Fabricio Oberto cuenta a un medio de comunicación argentino, La Voz, lo que le llevó a tomar la decisión de retirarse: un problema de salud que apareció a los 35 años, una arritmia por un problema congénito puso fin a su carrera deportiva. El interior argentino cuenta cómo surgió todo:"En un entrenamiento sentí literalmente el corazón en la boca. Les pedí a los entrenadores un monitor y vimos que hacía 214 latidos por minuto. […] Lo mío fue una arritmia por un problema congénito que se manifestó en ese momento. El médico me planteó hacerme una cardioversión, que consiste en un shock eléctrico para restablecer el ritmo cardiaco a la normalidad. Me dijo que tenían que hacer un reboot, pero le respondí que eso consistía en apagar y volver a encender la computadora: eso me iban a hacer. Le pregunté qué pasaría si no arrancase, y me contestó que me abrirían y me resucitarían. Esto fue a las 13.30 y a las 16 me estaban apagando. A los dos días jugué los Play-Offs y salimos campeones".
Todo un luchador el que fuera interior del TAU Cerámica y Pamesa Valencia. Pese a ello, a Oberto le tuvieron que resetear tres veces, pero cada vez se repetía la arritmia con menos tiempo: "Entraba al quirófano con la presión de ver que estaba preparado como si se tratara de una cirugía a cielo abierto, con 20 personas, especialistas de distinto tipo. La última vez estuve cerca de cuatro segundos, luego vi el electrocardiograma con la línea horizontal". Momentos muy duros para el jugador, que confiesa el temor que le producía el exceso de información: "Leí libros de medicina sobre mi problema eléctrico, pero llegué a la conclusión que es mejor saber lo justo y no tener demasiada información".
Estuvo dos años así, hasta que en 2009 le practicaron la ablación: le controlaron a distancia durante un año y medio, incluyendo cuando jugaba partidos. "Tuve una recaída en 2010 por unas vitaminas que estaba tomando. Tenía 36 años y evalué cuánto más podía estirar mi carrera, cuánto arriesgaba y cuánto valía la pena teniendo una hija. El 4 de noviembre me retiré mientras jugaba en Portland". Aun así, en 2011 volvió a jugar en Atenas (sus primeros pasos en Europa fueron en el Olympiacos), pero se lesionaba con frecuencia. En 2013 disputó su último partido En Argentina para así dar por finalizada su carrera deportiva como jugador de baloncesto: "No le podía pedir ni dar nada más al básquet".
También recuerda que, en sus incios, sufrió una fuerte depresión cuando jugaba en Grecia: el precio para aspirar a jugar en la NBA era muy alto y Oberto estuvo cerca de retirarse a los 23 años: "Regresé a Córdoba y no quise volver a jugar, el básquet había perdido sentido para mí. Estuve seis o siete meses deprimido y recurrí a un psicólogo y a un psiquiatra".
Ahora, tras retirarse, el pívot argentino se dedica a múltiples tareas, como la radio. Tiene una banda de música, una bodega y es codirector de una diplomatura de gestión de deportes. Además, confiesa que hace ejercicio y va a jugar con sus amigos a baloncesto cada 15 días, pero concluye que lo que más le enorgullece es que la gente le siga brindando su cariño. La salud, pues, le sonríe por fin a este magnífico ex-jugador de baloncesto.