Marcus Haislip no llegó al mundo del baloncesto gracias a un entorno familiarizado de forma clara con el deporte. Ni tampoco recorriendo un camino precoz o bisoño, más bien todo lo contrario. Criado en Lewisburg (Tennessee), en su niñez disfrutaba de juegos y actividades que poco o nada harían presagiar una trayectoria deportiva profesional. Entonces, el juego de las damas se había transformado en su principal entretenimiento, y solía retar diariamente a su padre, Odie.
Me encanta ese juego porque tienes que pensar cuatro o cinco movimientos con antelación. Usar la estrategia
Su infancia transcurrió en un entorno tranquilo, pescar o ayudar a su progenitor en las obligaciones de la granja familiar ocupaban también su tiempo. No descubriría el baloncesto hasta poco antes de su entrada en el HS. Fue allí donde abandonaría para siempre el béisbol, su deporte predilecto hasta ese instante.
Dentro de las competiciones colegiales, daría sus primeros pasos como jugador de perímetro; hasta que en su segundo año un increíble estirón cambiaría para siempre el curso de su historia personal. A partir de ese momento sus capacidades físicas se transformarían por completo, lo que unido a sus habilidades, le permitieron destacar a nivel estatal y llamar la atención de los responsables ubicados en el siguiente escalón que la pirámide del baloncesto norteamericano posee. En su última temporada como highschooler promediaría los siguientes números: 20 puntos, 11 rebotes y 4 tapones. Estadísticas que le valieron ser becado por la Universidad de Tennessee.
Realidad NCAA: titubeos iniciales enterrados por un exuberante final
Los comienzos en la liga universitaria no fueron fáciles para Haislip. Era un chico de 18 años que afrontaba numerosos cambios, entre ellos un aumento en el nivel del juego de adversarios y compañeros. Además, esa temporada 99/00 pasaría por ser una de las mejores que el centro había tenido en las últimas décadas: alcanzando más rápido que nunca las 20 victorias y ganando su conferencia (SEC) por primera vez desde 1982. El trío Tony Harris-Isiah Victor-Vincent Yarborough eran la base del equipo; y destacar en lo individual, una quimera para nuestro protagonista.
Su año sophomore (00/01) no difirió demasiado de lo vivido la temporada anterior. La base de los Volts se mantenía intacta, y Haislip seguía siendo una pieza más de banquillo. Sus promedios e importancia aumentaron ligeramente (5.8 puntos y 2.5 rebotes en 13 min), pero no lo suficiente para obtener algún tipo de reconocimiento público. El ciclo universitario amenazaba con diluirse sin saborear opción alguna de protagonismo individual. Pero la siguiente temporada (2001/02) sería un importante punto de inflexión en su carrera, y en buena parte, la base primaria de su valor actual. Y todo pese a un inicio nada alentador
En el mes de Agosto del año 2001 saltaba la noticia de que Marcus Haislip era declarado inelegible por cuestiones académicas. Las duras y estrictas normas de la NCAA lo suspendían para la totalidad del primer semestre, y con ello, le imposibilitarían disputar los primeros seis partidos del campeonato. Podría entrenarse con sus compañeros, pero no competir hasta que mejorase sus notas. Por si fuera poco, el centro había contratado a un nuevo entrenador: Buzz Peterson. Y no entrar, por motivos forzosos, entre sus planes iniciales podrían hacerle el camino mucho más dificultoso. Pero eso no sucedió, y desde el 15 de Diciembre de ese mismo año (fecha de su regreso a las pistas), nadie pudo frenarle en su despegue; los 14 puntos, 8 rebotes y 2 tapones firmados ante la Universidad de Memphis aquella noche supusieron el comienzo de su verdadera carrera baloncestística.
Junto con Vincent Yarborough (ya senior) lideraría a los Volts durante toda la campaña. Más si cabe desde que Ron Slay, su compañero en la pintura, cayera lesionado. El despliegue físico que acompañaba a cada una de sus acciones, su habilidad en la suerte del tapón, sus rebotes y sus espectaculares mates llamaron la atención de todo el país.
Siento que ahora ha llegado mi momento, estoy teniendo más minutos y consiguiendo más puntos. El año pasado no estaba lo suficientemente preparado. Ahora simplemente estoy intentando salir ahí fuera y mostrar a todo el mundo lo que puedo hacer
El entrenador Peterson explicaba tal cambio de la siguiente manera: Él cree en si mismo, pero lo que es más importante es que sus compañeros creen que cuando le hacen llegar el balón será capaz de anotar
Pero esta explosión en su juego no salió de la nada. Muchas horas invertidas y un duro trabajo tenían la culpa; especialmente en el gimnasio. Su cuerpo había sufrido una importante metamorfosis, y los quilos de músculo ganado le habían convertido en un jugador mucho más duro y fuerte. La combinación de capacidad atlética, potencia y fuerza lo hacían devastador en las inmediaciones del aro.
Al finalizar su temporada junior las planillas de estadísticas reflejaron unos promedios de 16.7 puntos, 6.7 rebotes y 1.7 tapones. No sirvieron para situar a la Universidad de Tennessee entre los mejores combinados del país, pero fueron suficientes para que su nombre apareciera destacado en las libretas de muchos scouts. Porque aquella NBA que se divisaba en el horizonte pasaría a ser el próximo objetivo.
Un salto prematuro, la presión de los workouts y los nervios del draft
El nombre de Marcus Haislip comenzaba a escucharse en todos los mentideros cuyo tema a tratar fuese el inminente draft. Su increíble irrupción en el baloncesto universitario le posibilitaba entrar en las diferentes quinielas, considerándolo uno de los prospectos de jugador interior más interesantes dado el potencial que atesoraba. Rumores que poco tiempo después dejarían paso al anuncio de dar el salto a la NBA; convirtiéndose en el primer Volunteer que se hacía profesional renunciando a su último año universitario, desde que en 1977 lo hiciera el inigualable Bernard King.
