Mira como gana la selección,
España está aplastando a Yugoslavia
por veinte puntos arriba…

… cantaban Los Nikis en su “El Imperio Contraataca” allá por el 85. Estas estrofas cobran ahora un gran protagonismo, más de veinte años después. Esa selección se encuentra inmersa en la lucha por alcanzar lo más alto del Campeonato del Mundo de Japón y, tras un comienzo magnífico, ha llegado la hora de la verdad, en la que no será esta vez Yugoslavia quien se cruce en el camino, sino su más directa heredera: Serbia.

Como ocurriese en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, España presenta un récord de victorias/derrotas inmaculado al término de la primera fase. Cinco han sido los triunfos ante sus rivales en un grupo en el que el único escollo importante, a priori, era la Alemania de Nowitzki. Pero lo más destacado que ha dejado esta primera fase no son tanto los partidos ganados como la sensación de superioridad táctica y técnica, de capacidad ofensiva y defensiva y de poseer un conjunto de jugadores a los que Andrés Montes no duda en llamar “el auténtico Dream Team”.

Solamente Angola puso en ligeros aprietos a los de Pepu, Chichi y “nuestro” Vecina. Sin embargo, se resolvió bien la papeleta; cosa que no supieron hacer otras selecciones que terminaron perdiendo en sus “días malos”, como le ocurrió a Francia ante el Líbano de Fadi el Kathib o la propia Serbia en el partido inaugural ante Nigeria.

Ahora, repito, se acerca el momento cumbre, aquél en el que no nos puede temblar la muñeca y hay que demostrar esa supuesta superioridad ante los rivales… ya no se puede tener el día malo. Quizás el sistema de competición no sea el más justo -yo soy de esa opinión- porque el cara o cruz de las eliminatorias da, precisamente, la oportunidad a selecciones más débiles de derrotar a candidatos a medalla tras haber pasado por grupos de dificultad muy dispar ¿Acaso merece Nueva Zelanda la opción de dejar a Argentina fuera de las medallas?¿No sería más justo que Puerto Rico o Brasil ocupasen ese lugar? Hubiera sido interesante, por el espectáculo y por calibrar el auténtico nivel de España, verla medirse en liguilla ante las Turquía, Grecia, Italia o Francia, por poner un ejemplo, además de Alemania.

No obstante, esto ya no se puede cambiar y ahora hay que jugar ese cara o cruz. Hasta ahora solamente Francia ha encajado menos puntos que España y solamente Estados Unidos ha anotado más -España tiene el mejor basketaverage de la primera fase- pero, a partir de este momento, sólo importa anotar más que el rival de turno en cada partido hasta el final. El primer paso será deshacerse de la selección comandada por un viejo conocido, Igor Rakocevic. Serbia se encuentra inmersa en un cambio generacional tras el desastre que les azotó en el Eurobasket que organizaron. Ya no son lo que eran, así que debería cumplirse el estribillo de los Nikis y “aplastarles” por 20 puntos arriba. Lo contrario sería sufrir y correr el riesgo de quedarse de nuevo fuera a las primeras de cambio. Los últimos ocho enfrentamientos entre ellas han caido del lado de España; éste debería seguir la tendencia marcada.

El resto del camino será aún más complicado; el precio pagado por evitar a Estados Unidos implica que tras jugársela contra el actual Campeón del Mundo -idéntico precio pagamos en Atenas, jugándonos el primer cruce contra el vigente Campeón Olímpico, Estados Unidos- debamos proseguir con Italia, a quien le ha sentado mucho mejor el cambio generacional, o la inconsistente Lituania. Saliendo indemne de estos duros enfrentamientos, la semifinal nos depararía un duelo de los de verdad ante Argentina que, a buen seguro, poco tendrá que ver con la de Madrid hace unas semanas. Turquía, de quien Kutluay no duda en asegurar que “con Turkoglu y Okur seríamos Campeones del Mundo”, o Eslovenia serían las alternativas.

Así, hasta llegar a la final en la que nos esperaría el imponente equipo de Estados Unidos, que ya ha demostrado de sobra que mejora en mucho a sus dos antecesores. En su camino, Grecia parece el escollo más difícil, con Alemania como posible rival en cuartos y Francia como alternativa a los helenos en semifinales.

Los Mc Donalds están de vacas flacas,
ha vencido la tortilla de patatas.
En Las Vegas no hay black jack,
sólo se juega al cinquillo,
y la moda es en rojo y amarillo…

…termina “El Imperio Contraataca”. Soñamos con cambiar moda por Medalla de Oro de la última línea. Ahora es cuando queremos ver en acción a la que puede ser mejor selección española de todos los tiempos. Una medalla ratificaría esa etiqueta y encumbraría a una generación de baloncestistas única e irrepetible allí a donde los Dioses del Olimpo ateniense les negaron el paso. El oro, ante Estados Unidos, sería épico. Partido a partido, no se puede fallar. Es la hora de la verdad.