
Los playoffs de una competición europea regresaban al pabellón Príncipe Felipe y Casademont Zaragoza se veía las caras ante un Lietkabelis que llegaba desde Lituania con ganas de dar la sorpresa en los octavos de final de la Basketball Champions League.
El conjunto lituano empezaba el encuentro con las ideas muy claras, buscar en todo momento a Sakic y producir puntos a través de él, mientras sus compañeros principalmente esperan abiertos. El ala-pívot croata se ponía con 10 puntos en este cuarto denotando la importancia en el juego de su equipo. Por su parte, los rojillos jugaban un juego más pausado y elaborado buscando siempre la mejor opción, ese juego tan coral que han ejecutado los de Porfi Fisac a lo largo de la temporada. El partido no estaba siendo del todo cómodo para los locales al no poder defender tal y como nos han mostrado durante esta campaña, lo que provocaba que su ventaja al final del primer cuarto fuese por la mínima (21-20).
Mal inicio de segundo periodo para los zaragozanos, que veían que por muchos triples que pudiesen anotar, Lietkabelis contestaba de la misma forma y anotaba en todos sus ataques, dándole la vuelta al electrónico y dejando algunas dudas en el juego maño. Casademont Zaragoza seguía sin encontrar su mejor ritmo de partido, luciendo un juego gris en ambas partes de la cancha y dejando bastante libre a los visitantes. A pesar de ese juego tan denso, los maños conseguían ponerse de nuevo por delante en el mercador y acudir así a un descanso muy necesario para intentar mejorar en la segunda parte (45-39).
Tal y como se presuponía, el descanso y las charlas en el vestuario daban sus frutos para ver una mejoría en el juego zaragozano, sin dejar atacar tan fácilmente a sus homónimos lituanos y con ataques más fluidos, llegan así a ponerse por encima de los 10 puntos de ventaja, destacando especialmente la actuación de Radovic en ambos lados de la pista. Subía la intensidad y los decibelios en el pabellón y los locales, si bien habían visto frenado su ritmo anotador en la segunda parte de cuarto más allá de Seeley, seguían sin dejar jugar cómodo a los lituanos, los cuales veían como sin Sakic y sin Dimsa pudiendo producir, su anotanción se veía notablemente lastrada, dejando el marcador para los últimos diez minutos en 65-49.
En cuanto la diferencia se movía entorno a los 15-20 puntos, el partido se tornaba en una actuación soporífera en cancha por parte de ambos conjuntos, que parecían guardarse la intensidad y el ritmo ofensivo para los próximos duelos ligueros. El partido seguía avanzando y los brazos de los jugadores rojillos se habían bajado definitivamente, dejándose llevar en los minutos finales y dejando que el marcador final fuese de 76 a 67, consiguiendo así la primera victoria de los octavos de final.

O juegan todos o no juega nadie. Que el juego en ataque de Casademont Zaragoza se caracteriza por ser coral y sin centrarse en individualidades es un hecho bien sabido por todos, pero es que estas características de su juego las llevan al extremo. Cuando los zaragozanos consiguen entrar en ritmo de partido, todos sus protagonistas son partícipes y todos suman, pero en cuanto ese ritmo de juego desaparece, no se ha visto capaz a la dirección de juego maña encontrar otras salidas y dar respiro a su ataque, lo que ha dejado un sabor agridulce en la victoria rojilla, mostrando claramente que puede ofrecer una mejor imagen.
Muchas individualidades y poco juego. Lietkabelis se mantuvo en partido siempre que Zeljko Sakic y que Tomas Dimsa estaban anotando y produciendo ventajas, porque una vez ambos jugadores se apagaron, el partido se acabó para los lituanos. Si bien al descanso ambos jugadores estaban logrando unas muy buenas actuaciones, en el tercer cuarto Casademont zaragoza consiguió sacarlos del partido, secando por completo el ataque visitante y mostrando las grandes carencias de estos en la faceta ofensiva.
Zaragoza necesita recuperar a sus bases. Uno de los mayores peros que se le puede poner al partido de hoy de los rojillos y a los últimos encuentros que han disputado es que sus dos bases no están mostrando ni de lejos el mejor rendimiento. Son otros compañeros los que están dotando al equipo de ritmo ofensivo y encontrando las ventajas. Tema aparte comienza a ser los porcentajes maños desde el tiro libre, donde apenas conseguían meter 8 de 17 intentados, con un paupérrimo 47%.


