Ya estamos acostumbrados a ver niños en los NBA Drafts. De hecho es hasta raro ver que un chaval que destaca en college, aunque sea de primer año, no de el salto temprano a profesionales. Julius Randle, Andrew Wiggins, Joel Embiid, Jabari Parker, Zach LaVine, Noah Vonleh o Aaron Gordon son claros ejemplos de ello. Recién aterrizados desde high school y con sólo una campaña freshman no sólo han decidido presentarse a la lotería sino que además aspiran a ser elecciones altas. O los Marcus Smart, Kyle Anderson, Nick Stauskas, Rodney Hood o T. J. Warren, todos ellos de segundo año que ya no volverán a pisar una cancha colegial como jugadores NCAA. Casos como Doug McDermott, Shabazz Napier, Patric Young o Cleanthony Early son la excepción. Jugadores que por una cosa u otra han terminado periplo colegial y pasan automáticamente a ser elegibles.
Por otro lado cada año la March Madness siempre nos regala algún prospect que de repente, sin que nadie contase con él, acaba elevando su hype gracias a jugar un gran torneo o una excelente Final Four. Un ejemplo cercano es el del samoano Peyton Siva, base de Louisville que la pasada campaña hizo una Final Four en Atlanta fantástica que le sirvió para ganar el título con Louisville, y para salir seleccionado en el Draft cuando nadie contaba con él durante la liga regular.
Este año algo parecido le ha pasado al siete pies de tercer año de Wisconsin Frank Kaminsky. Sus 43 puntos en liga regular ante North Dakota, record histórico de la universidad en anotación individual en un encuentro, se vieron reforzados por un buen Torneo Final donde precisamente una excelente actuación suya ante Arizona Wildcats, metió a los Badgers en la Final Four. Victoria por un punto con 28 puntos y 11 rebotes de este versátil ala-pivot, y los NBA scouts con los ojos haciendo chiribitas. Sin embargo, y tras muchas llamadas, consejos y horas, muchas horas de conversaciones con la almohada, Kaminsky que tenía todas las papeletas para dar el salto a pesar de quedarle un año más de elegibilidad, ha decidido permanecer en Madison haciendo pública su decisión final con una carta publicada en su propio blog "Mooseball":
"Gracias a una gran segunda mitad de temporada y un buen torneo, me he colocado en una posición en la que todo el mundo habla de mi como un prospect NBA. No creo que nadie que juegue a baloncesto diga que cosas así no les hace sentir bien. Toda mi vida he tenido el sueño de jugar en la NBA, concretamente en los Bulls de Chicago. Desde que mis tíos trabajaban para la franquicia, pude merodear por las instalaciones de los Bulls con asiduidad, bien en mis cumpleaños o bien porque sí. Lo mejor era cuando los jugadores estaban también por allí. Me acuerdo cuando tenía 5 años, en 1998, y estaba en el pabellón a la vez que Randy Brown, Dennis Rodman y Michael Jordan. Recuerdo estar rodeado de estrellas y lo único que quería era ser como ellos. Mi tía me regalaba a veces algo de su equipación y yo me la ponía y tardaba días en volver a quitármela. Luego volvía a casa y le decía a todo el mundo en el colegio que era el mejor amigo de Michael Jordan y que él me había regalado su ropa. Por desgracia, por aquella nadie le daba importancia.
Cuando empecé a escuchar sobre la opción de ser una posible elección en este próximo draft, intenté aislarme de esas habladurías como pude durante el Torneo NCAA. Mi objetivo era ganar el título nacional, y a partir de ahí, descubrir lo que vendría después. Tras perder en semis, en la posterior rueda de prensa me avasallaron a preguntas sobre mis planes futuros. Acababa de perder el partido más importante de mi vida y la gente ya me estaba preguntando si iba a continuar en la universiad o me iba a ir. No tenía ni idea. Estaba tan frustrado y enfadado con la derrota que las preguntas sobre mis planes futuros acabaron aislándome del momento. Creo que mis palabras exactas fueron: "no me voy a ninguna parte", aunque realmente no estaba seguro de ello en ese momento.
Hasta ese día, mi padre hizo un gran trabajo aislándome de todo ese ruido y manteniéndome concentrado en el juego. Una vez terminó aquel partido, estuve un tanto abrumado con todas las percepciones y opiniones sobre mi como posible jugador NBA. El teléfono de mi padre no paraba de sonar con llamadas de gente diferente diciéndole montones de cosas. Recopilamos toda la información posible. Os explico por qué.
Lo primero de todo, a quién no le gustaría descubrir como la gente al siguiente nivel ve el potencial de tu carrera como jugador NBA. Descubrir qué creen que es en lo que debes trabajar más, qué haces bien y qué es lo que esa gente está buscando. Creo que hubiese sido tonto si hubiese ignorado esta información.
