Polonia entera todavía estaba con la boca abierta tras la exhibición de Bojan Malesevic hace dos semanas en el partido que su equipo, el Unia Tarnow, disputó contra el Astoria Bydgoszcz. En este encuentro el base serbo-bosnio del equipo polaco consiguió repartir 18 asistencias.

Malesevic, de 25 años y 1,99 metros de altura, había llegado al Unia Tarnow en febrero, y tras sólo dos semanas de jugar con sus actuales compañeros consiguió compenetrarse con ellos de tal manera que destrozó el record de asistencias en la liga polaca.

Sólo dos semanas después, este record ha sido batido por el veterano Milos Sporar (30 años, 1,87 metros), del AZS Koszalin. El jugador esloveno, que fichó por el equipo en el verano, procedente del APOEL de Nicosia chipriota, en la paliza que endosó su equipo al Notec Inowroclaw (victoria por 126 a 96). El base, que promedia 5 pases de canasta por partido, repartió la increíble cantidad de 21 asistencias en este partido.

Sporar no ha sido un base que destacara especialmente en este apartado estadístico, salvo en ligas menores (por ejemplo en Chipre llegó a las 4 por partido), pero en sus etapas en la liga francesa o croata era un jugador más anotador. Malesevic, sin embargo, sí es de ese tipo de bases puros en peligro de extinción. En los cinco partidos que ha jugado en Polonia mantiene un promedio espectacular: 11,2 por partido y ya fue el mejor pasador de la Premier israelí el año pasado, con casi 10 asistencias por partido.

Para establecer una comparación que permite valorar la magnitud de estas hazañas, en la NBA, con unas reglas mucho más relajadas en este aspecto y donde se consideran como asistencia pases que en Europa nunca se contabilizarían como tales, el record lo tiene Scott Skiles (actual entrenador de los Chicago Bulls) con 30 unidades.

Tras estas dos exhibiciones casi consecutivas, la liga polaca ha cobrado otro aliciente, ¿se volverá a batir el record en lo que queda de liga?