RESULTADO: REAL MADRID, 65 – BASQUET MANRESA, 54
REAL MADRID: Victoriano (16), Digbeu (2), Mumbrú (16), Alston (4) y Hernández-Sonseca (3) –quinteto inicial–; A. Reyes (11), L. Angulo (5), Tarlac (8) y Mena (-).

BASQUET MANRESA: Oliver (8), Cilla (2), Laviña (7), Llorens (12) y Patterson (6) –quinteto inicial–; Escudero (3), Lázaro (9), Williams (7), Peñarroya (-)

PARCIALES: 17-10, 18-15; 11-21 y 19-8.

CRÓNICA

El Real Madrid se abonó una vez más al sufrimiento para apurar sus opciones de estar en la próxima edición de la Copa del Rey pero dio un paso de gigante para garantizar su participación en el torneo copero al derrotar (65-54) al Basquet Manresa.

Los blancos se complicaron en un desastroso tercer cuarto un choque que tenían en todo momento controlado y tuvieron el miedo en el cuerpo hasta el instante final para superar a un conjunto como el manresano, un recién ascendido a la ACB, que con lo justo fue capaz de llegar con opciones al tramo final del encuentro.

No obstante, la determinación de Mumbrú y Victoriano en el último cuarto, con todo en el aire, sirvió para que el Madrid sacara adelante una decisiva victoria que le hará depender de él mismo para estar en la Copa en la próxima jornada, en Girona, donde incluso podría valerle con la derrota.

Los manresanos hicieron, posiblemente por primer vez, que el Madrid se viera superior, tanto en juego como físicamente, de inicio sobre un rival. El conjunto catalán cuenta con lo justo para decir que es equipo de la ACB, a pesar de que se presentaba en el Raimundo Saporta metido en la pomada por un hueco en la Copa del Rey, y que saca a relucir todas sus carencias cuando juega lejos del Nou Congost sin el respaldo de su afición, donde ha logrado seis de sus siete victorias.

Ya en la lucha cuerpo a cuerpo el Basquet Manresa salía a la cancha con la guerra perdida. Con un hombre alto como Patterson (2.06) al que le gusta acudir más al perímetro a lanzar de tres que bregarse dentro de la zona y con falsos pívots como Llorens o Williams, ambos en los dos metros por los pelos, la pintura parecía el paraíso para las torres madridistas.

El Madrid, que veía como se quedaba sin Alberto Herreros antes de iniciar el choque al sufrir el capitán madridista un pinzamiento en el menisco durante el calentamiento, no necesitaba hacer grandes alardes para vivir en la más absoluta tranquilidad.

Tras un inicio donde más que un compromiso del más alto nivel con cosas importantes en juego parecía que ambos equipos estaban jugando un partido de patio de colegio, inmerso en una sucesión de despropósitos y convertido en un correcalles, los de Imbroda no tardaron en tomar una cómoda renta (16-8) ante un rival que tenía muchos problemas para sumar puntos (17-10, min. 10).

Mumbrú, el hombre regular de este año en los blancos, y Victoriano, asumiendo el protagonismo ganado con la ausencia de Mulaomerovic, llevaban la voz cantante en ataque de un Madrid donde Reyes, con pívots enfrente de los que le gustan a él, daba por fin con un partido a su medida la zona.

El Manresa tuvo una tímida reacción al inicio del segundo cuarto, pero Victoriano, con dos triples de ocho metros, se encargó de que la cosa no fuera a más. El Madrid, a pesar del descanso, obligado por las faltas personales para Victoriano, no volvió a dejarse sorprender y se fue al descanso con el triunfo medio encarrilado (35-25) frente a un rival que no daba sensaciones de poder inquietarle.

PARTIDO NUEVO.

Pero no hay rival pequeño para los blancos, y si es así ya se encargan ellos de engrandecerle, y los de Imbroda se empecinaron tras la reanudación en abonarse de nuevo al sufrimiento. Los manresanos, a base de triples, apretaron al máximo el marcador (41-40) y llevaron los nervios a un Madrid que comenzaba a verse, en lo que parecía una tarde placida, de nuevo con el agua al cuello.

Los madridistas parecían haber perdido por completo el rumbo y en una de esas lagunas a las que tienen tan acostumbrada a su afición a lo largo de toda la campaña terminaban por complicarse la vida. El Basquet Manresa, que desde el 0-2 inicial no había mandado nunca en el partido, veía como de una canasta de Llorens le situaba, algo casi impensable, por delante (45-46) y le permitía iniciar el acto final con todo igual que al principio (46-46) tras un parcial de 11-21.

Mumbrú, como tantas veces en lo que va de temporada, y Victoriano sin embargo acudieron en ayuda de su equipo cuando las cosas estaban muy feas. A ello se unió al acierto de Imbroda que cambió a una defensa en zona que acabó en seco con la inspiración ofensiva del Manresa.

El catalán y el argentino, letal desde el 6.25, se echaron el equipo a la espalda para que la cosa no fuera a más y firmar un triunfo (65-54) que permite a los madridistas, después de lo mal que pintaban las cosas tras la derrota ante el Barcelona, tener en su mano el billete para la Copa de Valencia.