En segundo lugar, la idea de no estar siempre sin un duro era muy atractiva. Sé que voy a la universidad y que conseguiré mi título sin haber pagado ni un dolar, pero en cierto modo uno se cansa de no tener ni un centavo en el bolsillo. Odio mirar mi cuenta del banco a final de mes y comprobar que sólo me quedan $20. El atractivo del dinero podría atraer a cualquier atleta o a cualquier estudiante.
Además me gustaría decir que siempre ha sido un sueño para mi. No puedo decir cuantas veces he pensado en la NBA. Pero jugar en la universidad me ha hecho darme cuenta de algo. Algo importante.
Estoy en la cúspide de mi carrera como jugador de baloncesto, al menos desde mi punto de vista. Sé que la NBA cuenta con fans y demás cosas, pero si te fijas en todos sus partidos, hay algunos en los que casi no hay aficionados, y son tremendamente aburridos. En el Kohl Center jugamos ante casi 17.000 espectadores cada noche que salimos a la cancha. Cuando viajamos jugamos ante aficiones que nos odian y donde las entradas llevan agotadas varias semanas. No por quién está en el equipo rival, sino por la universidad para la que jugamos. ¿Quién podría dejar de vivir eso?
Después, mis compañeros de equipo se han convertido en mi familia fuera de mi casa. Cierto es que a veces una familia disfuncional, pero en todo caso, una familia. Me siento muy unido practicamente a cualquiera de mis compañeros. Si tengo la suerte suficiente de conocer a mi futura mujer, estoy seguro de que ya he conocido al que será mi padrino de boda, mi compañero de habitación Jordan Smith.
Por último pero no menos importante, soy 100% optimista con el equipo que vamos a tener la próxima campaña. Sólo perdemos a un jugador del equipo de los que consiguió que nos metiésemos este año en la Final Four, y ahora todos tendremos un año más de experiencia. He dicho esto antes y seguiré diciéndolo. Odio perder hasta tal punto que estoy dispuesto a hacer cualquier cosa con tal de ganar. No me importa si tengo que promediar 2 puntos por encuentro. Mientras ganemos, estaré contento con ello. Ganar trofeos y anillos ha sido siempre más atractivo para mi que ganar premios individuales. Aún no he ganado lo suficiente con mi universidad como para llamarlo una "carrera". Sí, hemos conseguido meternos en una Final Four, pero eso no significa que hayamos ganado nada. Ha sido un gran logro y ha faltado poco para completarlo, pero no hemos ganado al final. Con el resto de jugadores y piezas del equipo que volvemos este año creo que podemos ganar la conferencia Big Ten, y después incluso ganar el maldito torneo.
Voy a ser honesto, amo con locura la universidad. Llamadme Joe College si quereis (así llaman al típico chico de todos los campuses que todo el mundo quiere en sus fiestas). Me he sentado y pensado mucho al respecto durante largo tiempo, y sigo pensando lo mismo, que volver con mis compañeros y terminar periplo colegial es lo mejor que puedo hacer. Creo que no sería capaz de vivir lamentandome por no haber jugado el año senior con los Badgers por acabar jugando en la D-League o terminar en Europa. No tengo ninguna duda de que saldría elegido en este draft. Creo que algún día mi nombre formará parte del roster oficial de alguna franquicia NBA, pero no es algo normal que le ocurra a la mayoría, y menos a un chico de 2,10m como yo con un físico atlético justo.
La NBA puede esperar. No se va a ir a ninguna parte, y yo tampoco. Sé los beneficios de volver a la universidad, tanto como conozco los riesgos de hacerlo. Pero en este caso, los beneficios compensan los riesgos. Me he comprometido con la Universidad de Wisconsin, y la universidad se ha comprometido conmigo. ¿Quién habría pensado al final de la pasada temporada que a día de hoy estaría en esta situación? Nadie hubiese apostado por mi entonces. Si me conoceis, sabréis que me siento orgulloso de mi lealtad. Siempre seré leal con aquellos o aquello que me preocupa y me imporrta, y esta institución me importa mucho así como su equipo de baloncesto. Se han convertido en parte de mi identidad y de lo que soy.
Resumiendo…quiero decir que amo este lugar. Estoy exactamente donde necesito estar. La Universidad de Wisconsin me ha dado la oportunidad de ser lo mejor que puedo ser. Así que, ¿por qué no darle a la universidad el mejor equipo de baloncesto que pueda saltar a la cancha de este campus?"
(highlights de su noche histórica ante North Dakota:)
youtube://v/fQGPAx6fcG0
¿Qué opinais? ¿Hace bien Kaminsky? ¿Deben los jugadores cumplir los 4 años colegiales o deben saltar a la NBA lo antes posible?