El Real Madrid no pudo con un Olympiakos que nunca se dio por perdido (87-89). Ni en el segundo cuarto con el arreón de Cornelie y Musa (17 puntos) ni con el vendaval ofensivo de Llull (14p). Vezenkov fue el mejor de los griegos (23p, 12 rebotes y 29 de valoración), mientras que Sloukas fue el encargado de echarse el equipo a la espalda para culminar la remontada.

Crónica del partido

Qué bonito es el baloncesto cuando hay bailes en la zona, buenas circulaciones de balón y triples que aúpen al público. Así arrancó el Real-Madrid-Olympiakos: mientras Yabusele y Tavares ponían el listón alto, Vezenkov parecía manifestar algo parecido a: “haced, haced, que ahora me toca a mí”. Y efectivamente, el ala-pívot búgaro empezó su show particular ya en los primeros compases del encuentro. Tras unos triples al final del primer acto, el duelo se mantuvo igualado. Musa fue el protagonista de mantener a flote a los blancos con dos triples entre el término del primer cuarto e inicio del segundo; minutos después, llegaron los mejores minutos de los de Chus Mateo gracias al bloque francés (Cornelie y Causeur). Pero al parecer, este partido no estaba destinado a que ninguno de los dos equipos cogiera una renta cómoda: liderados por Sloukas, los griegos volvieron a atacar a las mil maravillas y ejercer como desatascador para que Olympiakos pusiera las tablas de nuevo al descanso.

Dicen que los terceros cuartos son decisivos en muchos casos y, si bien no decidió mucha cosa en el WiZink Center, sí pudimos ver a Tavares reinando en la zona con dos 2+1 y, sobre todo, un Vezenkov en modo killer silencioso que se iba acercando al doble-doble y opositando a MVP en el primer mes de competición. Todo estaba muy apretado y los parciales no daban mucho de sí. En el periodo definitivo, Llull encendió al público con tres mandarinas y con ese carácter tan ganador que se puede contagiar tan rápido. El base del Real Madrid puso el +6, pero el camino no iba a ser tan plácido en los minutos finales. Sloukas, que había hecho pasos escasos segundos antes, se paseó por la zona para culminar un parcial que les permitió ponerse por delante con apenas un minuto por jugarse. Y fue el propio base el que tiró de épica y sacó toda su magia para sentenciar pese a la insistencia de Llull por mandar el encuentro a la prórroga (87-89).