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Su padre, Tony White, era un extraordinario anotador. Un ‘combo-guard’ de vértigo. No era muy alto (1.90) ni un gran atleta, aunque sí tuviese un primer paso resolutivo. Tampoco era un gran pasador ni resultaba demasiado eficiente defendiendo… pero qué instinto, cómo anotaba. Su facilidad para sumar puntos marcaba la diferencia, le convertía en dinamita. Aquel año, su segundo en el Fórum, fue el máximo anotador de la ACB, promediando 21.2 puntos por encuentro. Era un martillo.
Además, en la Copa del Rey, el conjunto pucelano eliminó al Real Madrid en los cuartos de final, en un espectacular y sorprendente partido en el que David pudo con Goliat. No pudo hacer lo mismo en las semifinales con el Pamesa Valencia (que acabó siendo campeón, con un Nacho Rodilla estelar), pero Valladolid estaba de nuevo en el mapa. Fue una de las tres ocasiones en la historia en las que el Fórum consiguió clasificarse para unas semifinales coperas.
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Convertido en trotamundos del Viejo Continente, sin encontrar estabilidad en ningún país, acabó regresando de forma efímera a España en el año 2000, sustituyendo a Nate Higgs para tratar de ayudar a un TDK Manresa inmerso en una situación desesperada y que acabó derivando en su descenso aquel año a la categoría de plata del baloncesto nacional.
Pero su final tampoco resultó como tal, sino que fue mas bien un punto y aparte. Porque la esencia de Tony White regresaría al baloncesto apenas unos años más tarde. No en su cuerpo pero sí en el de su hijo, una imagen especular de lo que él fue. Un relámpago con la mente fija en sumar puntos. El vivo retrato de su padre.
GENÉTICA ANOTADORA
Y es que Tony White Jr mostró ya en High School qué tipo de jugador escondía. Durante su año senior registró más de 22 puntos por encuentro en Bearden (Tennessee), donde acabaron retirándole la camiseta. Tenía un gran tiro y un enorme desparpajo sobre la cancha, cualidades que le permitían superar el hándicap de su tamaño. Eran 182 centímetros de escolta metido en un cuerpo de base, una vieja historia del baloncesto.
Comenzó su periplo universitario (2006) en College of Charleston (Carolina del Sur). Su llegada estuvo marcada por un acontecimiento, coincidió con la de una leyenda de los banquillos universitarios. Y es que Bobby Cremins, maestro en Georgia Tech durante casi dos décadas, había vuelto a sentir la necesidad de entrenar tras unos años de retiro.
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“Su baloncesto mejoraba en los partidos importantes. Recuerdo cómo vencimos a Davidson (2008-2009), cuando tenían a Stephen Curry (ahora estrella en los Golden State Warriors) en el equipo, con una tremenda actuación de Tony”, reseña Cremins, que define a White Jr como un “excelente tirador y anotador” que además juega con inteligencia. “Tenía poca altura y peso pero su explosividad y habilidad le permitían anotar ante cualquiera”, explica.
Pero si algo gustaba a Cremins de su pupilo era su carácter. “Era un chico ejemplar, jamás tuvimos un solo problema con él. Todo el mundo le quería y respetaba en el vestuario porque era un jugador que priorizaba siempre el equipo”, valora Cremins, que guarda un sensacional recuerdo de sus años junto al chico.
Tony White Jr fue una sensación en los Cougars. Se marchó siendo el segundo líder histórico en triples anotados (253), cuarto en asistencias (347) y noveno en puntos (1499). Pero toda la esperanza que generó su figura durante sus cuatro años de periplo universitario se tornó pronto en tragedia.
LA PRECIPITACIÓN COMO ENEMIGA. APRENDIZAJE. Y EL FUTURO COMO ALIADO
En Alemania se interesaron por él y, sin seguridad alguna de dónde iría y cómo serían realmente las condiciones de su estancia, el jugador se marchó de forma precipitada, pensando que la oportunidad en el extranjero le haría crecer, que sería el paso previo a una buena carrera en Europa, tal y como sucedió con su padre años atrás. La realidad fue bien distinta. El agente del jugador, Jared Karnes, contaba con varias ofertas y, pese a tener casi cerrado el acuerdo con el SVD Dortmund, finalmente acabó en el Spot Up Medien Baskets Braunschweig, de la Pro-B alemana.
Tras un breve paso por el BSV Wulfen, también de la Pro-B germana, White tuvo que volver a Estados Unidos. La situación no era como él imaginaba o le habían dicho que sería. Resultó un paso atrás en su progresión. Ni tenía el rol esperado ni la relevancia como para aspirar a algo más, partiendo de su posición. Volver a su país era entonces lo más coherente.
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Su sitio ahora es Kazakhstan, el Barsy Atyrau, que compite en la Liga Báltica. Allí intenta hacerse un nombre y demostrar que tiene condiciones y personalidad como para aspirar a mucho más. El camino es largo y tortuoso. Pero Tony White Jr lleva la anotación en la sangre. Su ADN y su instinto le convierten en un jugador especial, uno de esos a los que solo el azar separa de una buena oportunidad que le permita demostrar quién es realmente.
Por qué no en España, dentro de un tiempo. No se olviden de su nombre… por si acaso.
Comentarios
A mi me parece un articulo estupendo y me alegra que alguien nos muestre que Tony White Jr existe y quizas un dia le veamos por aqui, entonces sabre que efectivamente es hijo de Tony White como explican por aqui. Excelente articulo. Estas cosas son las que hacen grande a solobasket
Siempre consideré a su padre como uno de los mejores jugadores de la ACB de aquella época. Lo que pasaba era que la prensa no hablaba tanto de él, supongo que al no jugar en uno de los equipos punteros fue decisivo. Pero hacía unas grandes estadísticas.
Está bien el artículo, pero sinceramente, no entiendo el interés que puede haber en un tío que juega en kazakhstan...supongo que es por su padre, pero en fin,creo que hay personajes más interesantes que este.
jugadores como tony white jr hay en estados unidos a patadas. Lo que pasa es que muchos dejan el baloncesto antes de intentar emigrar a europa.
Muy buen artículo, no conocía su historia aunque si recuerdo a su padre. Espero que tenga mucha suerte y ojalá le veamos destacar pronto.