Fue arrollador, sin más. El inicio del Barcelona en Tenerife fue arrollador: ritmo Huertas, jugadas para Tomic, Mickeal alardeando de clase y zona, sobre todo, defensa en zona. El Canarias ni lo esperaba, ni lo vio venir, y lo único que alcanzó a vislumbrar fue un comienzo demoledor: 0-8. Tiempo muerto.

Los locales empezaron a producir, pero el paisaje era el mismo: el Barca tiraba y el Canarias se estiraba. Trío de ases, triángulo mágico. Tomic, Mickeal y Huertas dominaban el partido hasta conseguir la decena de puntos como ventaja (8-18). Allí llegó Donaldson con una falta y una canasta, pero lo mejor llegó después. Sekulic, Sekulic y Sekulic elevado al cubo. Con 13 puntos en el primer cuarto, el montenegrino fue el salvador tinerfeño ante el primer cuchillazo blaugrana (23-25).

El segundo cuarto trajo el segundo tirón visitante. Abrines y Wallace, juntos y revueltos. Entre ambos estiraron de nuevo el marcador con un parcial de 4-9 (27-34). Sin embargo, los canarios volvieron a tener capacidad para responder y, con Saúl Blanco por bandera y estrella, el cuadro de Alejandro Martínez remontó (37-36).

Los canaristas se mantuvieron firmes y el culpable era el mismo Saúl Blanco de siempre, o el de nunca. Un triple suyo aniquiló un segundo cuarto que moría con el triunfo momentáneo de los locales (44-43).

Tercer cuarto y tercer intento. Los de Xavi Pascual volvían a por ello. Sin Navarro siempre es más difícil romper los partidos y el Canarias no se lo ponía fácil. No lo hacía por garra y coraje, porque en casa los tinerfeños son durísimos. Ante la creciente igualdad (57-60), Huertas y Lorbek volvieron a poner tierra de por medio (57-65), mas Blanco quiso que la esperanza fuese una constante para los suyos (60-65). ´

Mismo final y mismo comienzo. Blanco por aquí, Blanco por allá. El ovetense inauguraba los últimos minutos y comprimía el choque (62-65). No obstante, el Barcelona quería terminar el cuento de nunca acabar, al Canarias que nunca se despega, y Donaldson lo ayudó. Con 64-69 en el electrónico, Jawai fue al aro. En su camino casi siempre plácido hacia el mate se cruzó Donaldson. Los árbitros vieron falta y el jugador local un tapón magistral. La locura invadió su reacción y entre golpes, reclamos, técnica y tiros libres, los blaugranas se marcharon en el partido (64-75). Wallace ahondó en la herida con un triple que con la falta valió por cuatro (68-79).

Al Canarias le quedaba una última vida antes de morir y, con un parcial de 7-0, regresó a la lucha activa por la victoria (75-79). Pero Marcelinho vino con su descaro, vio que había peligro y venció con su calidad. Dos triples del base ahogaron a los locales, que ya no tuvieron ni tiempo, ni vidas, ni puntos, ni posibilidades para volver a reaccionar. Los catalanes derribaron el fortín canario (81-89).