No fue una decisión poco meditada. De hecho en varias ocasiones había conversado con su entrenador y con su familia del siguiente paso a dar.
Marcus y yo hemos hablado muchas veces sobre su futuro. He recopilado información que hacía referencia a su proyección en el draft de la NBA y lo he puesto al corriente. La decisión final corresponde a Marcus y a su familia, declaraba entonces el coach Peterson.
Una vez asumido el reto de convertirse en jugador profesional, rápidamente se puso a trabajar para dejar constancia de que estaba listo para asegurarse un lugar en la mejor liga del mundo. Se preparó a conciencia y pronto comprobó que ascender puestos en la lista maldita dependería muy mucho de cómo se mostrase a los ojos de los responsables de las franquicias NBA: la presión y dureza de los workouts eran su primer escollo.
Algunos de estos entrenamientos privados lo llevarían a ciudades como Los Ángeles, New York o Phoenix, y el carrusel de pruebas físicas, ejercicios técnicos y competiciones de 2×2 se sucedieron. Sporting News lo elegiría como protagonista de un artículo que recogía alguna de esas vivencias. Y quien quisiera conocer lo que para Haislip suponían, bastaba con hacer hincapié en las siguientes declaraciones recogidas en el citado artículo:
Se hace difícil conciliar el sueño porque estás un poco nervioso. Pero la última cosa en el mundo que quieres hacer es mostrarte cansado
Pasaron los días, y la ceremonia del Draft 2002 tomó todo el protagonismo en el baloncesto estadounidense. Como ya es tradición, el Madison Square Garden abría sus puertas a tal insigne ceremonia, y en el green room se encontraba Marcus Haislip, a la espera de conocer lo que le deparaba su futuro más inmediato. Las previsiones lo situaban en los puestos que abarcaban el final de la lotería y la mitad de la primera ronda (11-20).
Finalmente los Milwaukee Bucks se harían con sus servicios al seleccionarlo con el pick 13, una elección que Mike Fratello, analista de la cadena televisiva TNT, catalogaría de total surprise.
La franquicia de Wisconsin también tenía en mente al pívot de Fresno State, Melvin Ely. Pero los Clippers se les adelantarían justo con la elección anterior. Curiosamente las sensaciones de nuestro protagonista fueron ciertamente reveladoras, y así las recogía el Milwaukee Journal Sentinel:
Sabía que sería elegido. Pero cuando estás sentado allí, muchos pensamientos pasan por tu mente. Después de que Ely fuese seleccionado comencé a decir: Por favor, que alguien se de prisa y me elija. Cuando esto sucedió, fue un alivio
Las casualidades del destino habían hecho que recién abandonada la NCAA el nombre de Marcus Haislip apareciese asociado al de Bernard King, historia viva de la Universidad de Tennessee. En su llegada a la NBA las coincidencias no pararían de sucederse, pues el GM de los Bucks en aquel entonces era Ernie Grunfeld. La mitad restante del histórico Ernie&Bernie Show que disfrutaron los Volunteers a finales de los setenta.
Pero aquí no terminaban las sorpresas, ya que aún restaría un hecho reseñable. Puesto que Vincent Yarborough, compañero de fatigas en el college y también en un buen puñado de workouts, lograba colarse en la segunda ronda. Así, se convertían en el noveno dúo en la historia de la Universidad en ser seleccionado en la misma ceremonia; los últimos en lograrlo habían sido Dyron Nix y Doug Roth. Ambos en segunda ronda del año 1989.
Además, Haislip se convertiría en el primer lottery pick formado en Tennessee desde Allan Houston en 1993.
El paraíso de las Summer Leagues: Marcus Haislip y su sorprendente lanzamiento exterior
Como siempre, las declaraciones de un GM hacia los chicos en quienes ha depositado su confianza suelen estar cargadas de mensajes positivos; y en este caso Grunfeld no iba a romper con esta norma no escrita:
Estamos muy contentos con Haislip. Él es uno de los jugadores más atléticos de la primera ronda. Es muy explosivo y el tiene la posibilidad de convertirse en un gran jugador
El primer contacto de un novato con la NBA pasa por las Summer Leagues, allí, junto con los jugadores en busca de contrato, deberá mostrar las cualidades que han permitido su elección. Y más expectación se crea cuanto más elevado es el lugar en el que has sido seleccionado. Sin embargo, para Marcus Haislip fueron poco más que el paraíso. Llamando la atención especialmente en un aspecto del juego que hasta entonces nadie le asociaba: el lanzamiento exterior. Y como si de un regreso al futuro se tratase, quizá todos podamos hacer memoria y comprobar como en su etapa en el baloncesto turco (Ulker-Efes) sucedió algo similar.
En la competición celebrada en Orlando ya dejó muestras de esta novedosa forma de jugar. Ya que en el partido que enfrentó a los Bucks con la franquicia anfritiona, Haislip conectó 4 triples de 5 intentos; tres de ellos sin fallo a lo largo del segundo cuarto. Pero lo que podría haber quedado en mera anécdota tuvo su continuidad pocos días después. Ya que sería capaz de anotar seis lanzamientos de tres puntos en un choque ante los Hawks de DeMarr Johnson.
Ernie Grunfeld sería uno de los más sorprendidos:
Nosotros desconocíamos que podía lanzar así
él realmente nos ha sorprendido con ese rango de lanzamiento
Continuará