jugar en e poeste bajo, hace más de un año que no hago un gancho“, bromeaba hace pocos días Lang, que parece contento con el estilo alegre de juego que propone su técnico.
La anécdota a la que nos referimos anteriormente fue que cuando Jeff Nordgaard visitó Bolonia para jugar contra el Climamio en un partido de Euroliga, invitó a Kris a asistir al encuentro. En Estados Unidos la pasión deportiva suele ser diferente a la forma de vivir las competiciones en Europa, quizás por eso el pobre Kris se sorprendió al ver como tuvo que estar escoltado por la policía italiana durante todo el partido ante los abucheos y gestos hostiles de la grada.
En el equipo comparte vestuario con otros jugadores con pasado NCAA como Brett Blizzard, Travis Best o Christian Drejer, pero con el que más sana “rivalidad” tiene es con el ex-jugador del Estudiantes Illian Evtimov, que jugó en uno de los rivales de North Carolina en la ACC: la Universiad de North Carolina State. Cuando Vasco Evtimov (que era Tar Heel) todavía jugaba en el Climamio, solían quedar para cenar y “picar” cariñosamente con el pequeño de los Evtimov.
Otra curiosidad en la trayectoria de Lang es el haber compartido equipo con uno de los grandes poseedores de centímetros que han pasado por el Baloncesto español: Neil Fingleton, un 2,30 que se fue de North Carolina tras dos años en blanco para jugar en la Universidad de Holy Cross, este año empezó la temporada en Illescas, fue fichado por el Real Coivsa y sueña con ser actor.
Esta es la historia de Kris Lang, un jugador que ha sabido aprovechar sus oportunidades, unas veces para destacar en equipos que no llegaron a cumplir sus objetivos y otras para ser un secundario de lujo en conjuntos campeones. Ahora tiene ante sí la oportunidad de conseguir un título importante, la FIBA EuroCup y ayudar a la Virtus a reverdecer laureles.