Los representantes de la máxima competición europea de clubes se han reunido hoy a partir de las 10 de la mañana en la sede de la Federación Internacional de Baloncesto en Ginebra (Suiza) para comenzar las negociaciones de lo que podría ser un cambio radical en la organización de las competiciones europeas, tanto de equipos como de selecciones nacionales, en los próximos años. La lucha entre ambos organismos es encarnizada y no hace más que dejar patente que lo que hay en juego es el control definitivo del baloncesto europeo, un control que por ahora ostentan ambos a partes iguales.

El tema principal que se ha tratado hoy en la reunión ha sido la propuesta por parte de la FIBA de crear una nueva competición que sustituya a la Euroliga para dar así un paso más en la consecución de un campeonato de mayor nivel. Tal y como informa El Mundo Deportivo, el nuevo torneo se denominaría Basketball Champions League, entraría en vigor en 2017 y estaría compuesta entre otros por los equipos con licencia A (es decir, que tienen plaza fija en la Euroliga), que este año son once y que competirían en un formato de 16 equipos, con una liga regular en la que se enfrentarían todos contra todos en partidos de ida y vuelta (30 partidos en total). Los 8 primeros clasificados accederían a unos playoff de los que saldrían 4 equipos para disputar la Final Four, como se viene haciendo hasta ahora.

Otro de los temas tratados, si bien ha sido eclipsado por la repercusión de la posibilidad de la desaparición de la Euroliga ha sido el nuevo calendario aprobado hace ya tres años por la FIBA  y que entrará en vigor en 2017. Consiste en encajar durante la temporada nuevas ventanas de competición entre selecciones, concretamente seis entre 2017 y 2019, por lo que las competiciones domésticas tendrían que parar o resignarse a perder a sus mejores jugadores, ya que estas ventanas servirían de clasificación para el Mundial de 2019. La propia NBA ve con buenos ojos la modificación del calendario, pero ya avisó en su momento que no cedería a sus jugadores para disputar estos partidos, lo cual supondría un importante descenso del nivel de la competición.

Esta no es la primera intentona de la FIBA para hacerse con el control del basket europeo. Antes de verano se intentó crear una liga de segundo nivel para hacer frente a la Eurocup (competición organizada por la Euroliga), para lo que envió una propuesta de competición a algunos de los clubes más importantes del continente, pero la respuesta de estos fue tajante. En palabras del propio Jordi Bertomeu, consejero delegado de la Euroliga, “la propiedad de la Euroliga por los clubes es innegociable”.

Sin embargo parece que las tornas han cambiado y ahora los equipos se sienten más predispuestos a escuchar a la Federación, que ha ofrecido un jugoso pastel de 30 millones de euros en premios, lo cual supondría prácticamente un 50% más de lo que ofrece la Euroliga en este momento. Además de ello, la FIBA ha solventado uno de los principales escollos en la negociación dando a los equipos la posibilidad de compartir la gestión, la propiedad y el gobierno de la nueva competición a partes iguales, lo que incluye que los clubs tengan el poder de decidir las normas de la competición. Incluso prevén un cierto período de transición entre Euroliga y Basketball Champions League para adaptarse a los cambio, lo que deja a la Euroliga en una posición más débil que antes de dar comienzo la reunión y con el cartel de obstaculizadora del proyecto.

En la reunión han participado Patrick Baumann, secretario general de la FIBATurgay Demirel, presidente de FIBA Europa y los presidentes de las federaciones nacionales de Italia, Turquía, Grecia y España. Al otro lado de la mesa y representando a la Euroliga se han sentado el consejero delegado Jordi Bertomeu y representantes de los cuatro clubes que integran la comisión negociadora: Juan Carlos Sánchez, director de baloncesto del Real MadridGeorge Skindilias y Christos Stavropoulos, vicepresidente y miembro del consejo directivo del Olympiacos respectivamente; Maurizio Gueradini, mánager general del FenerbahçeDavid Federman, uno de los dueños del Maccabi.

En contra de lo esperado, los asistentes a la reunión han encontrado puntos convergentes sobre los que empezar a cimentar un nuevo futuro para el baloncesto europeo de clubes. Estos últimos han expresado su gratitud a la FIBA por el trabajo realizado y se han comprometido a valorar y examinar los resultados de la negociación en un máximo de dos semanas, cuando tendrá lugar una nueva reunión que empieza a parecer definitiva.